Bernardo Congote

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Alejandro Gaviria: En Defensa del Humanismo

Nuestra VENTANA UNIVERSITARIA se complace en publicar el blog escrito por el MSc Rosendo López González, Profesor Titular Universidad Distrital Francisco José de Caldas, Magister en Docencia de la Química. Universidad Pedagógica y Magíster en Filosofía Latinoamericana. Universidad Santo Tomás. [email protected][i]

 

Con la publicación del libro en referencia, Gaviria completa el tríptico cuya unidad temática es rescatar las ideas del liberalismo democrático.[ii]

 

Inicialmente, llama la atención lo que Gaviria fija como los retos de la Universidad en siglo XXI[iii]. Afirma que : “Sigo creyendo que uno de los objetivos de la academia es combatir las versiones simplistas y estridentes del cambio social que promueven, por terquedad y oportunismo políticos y comunicadores… La universidad debe ser el lugar donde se debaten las verdades incómodas“. Algunas de las verdades incómodas: “Su papel de perpetuación de ciertos privilegios, la falta de curiosidad por el mundo, la excesiva especialización, la obsesión por los rankings y la transformación de la investigación en una actividad industrial “.

 

El blog no está escrito  a favor ni en contra de Alejandro Gaviria, como activista político y candidato a la presidencia. Se intenta analizar el valor académico y filosófico del libro referenciado.

 

Conviene establecer  algunas reservas que el pedagogo Gaviria propone en relación con el liberalismo democrático, dado  que quien defiende y halaga al liberalismo es el candidato del Pacto Histórico.

 

Algunos de los discursos de Gustavo Petro, en la plaza pública, son concisos cuando rescatan las banderas levantadas en tiempos pasados por el liberalismo, tales como: reforma agraria, estado laico, libertades civiles, derechos sociales e industrialización del país, entre otras. Hoy, en la actual contienda electoral, estas banderas habrían sido abandonadas por el Partido Liberal.

 

Así, la búsqueda del centro político por parte del maestro Gaviria -el lugar perfecto- se habría convertido  en un terreno inescrutable. A lo mejor habrá que releer el, infinitamente bello, ensayo de Jorge Luis Borges denominado La esfera de Pascal en donde todos los puntos de la superficie equidistan del centro. Al parecer, la obra del exrector de la Universidad de los Andes podría correr la misma suerte de la Rayuela de Julio Cortazar que, según Gabriel García Márquez, será: “Precursora de algo que tal vez ha de ocurrir en las bellas letras del tercer milenio“.

 

A propósito de Borges y García Márquez, el profesor Gaviria finaliza, su liviano pero hermoso texto, con dos aspectos importantes. El primero, un epílogo, para encuadrar, acerca de Borges y los sueños. Aclaro: la referencia y rescate de Borges en el escrito que sugiere Gaviria, es el sueño como un espacio pletórico de libertad.

 

Las enseñanzas del escepticismo borgiano enlazan con las actividades del buen maestro de no llevar certezas al salón de clases. Ya veo venir la crítica en el sentido que dentro del pensamiento liberal no se puede tamizar a Borges. No obstante, Gaviria lo filtra y de qué manera.

 

El segundo aspecto hace referencia a una Reflexión Final en una clase sobre el futuro de Colombia, donde redime el pensamiento humanístico de Gabriel García Márquez, cuya fuente primaria es un discurso de 1985 expuesto en el II Encuentro de intelectuales por la soberanía de los pueblos de América.

 

En consecuencia, es más obvio integrar el pensamiento de Gabriel García Márquez con la defensa y rescate del humanismo que el de Jorge Luis Borges. El autor del Coronel no tiene quien le escriba, insistió en que el porvenir de los pueblos de América Latina y el Caribe está en el rescate de su cultura, extraviada en los vericuetos del esnobismo y las dependencias de todas índoles. Una pieza para siempre recordar, lo constituye el discurso de aceptación del Premio Nobel de Literatura (1982).

Dicho lo anterior, cabe especular en un escenario macondiano extraído de la cosmovisión wayuu, donde los muertos regresan al mundo de los vivos. En ese contexto, pensamos que Gabriel García Márquez se levanta de la tumba y refresca la disertación de aceptación del Premio Nobel. Entonces, no quedarían dudas acerca de que sería tachado de populista.

Por todo lo anterior, es importante leer a Gaviria sin tragar entero ya que expresa la zozobra de un educador por encontrarle sentido a su práctica política. Si te equivocas, en la lectura,  no importa. Al respecto convendría seguir al profesor Harold Bloom: “la mejor forma de ejercer la buena lectura es tomarla como una disciplina implícita“. Lo substancial, en estos casos, es la disposición permanente a la actividad crítica que engrandece el ambiente cultural de las universidades y el país.

 

 

[i] Gaviria, A. (2021). En defensa del humanismo. Reflexiones para tiempos difíciles.

Bogotá: Ariel/Planeta, 125 páginas. El libro está integrado por algunas conferencias y escritos entre los años 2019-2021.

[ii] Los otros dos, libros, son: Otro fin del mundo es posible (Cómo Aldous Huley puede salvarnos) y Alquien tiene que llevar la contraria los mismos que fueron reseñados en https://blogs.elespectador.com/politica/bernardo-congote/alejandro-gaviria-la-academia    Septiembre 29 2021

[iii] Cit., Pp. 17-24.

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