El Mal Economista

Publicado el javierardila

Justicia a su medida

Por: Javier Ardila

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Justicia a su medida Tal cual una película de rocky, la problemática de seguridad en la ciudad pasó al siguiente round. Ahora no solo tenemos a delincuentes matando a sus victimas por un celular sino que ahora el victimario también pasó a ser víctima. Si bien esto no es solo otro logro más de la Bogotá Humana, debería preocuparnos más que cualquier otro.

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Se dice que Nietzsche dijo: “La locura individual es cosa rara, pero en grupos, partidos, naciones y épocas, es la norma“. Frase que pareciera estar mandada a hacer para la situación actual de nuestro país donde entramos a un todos contra todos y en donde no se sabe para donde vamos. Si bien por una parte el arremetimiento de las personas contra la delincuencia común representa el sentimiento de inconformidad de mano de la ineptitud del distrito para, si bien no ponerla bajo control, al menos aparentar que se hace algo al respecto.

Lamentablemente, y lo digo con un dolor cual el de una persona con cálculos tratando de evacuar, el alcalde Petro tiene algo de razón al hablar de sus campañas mediáticas de desprestigio. Porque para mi es claro el papel que jugaron los medios en impulsar el movimiento al que llamaré „no a las ratas“. Porque hasta que no empezaron los medios a dedicarle su tiempo a la delincuencia común, las únicas noticias que oíamos eran aquellas de como robaban personas, bancos o cosas, es decir lo mismo que he oído desde que tengo uso de razón. Pero ahora con el ruido que han armado, la gente se armó de valor y ya se volvió común oír de historias de gente tomando la justicia por sus manos.

Ahora, si bien todos estos factores dan pie a que la ciudadanía decida hacer justicia por su cuenta esto no dice que la gente está haciendo lo correcto, ni que lo sepan hacer. Hace poco veía con horror un video de como un oficinista en traje le decía frases como el ya tan famoso: „usted no sabe con quien se metió“ o „es que si no hubiera cámaras no sabe como le va“ a un joven
atracador esposado y sometido. Y me causa horror porque muestra la falta de pericia y razón asombrosas como diría Nietzsche. Yo me atrevo a contestarle a este señor desde los zapatos del atracador sin saber que tan cierto pudiera ser, pero por poner un ejemplo: por un lado a la primera afirmación de nuestro amigo oficinista yo le diría que usted tampoco sabe con quien se metió y me esforzaría por recordarle que los que conforman la banda de los pascuales (si esos mismos que matan pocos y están asociados a los rastrojos) muy seguramente han de tener hijos y no les gustaría saber de quien los golpeo, mucho menos si es un inocuo oficinista.

Respecto a lo segundo, si bien el contrafactual no existe, es muy seguro que si no hubiera cámaras es claro que lo que sucedería es que se dejaría atracar, como de hecho le sucedió. Entonces en resumen lo que tenemos gracias a la intervención del alcalde mayor y los medios, quienes deberían velar por el bien social, es una Bogotá donde el todos contra todos se vale y donde no podemos esperar el relevo del alcalde para ver si la situación mejora de alguna manera. Finalmente, y lamentablemente lo digo porque siempre arranco como sociólogo (que no lo soy) y termino como economista (de lo que si me gradué), el aspecto económico no es ajeno a esta situación.

Desde la más pura concepción neoclásica se supone que el estado debe alejarse del mercado para dejarlo actuar limitándose solamente a ejercer justicia y seguridad. Ahora, fíjense que bajo este concepto nuestro estado social de derecho se raja sin ni siquiera llegar a la parte de „social de derecho“ porque un estado donde no se ejerce justicia y no hay seguridad, no están las condiciones dadas para que haya un mercado, mucho menos un estado del bienestar. En esencia entonces Colombia es un niño que sin haber terminado de aprender caminar ya está empezando a iniciarse en la salsa choke, claro que esto también es normal porque el país del sagrado corazón da para todo.

En definidas cuentas, si bien es perentorio que la izquierda se baje de la nube en la que andan donde consideran que ya están al mando de una Dinamarca o Holanda y aterricen en la Colombia bella donde robar es uno de nuestros más grandes pilares, la derecha también debe reaccionar y empezar a ver el crimen como un imitador más de su anhelado crecimiento al igual que la pésima infraestructura, la des industrialización y bueno en fin ya no escribo más que me provoca terminar con un cliché. Que entre el diablo y escoja.

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