Coyuntura Política

Publicado el Renny Rueda Castañeda

Haití colapsa en medio de la indiferencia.

Al trágico inventario de adversidades que la población haitiana ha tenido que sufrir política y socialmente en las últimas décadas, en este año se están conjugando las consecuencias de tres hechos que están en curso de configurar una de las peores tragedias humanitarias del continente americano de los últimos años. En primer lugar, en enero 12, un terremoto de magnitud 7.0, cuya profundidad de 8.1 millas y epicentro localizado a solo 15 millas de la capital, Puerto Príncipe, devastó gran parte de la incipiente y frágil infraestructura del estado, incomunicando a la población, condenando a miles de familias a construir improvisados campos para refugio, deteriorando los sistemas de alcantarillado, colapsando la infraestructura hospitalaria del país, y dejando como saldo en 60 segundos un estimado de más de 250,000 víctimas fatales,  entre otras graves consecuencias.

En medio de la desesperación, la comunidad internacional ofreció más de 5.300 millones de dólares en ayuda para el arruinado país. A la fecha se estima que solo el 20% de ese capital está en tránsito de poder confirmarse. El mayor monto prometido, de 1.150 millones ofrecido por los Estados Unidos, al parecer continúa estancado en el congreso estadounidense, con pocas probabilidades de ser girado.

En segundo lugar, a comienzos de noviembre la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCAH) anunciaban los efectos potenciales del huracán Tomas en su paso por Haití. El 4 de noviembre, estimando el peor escenario, distintas aerolíneas, principalmente en Puerto Rico, cancelaron sus vuelos a Haití anunciando la tragedia. Al día siguiente el huracán arriba, destrozando principalmente la zona oeste junto al mar Caribe, convirtiendo las calles en ríos, destrozando pequeñas poblaciones costeras y desbordando los insipientes sistemas de recolección de aguas lluvia y desechos orgánicos.

Finalmente, a mediados de noviembre se reportaron aislados brotes de cólera. Y así, en este momento el cólera en Haití se propaga con una rapidez alarmante debido a la ausencia de letrinas e infraestructura sanitaria, el estancamiento de aguas, la contaminación de las mismas y en general el caos que rige la zona. A la fecha, han muerto más de 724 personas, entre el día de ayer y hoy se han reportado más de 80 fallecidos, y se ha incrementado el número de potenciales infectados en más de 1000 personas. En los campos de refugiados a las afueras de Puerto Príncipe y en los hospitales, se estima un total de más de 11.000 casos  probados de brote, más de 382 muertes se han reportado en las clínicas, y más de 261 en las comunidades. Al día de hoy, el monto estimado en ayuda humanitaria requerido en Haití asciende aproximadamente a los 163 millones de dólares, según el último reporte de la OCAH. En la actualidad diversas organizaciones cumplen las actividades de recolección de fondos para las víctimas, entre ellas OXFAM, Médicos sin Fronteras, que  opera tres hospitales en Puerto Príncipe y el Programa de Alimentos de las Naciones Unidas.

Mientras tanto, en las calles y en los hospitales la gente muere a chorros, el número de víctimas continua precipitadamente en ascenso, las donaciones prometidas por diversas naciones del mundo se ahogan en pantanos de burocracia y mentiras, y la población haitiana se desvanece en asfixiados clamores a una comunidad internacional indiferente a un drama sin precedentes en el continente. En este momento tanto el congreso de los Estados Unidos, como los demás responsables de los distintos gobiernos, estan en mora de girar las partidas que expresamente ofrecieron a Haití, antes de que este país colapse sin remedio, en el patio de atrás de la sociedad mas rica del mundo.

El autor contesta inquietudes o sugerencias en el correo [email protected]

Renny Rueda Castañeda

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Ayuda económica puede ser dirigida a:

OXFAM

Médicos sin Fronteras

Programa de Alimentos de las Naciones Unidas

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