Coyuntura Política

Publicado el Renny Rueda Castañeda

Assange, Manning, Snowden. Ecuador y Latinoamérica

En el momento en el que se escribe este artículo, el gobierno ecuatoriano no ha entregado ninguna documentación de tránsito internacional, salvoconducto o asilo a Edward Snowden. La actual administración de Rafael Correa, no se ha expresado en el sentido de otorgar o no protección al ex-espía norteamericano, así como tampoco ha puesto en entredicho su legítima autonomía para decidir sobre su situación jurídica; una función que está consagrada en el derecho de asilo del cual hacen parte tanto los Estados Unidos como Ecuador, tal y como lo establece en su artículo 14 la Declaración Universal de los Derechos Humanos de diciembre de 1948, la Convención Americana de Derechos Humanos de noviembre de 1969 (Art. 22), y los principios y premisas sobre igualdad soberana de todos los estados consagrados en la Carta de las Naciones Unidas del 26 de junio de 1945.

Por el contrario, numerosos medios internacionales así como representantes del gobierno norteamericano han utilizado términos desautorizantes y amenazantes acerca de las posibles alternativas del Ecuador. El día de ayer, Patrick Ventrell, vocero del departamento de estado, afirmó que el otorgamiento de asilo para Snowden puede tener “repercusiones muy negativas” para Ecuador. En una reacción unilateral, Rafael Correa, antes que dejarse intimidar por las declaraciones, ha optado por retirarse del tratado de preferencias arancelarias con los Estados Unidos, haciendo un llamado acerca del respeto a la autonomía del país en asuntos de esta naturaleza.

Julian Assange y Bradley Manning

 El caso de Snowden hace parte de una cadena de acontecimientos que están marcando la historia moderna, determinada por el papel de la ciudadanía en establecer un dique contra excesos y delitos cometidos por gobiernos alrededor del mundo. En la era digital, el internet juega un papel transformador en el rol del ciudadano, dotándolo de herramientas que le permiten apropiarse de una voz más activa en los asuntos públicos. Según las propias palabras de Snowden, no es a un grupo de personas a quienes les cobija el derecho de determinar vigilar en privado la vida de la población norteamericana, o mundial, sino a la opinión pública nacional y global. Su acto y la decisión del gobierno Ecuatoriano, pueden tener consecuencias fundamentales asociadas a los antecedentes dejados por personas como Julian Assange o Bradley Manning.

Desde una perspectiva distinta, Assange y Manning coordinaron la revelación de crímenes de lesa humanidad cometidos contra la población civil en Irak y Afganistán. Ejecuciones extrajudiciales del gobierno norteamericano, asesinatos indiscriminados de civiles, operaciones de destrucción de territorio en medio de la invasión al medio oriente, crímenes de guerra de distinto orden ejecutados por el gobierno Británico y Estadounidense, crudo material video gráfico de homicidios de periodistas e incluso niños, y sistemáticas practicas violatorias  a los Derechos Humanos y al Derecho Internacional Humanitario.

El rol de Assange y Bradley Manning en dar a conocer al mundo los excesos de actores que tras una cortina de institucionalidad cometen abominables prácticas delictivas, ha sido valiente y decidido. Hoy la ciudadanía mundial está más que en ningún otro momento en la historia, en la capacidad de valorar con distintos ojos la dimensión de los secretos de gobiernos corruptos, y el poder de aislar de la población civil operaciones que son pasadas por los medios de comunicación convencionales como legales o necesarias.

 

Edward Snowden

 

Edward Snowden  ha sido durante años un operador de rango de los servicios de inteligencia, fue durante un tiempo analista de infraestructura de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) y trabajó como administrador e ingeniero del sistema y asesor senior. Su intención no ha sido afectar a los Estados Unidos como nación, sino poner en conocimiento de la comunidad internacional un programa de vigilancia de dimensiones inimaginables que hasta hace pocos días, fue conducido en secreto por el gobierno norteamericano, destinado a registrar unilateralmente las actividades de miles de millones de personas a nivel global.  Su delito es el acto de mostrar al mundo el carácter ilegal de medidas tomadas por un país a espaldas de su propia población y por encima de sus leyes domésticas.

