Coyuntura Política

Publicado el Renny Rueda Castañeda

La escasez de petróleo y el incremento de la demanda. Un complejo problema global.

A lo largo de la historia de la humanidad el hombre ha utilizado los recursos que le da la naturaleza para satisfacer sus propias necesidades materiales. Las etapas primigenias de organización social, demandaron de él paulatinamente, el hábito de explotar para su beneficio, el suelo, el agua, la madera, los diversos minerales, los frutos de los bosques o las especies de tierra y mar. El final del siglo 18, y el principio de la revolución industrial, señalan un punto de quiebre en el progreso de la especie humana. A partir de la época, los avances en el conocimiento, permitieron a las distintas economías llegar a niveles de producción nunca antes vistos. Con ello, el nuevo sistema de producción, comenzó a demandar energía en cantidades exacerbadas, y  a generar procesos de demanda y transformación de distintos recursos naturales antes ignorados, entre ellos, el petróleo. Las primeras técnicas de refinamiento del mismo nacieron a comienzos de la revolución industrial. Para el siglo 20, se convirtió en la principal fuente de energía en el mundo y en la base de una gigante industria petroquímica mundial.

En la actualidad, se consumen a diario aproximadamente 86.5 millones de barriles de crudoii. Se estima que para el año 2030, el mundo consumirá aproximadamente 150 millones de barriles de petróleo a diario. Las cifras de consumo por si solas, no brindan una adecuada perspectiva de la situación, sin embargo, según estimaciones de la Agencia Internacional de Energía, la demanda mundial de petróleo económico, de fácil extracción, alcanzara la producción mundial entre los años 2010 y 2015.  A partir de ese momento se seguirá produciendo petróleo (como se ha hecho durante más de 200 años), sin embargo, mientras la demanda mundial aumentará, la producción mundial comenzará a disminuir relativamente. Esta situación implicará cambios sustanciales en la política mundial; cambios que de alguna forma estamos experimentando desde el año 2002, cuando un año antes de la invasión a Iraq el precio rondaba los $20 dólares por barril, ascendiendo en el año 2003iii a los $30, y ubicándose en el año 2008 en los 105.31iv dólares.

El precio actual, a pesar de la disminución experimentada en el último año con ocasión de la crisis económica mundial, según algunos inversionistas y especialistasv, señala solo un escalón más en la espiral de ascenso. Por otra parte, la cantidad de reservas probadas de petróleo, se ubican aleatoriamente en contados territorios a lo largo del planeta. En la actualidad, según cálculos de la Agencia Internacional de Energía, solo unos escasos países no han llegado a su cenit de exploración, esto quiere decir, que a pesar de la demanda mundial encuentran anualmente en sus yacimientos más petróleo del que producen para su comercialización, entre ellos Arabia Saudita e Irán.

La gran mayoría de los países productores del mundo, como Colombia, Venezuela, Estados Unidos, Canadá o Rusia, ya llegaron a su cenit. Convirtiéndose algunas de ellas, sobre todo países como Estados Unidos por su nivel de importaciones de crudo -mas del 80% de su cantidad consumida es importada-, en dependientes de naciones productoras de petróleo. El petróleo como recurso no solamente es utilizado para transformarlo en combustible, de él y de sus derivados, depende toda la industria de los plásticos, en gran medida productos químico farmacéuticos, cauchos, y en general el gran complejo industrial petroquímico, sin el cual, nuestro estilo de vida moderno no solo se haría más difícil, sino imposible. De ahí que los países más desarrollados, a la cabeza de ellos los Estados Unidos, lleven años buscando reemplazar su dependencia del producto y asegurando sus fuentes de abastecimiento del mismo. Sin petróleo, sin una adecuada administración de él, sin un adecuado crecimiento de la demanda, no existiría para muchas naciones del mundo un adecuado crecimiento de su industria, de su economía. Para la gran mayoría, tal vez ni siquiera el concepto de crecimiento económico.

Naciones económicamente desarrolladas. Acceso y demanda.

Entre el año 2003 y 2030 se estima que las economías desarrolladas continuarían siendo los mayores consumidores per cápita de petróleo en el planeta. Adicionalmente en este escenario, se cuentan casos sui generis de consumo per cápita excesivo; como el de los Estados Unidos, cuyo consumo aproximado es de más de 3 toneladas anuales por persona; tal vez el más alto del mundo. Y donde aproximadamente 3/5 de la cantidad demandada, es utilizada para la movilización del más ineficiente parque automotor de las naciones desarrolladas. Por otra parte, países como China, e India, se han convertido paulatinamente en los mayores demandantes potenciales de combustibles fósiles del planeta. Según algunas estimaciones, entre los años 2010 a 2015, China desplazará a Estados Unidos como mayor demandante de combustibles. Sin embargo, dada la limitada capacidad de abastecimiento global, la alternativa de estos países, en especial China, ha sido la de reemplazar parte de su consumo potencial de petróleo, por combustibles mucho menos eficientes y con una alarmante capacidad de contaminación, como el Carbón.

