¿Qué le espera a un país que vive del agro pero que cada día destruye sus bosques, montañas y ríos.
La explotación petrolera en el territorio nacional es un asunto que cada vez se hace más relevante, de hecho, este tema fue recurrente en la agenda de los debates políticos entre los candidatos a la presidencia en el año 2018, si durante sus mandatos habría o no fracking era un punto fundamental en su agenda política ya que, aunque el petróleo es un recurso valioso se conocen bien su impacto en el medio ambiente y como afecta la calidad de vida de las personas que viven en las zonas donde se realiza la explotación.
La Agencia Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) le ha concedido a la empresa Maurel & Prom Colombia el permiso para ejecutar un proyecto de explotación petrolera en el departamento de Boyacá, esta situación tiene preocupadas a las autoridades locales y a los habitantes de los cuatro municipios que se verán afectados por esta práctica: Corrales, Tasco, Betéitiva y Busbanzá.
Una gran parte de la preocupación de los habitantes de estos municipios se basa en la falta de información, no se sabe con exactitud cuales serán los impactos ambientales especialmente a las fuentes hídricas donde quedarán ubicadas las plataformas de extracción, además varias comunidades serán desalojadas para permitir la instalación de este proyecto. Ninguno de estos puntos ha sido aclarado por el contratista.
Por otro lado, la Agencia Nacional de Licencias Ambientales (ANLA), entidad gubernamental encargada de velar por que todos los proyectos que comprometan al medio ambiente sean realizados bajo la correspondiente normativa y generen un desarrollo sostenible, tampoco ha dado una respuesta satisfactoria a los habitantes de las zonas afectadas, se le exige que preste la atención necesaria a este problema ya que varios ciudadanos dan cuenta de varias actuaciones que generan dudas en la transparencia del proceso, participantes de la audiencia pública presentada entre el 19 y 20 de agosto resaltan que el documento presentado por la empresa Maurel & Prom Colombia se basa en un estudio mediocre del territorio que ignora información básica como la presencia de la mayoría de los cuerpos de agua de la región, tanto superficiales como subterráneos.
Boyacá es una zona que ha sido fuertemente afectada por la industria petrolera, basta con recordar la crisis ambiental de la Ciénaga de Palagua que tras varios años de explotación petrolera la ciénaga ha quedado inundada desechos tóxicos afectando no sólo la vida de la fauna sino también de los habitantes que viven de la pesca o la ganadería. Y aunque las autoridades le han exigido a la industria que repare los daños causados parecieran hacer caso omiso a las exigencias. El caso de la ciénaga es alarmante pero no es el único. La multinacional Mansarovar también ha generado graves daños ambientales en Campo Jazmín y Campo Moriche en la localidad de Puerto Boyacá, la Gestión de Riesgo de Puerto Boyacá en su estudio realizado en 2020 reportó que la contaminación generada en Campo Moriche era mucho mayor a la presentado en los informes de Mansarovar.
Boyacá ya tiene su segunda fuente de agua dulce completamente contaminada, los campos y humedales que rodean la ciénaga están en la misma situación y ahora los habitantes de Corrales, Tasco, Betéitiva y Busbanzá temen por la salud del Rio Chicamocha y todas sus zonas aledañas. Ante esta situación la ANLA se manifiesta de manera vaga y poco satisfactoria con los ciudadanos, las exigencias realizadas a las empresas para mitigar el daño ambiental se quedan en pobres acciones que hacen poco o nada por recuperar las zonas contaminadas, y bajo este escenario la ANLA expide otra licencia a otra multinacional para realizar más explotación petrolera en la región.
El problema de Boyacá es solo un parte de un problema mayor, se trata de la explotación petrolera pero también de la deforestación, la minería y toda forma de extracción de recursos, el problema de fondo es nuestra relación con el medio ambiente en sí mismo y en especial la de los gobiernos con el territorio nacional. Desde la apertura económica en el gobierno de César Gaviria se ha tenido una visión extractivista y reduccionista, y los gobiernos posteriores han mantenido esta visión, casos como lo que hoy pasa en Boyacá son las consecuencias de esta forma de relacionarnos con la naturaleza. Esto ponen en evidencia la urgente necesidad de cambiar nuestra forma de relacionarnos con la naturaleza especialmente en la esfera política. El Gobierno Nacional debería estar tomando cartas en el asunto. Aunque el tema ambiental hace parte de la agenda política de cualquier candidato a la presidencia desde hace varios años ninguno ha planteado propuestas contundentes y serias que apunten al cambio que necesita el país, el tema ambiental se siente como una cortina de humo para atraer votantes y para cumplir con una parte de la agenda, este tema debe ser prioridad en el debate político porque de lo contrario
¿Qué le espera a un país que vive del agro pero que cada día destruye sus bosques, montañas y ríos?♦
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Diego Aretz es un periodista y activista Colombiano, ha sido columnista de medios como Revista Semana, Nodal, El Universal, ha sido jefe de comunicaciones del Festival Internacional de Cine de Cartagena y es el Jefe de Comunicaciones del Festival Internacional de Cine por los Derechos Humanos. Así mismo es jefe de comunicaciones del Consejo Nacional de Bioética.
Ilustración: María Ochoa