El MERIDIANO 82

Publicado el El meridiano 82

Palestina unida, más cerca y más lejos de la paz

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Por Daniel Salgar Antolínez / @DanielSalgar1

Palestina intenta poner fin a siete años de división entre sus dos principales fuerzas políticas, Fatah y Hamas, al consolidar un Gobierno de unidad que está compuesto por tecnócratas, encabezado por el actual primer ministro en Cisjordania, Rami Hamdallah, y que tendrá que convocar a elecciones generales en los próximos siete meses. El nuevo Ejecutivo tiene además el desafío de trabajar en la reconstrucción de la Franja de Gaza, uno de los lugares más densamente poblados del planeta, que vive una alarmante crisis humanitaria debido a la guerra fratricida entre palestinos, pero sobre todo al bloqueo al que está sometida desde 2007 por parte del Ejército israelí.

La comunidad internacional no tardó en manifestar su apoyo al nuevo Gobierno de unidad. El secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, indicó a través de un portavoz que, teniendo en cuenta  las «garantías» dadas por el presidente palestino, Mahmud Abás, de que el Gobierno mantendrá sus compromisos sobre el reconocimiento de Israel, la renuncia a la violencia y la adhesión a acuerdos previos, Naciones Unidas está lista para dar su total apoyo en su esfuerzo para unir Cisjordania y Gaza y dar respuesta a los «serios desafíos políticos, de seguridad, humanitarios y económicos» en la Franja.

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Estados Unidos, el fiel aliado de Israel, también se ha comprometido a trabajar con las nuevas autoridades palestinas. Jennifer Psaki, portavoz de la diplomacia estadounidense, subrayó que el nuevo gobierno de unión no tiene «ningún miembro de Hamas», que la Casa Blanca estará observando de cerca para garantizar que sigue los principios reiterados por Abbas y  «seguirá evaluando la composición y las políticas del nuevo Gobierno», para «calibrar su aproximación en consonancia».

La reconciliación es un paso hacia la paz al interior del Estado palestino, pero a la vez un retroceso en el camino hacia la paz con Israel. La reunificación enterró las posibilidades de avanzar en el proceso de paz que auspiciaba Washington entre Israel y Palestina –una negociación que en todo caso parecía condenada al fracaso -. Para Israel, así como para la Unión Europea y EE.UU., entre otros, Hamas es un grupo terrorista; Tel Aviv se niega a negociar con un gobierno amigo de terroristas y tiene una posición muy clara: el presidente Mahmúd Abbas se puede reconciliar con Israel o con Hamas, pero no con los dos. En palabras del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, en lugar de elegir la paz Abbas “se alió con un grupo terrorista asesino que pide la destrucción de Israel, en su carta fundacional pide a los musulmanes matar a los judíos, ha disparado más de 10.000 misiles y proyectiles contra territorio israelí y no cesa en sus acciones terroristas».

El reclamo de Hamas desde su fundación ha sido recuperar la totalidad de la Palestina histórica, es decir, todo el territorio que fue entregado a Israel para que creara su Estado en 1948, y establecer allí un Estado islámico con Jerusalén como capital. Si bien es cierto que Hamas ha sido hostil a Israel y ha disparado cohetes hacia territorio israelí, alegando la resistencia armada contra la ocupación israelí, esos ataques y las afectaciones que generan son mínimos si se comparan con las respuestas y las operaciones militares de las Fuerzas de Defensa de Israel en la Franja de Gaza. Desde que se impuso el bloqueo a Gaza, esas operaciones militares han matado allí a más de 2.300 palestinos y, según DCI-Palestine, al menos 500 de los muertos han sido niños.

El apoyo de EE.UU. a la unidad de Palestina ha complicado las relaciones entre Tel Aviv y Washington. «Desgraciadamente la ingenuidad estadounidense ha batido todos los récords. Cualquier tipo de colaboración con el Hamas que mata a mujeres y niños es inaceptable», dijo el ministro de Comunicaciones israelí, Gilad Erdan, que forma parte del gabinete de seguridad nacional. Erdan además habló de la «rendición estadounidense, que sólo puede perjudicar las posibilidades de relanzar las negociaciones» de paz con los palestinos.

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El pleno apoyo internacional a Palestina y la reacción israelí saca a relucir que esta vez el lobby Palestino está ganando en la arena diplomática. En 2012 la Autoridad Nacional Palestina (ANP) inició una búsqueda de reconocimiento y justicia en organizaciones internacionales, desde entonces ha logrado su reconocimiento como Estado observador de Naciones Unidas y como Estado miembro de la Unesco. Hace poco más de un mes, cuando el proceso de paz con Israel parecía llegar a un punto muerto, la ANP relanzó esa estrategia diplomática al buscar su adhesión a los Convenciones de Ginebra y a 15 agencias de la ONU. El fin último de esta estrategia no es sólo obtener el reconocimiento como estado soberano y miembro pleno de la ONU, sino poder denunciar a Israel por supuestos crímenes de guerra ante la Corte Penal Internacional (CPI) – esta instancia ya ha considerado que el programa de construcción de asentamientos israelíes en Cisjordania es un crimen de guerra-.

Este triunfo diplomático, sin embargo, no ha traído un cambio significativo sobre el terreno. Las políticas de construcción de asentamientos en Cisjordania siguen avanzando, aunque han sido consideradas como una flagrante violación a la ley internacional también por múltiples resoluciones de la ONU y por una opinión consultiva de la Corte Internacional de Justicia (CIJ). Si la colonización sigue su curso, tal vez cuando llegue el momento de negociar una solución de dos estados ya sea demasiado tarde. Saeb Erekat, el principal negociador palestino en el fallido proceso de paz con Israel, dijo este martes que Israel debería mostrar los mapas de los dos estados y las fronteras que dice querer negociar, y debe reconocer a  la nación palestina dentro de las fronteras de 1967. «El problema no es con nosotros, ni con los árabes, ni con la comunidad internacional. El problema es que Israel no acepta sentarse a definir las fronteras. En segundo lugar van a continuar con la expansión de asentamientos sobre las fronteras del 67 ¿Sobre qué vamos a negociar?», preguntó.

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