Algunas de las consecuencias de esta decisión son reportadas en el informe del Banco Mundial titulado —El precio de la Contaminación ambiental en China“-, en cuyo contenido se afirma que el resultado en vidas humanas, producto de la degradación de su ambiente, asciende a 750.000 muertos por año. Lo que quiere decir un promedio de unos 2050 habitantes chinos por día que mueren por causa del proceso de industrialización y desarrollo insostenible del gigante asiático.

Ante este panorama, vale la pena preguntarse en qué situación se encuentran los países en vías de desarrollo, en especial Colombia, al momento de considerar incrementar su consumo a niveles en los cuales se posibilite su crecimiento económico estimado. Más aun en el momento en el que la producción no logre abastecer la demanda mundial, lo que deteriorara en un escenario de rapaz competencia por asegurarse cuanto antes las mayores reservas de petróleo que cada economía necesita. En el futuro, las perspectivas implicarán, con un escenario de progresiva reducción de abastecimiento mundial de petróleo, crecientes tensiones de países pequeños, para lograr abastecerse del mismo, contra naciones como los Estados Unidos, India, Francia, Alemania, Rusia, Inglaterra o China entre otros.

Para el momento en el que se escribe este artículo, algunos de los países mencionados han tomado medidas que llevan años de planeamiento, algunas de ellas encaminadas más a asegurar el abastecimiento del producto que a generar procesos sostenibles de consumo y producción energética. Los Estados Unidos por ejemplo, gozan de excelentes relaciones con el mayor proveedor mundial de petróleo del mundo, Arabia Saudita. Por otra parte, durante los últimos años ha creado una gran reconfiguración de naciones potencialmente aliadas, o bajo relaciones de dependencia político-económica, que curiosamente representan importantes proveedores de petróleo a nivel mundial. Entre ellas Iraq, que según algunos analistas, es tal vez, el país con la tercera mayor reserva probada de petróleo de fácil extracción en el mundo. Algunos países europeos han logrado mediante acciones a dos bandas, generar serios procesos de transición a energías alternativas así como a consumo eficiente –con Alemania a la cabeza -; y en otro sentido han estrechado relaciones con países que otrora eran opositores de los Estados Unidos pero que hoy en día gozan de una posición estratégica en el mapa geopolítico del petróleo, como Rusia. Para terminar el panorama, China ha tomado la decisión de entrar en territorios altamente conflictivos, como Sudán, Níger, Mauritania, El Congo, Guinea Ecuatorial, Angola o Chad; algunos de ellos tristemente conocidos mundialmente por sus conflictos étnicos, civiles y sus graves problemas políticos y de orden público.

Es difícil pensar que tanto la población mundial como los distintos gobiernos del mundo, especialmente aquellos que hacen parte de las naciones no productoras, están al tanto de la gravedad de la situación. El único indicador que nos podría aproximar a la realidad es aquel que nos permita estimar que acciones globales se están tomando tanto para reducir el consumo de petróleo como para usarlo de forma más eficiente. Al contrario de lo estimado, cada año que pasa la situación es más grave. Las reservas probadas descienden paulatinamente, las tensiones globales respecto al tema implican un reto cada vez mayor para la diplomacia internacional y los mayores demandantes de petróleo del mundo, se convierten a su vez en los mayores importadores.

En un mundo de recursos finitos, el incremento anual de la población mundial y el desarrollo no sostenible, tienen como consecuencia un incremento desmedido del consumo de combustibles fósiles y un desabastecimiento constante de recursos. Un somero análisis de la situación  permite estimar que si la población China, demandara por persona la cantidad de petróleo que demandan los habitantes de Estados Unidos, se necesitarían más de tres planetas para abastecer su consumo, lo que en perspectiva debería llamar seriamente la atención mundial, no solamente en el sentido de meditar rigurosamente las acciones y políticas conjuntas a tomar frente a esta problemática, sino a revalorar el propio y desbocado estilo de vida, sobre un planeta administrado con la inconsciencia propia de modelos de desarrollo económico asincrónicos con la vida política, incompatibles con verdaderas necesidades humanas, e insostenibles medioambientalmente.

El autor contesta inquietudes o sugerencias en el correo [email protected]

Renny Rueda Castañeda

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