Blog de notas

Publicado el Vicente Pérez

¡Que el Che proteste contra las Farc!

Colombia tiene una herida social muy profunda que nos hace intolerantes, a veces, irracionales. La dignidad lacerada de nuestro país de la que manan lágrimas con las muertes violentas, con los secuestros, es la que con no poca alevosía se alegra de otro tipo de muertes, se siente reivindicada. Aunque no sea políticamente correcto, tiene sus explicaciones en el odio y la degradación humana de la guerra.

Esa herida social cierra las puertas al diálogo, censura otras vertientes interpretativas de la realidad. Quizás por eso a una mujer venezolana que participó de la manifestación contra la violencia en Barranquilla (o contra las Farc, eso no está claro) la sacaron de la protesta por llevar consigo un cartel con una imagen del Che Guevara y una leyenda que rezaba “Che no es muerte, Che no es narcotráfico”.

En otras palabras, quería decir que el Che no es las Farc, o que esa guerrilla usa la imagen del Che como una máscara para esconder el vacío ideológico y el absurdo de su continuidad. Los demás manifestantes seguían contrariándola, uno dijo:

—Ese señor fue el que creó las Farc.

Ni el Che creó las Farc (sí las apoyaría en sus orígenes campesinos), ni tampoco debe interpretarse como esa figura románticamente perfecta de antiimperialismo y revolución utópica adaptada a tiempos no comunistas, como parece transmitir el mensaje de que en la mayoría de las universidades públicas de Colombia –con tantos motivos y figuras para homenajear– haya una plaza del Che.

La tensión subió, la herida social no soportó más y los demás manifestantes le quitaron el cartel y lo rompieron mientras entre aplausos gritaban “¡fuera, fuera!”, “viva Colombia”, “esto es una marcha contra las Farc”. Aunque la mujer había sido clara en que estaba en contra de las Farc.

Cada movimiento tiene sus intereses y su centro ideológico: los estudiantes parecen estar motivados por ideas liberales, cuando no de izquierda (y hay quien dice que la Mane cultiva ideas radicales); los reaccionarios al movimiento estudiantil que rechazan la marcha parecen ser de la facción retrógrada de la derecha; quienes motivan las marchas contra las Farc, en un amplio sector favorecen a la derecha política (con excepciones, véase la alcaldesa de Bogotá), incluso a la ultraderecha de la seguridad democrática que tergiversan estas manifestaciones como un movimiento no en contra de las Farc sino a favor del Gobierno. Estos sesgos políticos son los que nos hacen intolerantes, nos fraccionan por las diferencias ideológicas, en vez de unirnos alrededor de un centro que bien sea la consecución de la paz o el rechazo a la violencia.

La mujer, quien dijo ser desplazada por el régimen venezolano, renunció a su forma de protesta, y entre gritos e insultos se fue para su casa. Uribe no es buena idea para promover una marcha estudiantil, ni el Che una contra las Farc. Pero si no somos nosotros mismos –quienes rechazamos el conflicto, las desigualdades– los que promovemos la paz, ésta no llegará sola; si no aceptamos derechos mínimos como la libertad de expresión, si nos cerramos al contraste de ideas ¿a qué tipo de democracia aspiramos?

Dije hace días que disentía de la marcha (no tanto como disiento de las Farc), pero que apoyaba a quienes querían salir a las calles. Dije que más que destruir la violencia debemos construir la paz.

Que diferencias coyunturales no empañen nuestro propósito de fondo.

A PROPÓSITO: los invito a dar su clic por la libertad. La diferencia con la marcha es que el mensaje que se deja es una idea que mueve los pies (los pies no moverán ideas). http://bit.ly/sBXPQq; cómo quisiera que el anuncio de liberación de las Farc no fuera una estrategia para mitigar su desprestigio internacional, que sea la oportunidad de que los secuestrados lleguen a pasar navidad con sus familias.

@VicentePerezG

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