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Publicado el javierardila

Desigualdad, ¿más económica que social?

Por: Javier Ardila @derjavi

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Farbige Hauptstadt
«será posible que la desigualdad en Alemania sea igual o mayor que en Colombia?»

Actualmente la desigualdad se convirtió en un tema importante tanto para el desarrollo de los países subdesarrollados como para el bienestar de los desarrollados. En Colombia siempre miramos al viejo continente en busca de respuestas sobre cómo hacer bien las cosas dado que a nuestros ojos allá se han resuelto muchos de los problemas que nos agobian. ¿Pero qué tan cierto es que en estos países la desigualdad es inferior que en nuestro país?, históricamente estudios económicos (mayoritariamente cuantitativos), han encontrado que la desigualdad es menor en Europa que en EEUU o en países como Colombia. Sin embargo otros estudios más recientes, los cuales incluyen aspectos cualitativos, arrojan otros resultados.

Tal es el caso de una investigación recientemente publicada: “la reproducción de la desigualdad social en Alemania” (Rehbein et al., 2015), la cual dibuja una imagen de la estratificación social bien distinta de lo que uno puede llegar a imaginarse que es Alemania. De hecho esta imagen es mucho más cercana a nuestra realidad Latinoamericana que a la imagen idealizada que muchos tienen de Europa. Esta investigación partió de replicar en Alemania un estudio implementado originalmente en Brasil. El objetivo de éste era evaluar las diferencias entre la estratificación social entre ambos países. Sorpresivamente y contrario a lo que se esperaba, se encontró que en los dos países se encuentran las mismas clases sociales.

Para identificar las distintas clases sociales se definió como clase social a aquellos grupos entre los cuales no hay movilidad social en el largo plazo. Partiendo de los resultados y con la ayuda del muestreo teórico, se construyeron y tipificaron 4 clases o estratos sociales. Siendo las tres primeras, en nivel ascendente en ingresos:

  • El estrato más bajo lo conforman aquellos que se encuentran fuera de la actividad económica, también llamados los marginalizados. Las personas en esta clase pertenecen a núcleos familiares en donde ninguno de los miembros hace parte de la economía formal, es decir subsisten ya sea por medios ilegales o depende de ayudas de gobiernos o fundaciones.
  • Por encima de estos se encuentra la clase de los luchadores, los que vendrían siendo los llamados rebuscadores en Colombia. En esta clase al menos uno de los integrantes tiene un trabajo relativamente estable y aunque este puede no ser un trabajo deseable, es una fuente de estabilidad para la familia.
  • El tercer lugar en orden ascendente lo ocupan los establecidos y está compuesta por personas cuyas familias tienen trabajos deseables, es decir personas con carreras. Las personas en esta clase se preocupan por capacitarse y son fervientes creyentes de la meritocracia.

El factor que permite diferenciar entre estas dos últimas clases sociales es el rol del trabajo en la realización de los individuos en su vida. En el caso de los luchadores el trabajo es meramente una necesidad para alcanzar los medios económicos que permiten costearse las cosas para realizarse fuera de este.  En contraposición, los establecidos se realizan en la vida a través de su trabajo, esto debido a que su acumulación de diversos tipos de capital, ya sean títulos académicos, redes sociales, apellidos, bienes físicos y demás, los cuales les sirven de garantía para seguir formando parte de este estrato social independientemente de su vocación.  En el caso de Alemania el estudio encontró que además de evidenciarse estas mismas clases sociales como en el estudio en Brasil, las proporciones de estas también son muy similares. Alrededor de 15% de la población son marginalizados, entre 50% y 60% son luchadores, un 30% hacen parte de los establecidos y una escasa fracción menor al 1% compone la élite.

Respecto a la elite, la cuarta clase de abajo hacia arriba, estos personajes tienen tanto reconocimiento y recursos que no buscan realizarse de ninguna manera más allá de un deseo caprichoso de hacerlo. Esto porque el solo hecho de ser ellos les garantiza una supervivencia más que holgada y la única limitación para obtener o hacer algo está en su deseo de hacerlo. Uno de los estudios más significativos respecto a esta clase en Alemania, fue realizado por el profesor Michael Hartmann, quien muestra como de las 100 compañías más grandes de Alemania 80 son compañías de propiedad de familias de la élite alemana. Más aún los orígenes de todas estas familias pueden ser rastreados a la guerra de los 30 años y están estrechamente unidas al origen del estado nacional. Adicionalmente, de las compañías restantes en esta lista, casi todas son entidades financieras o bancos. Es decir compañías familiares hasta el holocausto. Una proposición muy interesante que se puede extraer de estos estudios es que las élites, al carecer de movilidad internacional, son el componente central detrás de la existencia del estado nacional, debido a que solo dentro de una estructura nacional son capaces de legitimar su posición.

Entonces toda esta información pareciera decirnos que Alemania está tan mal como Suramérica. Sin embargo un punto clave en este debate es en hacer una diferenciación entre movilidad social y desigualdad. Para muchos economistas la desigualdad se da cuando unas pocas personas en la sociedad concentran una gran cantidad de riqueza mientras que otra parte muy grande a duras penas tiene algo. Esto se toma como un indicador de movilidad social porque se supone que a menor movilidad social el capital se concentraría en menos cabezas. Siendo así bajo este punto de vista, Alemania sigue siendo más igualitaria que toda Suramérica ya tan solo basta con ver las mediciones del coeficiente Gini, 30 para Alemania y casi 60 para Colombia en donde más equivale a mayor desigualdad, U otros indicadores para ver las grandes diferencias en la repartición y concentración de la riqueza.

Ahora, desde otro punto de vista, la desigualdad es vista como la imposibilidad para todos los individuos de una sociedad para aspirar a las mismas cosas, es decir la famosa idea de que todos podemos ser lo que deseamos sí nos lo proponemos y nos esforzamos. Sin embargo a pesar de que todos nacemos libres e iguales la verdad es que desde pequeños todos estamos altamente condicionados por donde nacimos y por como crecemos. Como dijo Rousseau: “el hombre nace libre pero en todas partes está encadenado”. Ya bajo esta definición uno podría decir que Alemania es igual de desigual que Colombia, debido a que no se encontró que en el largo plazo haya movilidad entre las distintas clases. Incluso, por poner un ejemplo, con una leve comparación entre los senadores o los magistrados de las altas cortes de ambas naciones se podría decir que Colombia hay más oportunidades que en Alemania, al menos en la política.

En conclusión estos resultados conducen a un raro cruce de caminos del destino, en tanto que economistas y sociólogos tienen la razón. Para los economistas la solución a la desigualdad, como ellos la ven, en efecto parece ser aumentar la riqueza país y el alcance del estado social. Mientras que para los sociólogos la movilidad social está estancada y es replicada por las estructuras de nuestra sociedad. Entonces, sí, creciendo más vamos a bajar la desigualdad y sí por más que crezcamos o copiemos a Europa no vamos a crear igualdad de oportunidades para todos. La diferencia está en separar los dos conceptos.

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