Snowden no denuncia el funcionamiento convencional de seguimiento que los gobiernos hacen sobre actores  ilegales o bajo sospecha, revela al contrario acciones indiscriminadas de espionaje internacional cuyo horizonte geográfico no se limitan a los estadounidenses (en contra de sus propios principios constitucionales), sino que se llevan sin distinción en el planeta y no están sujetas a órdenes judiciales.

El programa norteamericano de “vigilancia masiva”, tuvo su inicio en el año 2007 durante la administración de George Bush y ha sido extendido recientemente a la cabeza de Barack Obama. Este incluye además de la grabación indiscriminada de conversaciones telefónicas, la interceptación de e-mail, el registro de los tiempos de logeo en las sesiones de usuarios, el monitoreo electrónico de cualquier otro medio de comunicación parte del programa PRISM, el almacenamiento masivo de conversaciones, sesiones de chat, videos, fotos, archivos y datos adjuntos, códigos IP, video conferencias, detalles de usuarios, mensajes de redes sociales, y demás requerimientos generales sobre servicios de comunicación prestados por empresas tales como Microsoft Hotmail, Google, Yahoo, Facebook, PalTalk, YouTube, Skype, Aol y Apple, entre otros.  Esta información, abierta a los intereses del gobierno de Estados Unidos y de los contratistas del programa de seguridad, luego de ser seleccionada es almacenada indefinidamente en el Centro de Datos de la Iniciativa Integral del Centro de Seguridad Cibernética en Camp Williams, Utah. En ese mismo lugar, la agencia lleva  adicionalmente el rastreo y procesamiento de información obtenida por otros medios, que luego es indefinidamente guardada en servidores propiedad del gobierno estadounidense.

La decisión de Snowden se deriva de la necesidad de poner en consideración del público norteamericano y de la población mundial, las operaciones conducidas por el gobierno en secreto. Snowden llevó a cabo esta decisión incluso reconociendo los peligros a su propia seguridad, y la necesidad de la ciudadanía de valorar por si misma las decisiones de los servicios de inteligencia de su país. Este es un acto que ejecutó estimando no solamente las consecuencias de la vigilancia gubernamental sobre la vida de las personas, sino las rutas que estas conductas de monitoreo civil en el futuro pueden tener sobre los sistemas políticos contemporáneos.

Ecuador y Latinoamérica

Las amenazas sobre la autonomía ecuatoriana en tomar una decisión acerca del futuro jurídico de Snowden, son un chantaje cínico e hipócrita de un país que históricamente ha violado sistemáticamente el derecho internacional y convenciones éticas mínimas en el manejo de unas relaciones internacionales respetuosas de la soberanía de otros territorios. Ha sido precisamente la conducta inmoral del gobierno estadounidense la que ha convertido a ciudadanos con conciencia como Snowden o Bradley Manning en terroristas domésticos. Bajo cualquier aproximación ética, personas como Bradley Manning o Edward Snowden no solamente han de pasar a la historia como estandartes de integridad, sino como personas del común capaces de cambiar la historia para bien, aún a costa de su propia vida.

El mundo está cambiando a una velocidad difícil de elucidar incluso por la propia ciudadanía. El internet y el valor civil de una generación emancipada probablemente pueden generar por primera vez en la historia humana un mundo sin imperios. La reacción de Rafael Correa de retirarse del tratado de preferencias, aunque pueda considerarse innecesaria, no deja de ser simbólica y respetable.

Las declaraciones altisonantes que han recaído sobre el gobierno ecuatoriano, son una ofensa no solamente al Ecuador como país soberano, sino a Latinoamérica. En el evento en el que Ecuador decida o no otorgar asilo a Snowden, los demás países del continente están no solo en la obligación moral de avalar  su decisión, sino de apoyarlo abiertamente para que ninguna medida del gobierno norteamericano afecte la integridad de su economía y la seguridad de su población. Ante las declaraciones amenazantes de los voceros del departamento de Estado, el propio presidente de Colombia debe sentar un precedente.

 

 

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Renny Rueda Castañeda

 

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