Cosmopolita

Publicado el Juan Gabriel Gomez Albarello

facebook en nuestra vida y nuestra vida en facebook

En estos días, “la gran promesa de internet” puede sonar a la cosa más extravagante e infundada que uno pueda imaginarse. Internet tiene un lugar muy importante en nuestra vida, uno tan importante como el que tienen nuestros teléfonos celulares. Basta pensar en lo que sería pasar un día desconectados. Sin embargo, en la mayoría de los casos, el uso que le damos hoy a internet ya no tiene nada que ver con “la gran promesa”. Antes bien, uno podría pensar que las cosas están mudando pero para peor. Una manifestación de esta insidiosa mudanza es facebook.

El panóptico de facebook, imagen de Joelle L, https://www.flickr.com/photos/ilifeinicity/13048344414/in/photostream/

Durante un breve periodo, muy muy breve, facebook encarnó la gran promesa de internet: gracias a nuevos dispositivos de comunicación, muchos individuos podrían juntar su esfuerzo para lograr un objetivo común. Juntar su esfuerzo quiere decir generar poder, empoderarse, volverse capaces de hacer lo que antes no habrían podido haber hecho aisladamente. Esta generación de poder, a los ojos de los más optimistas, sería una generación cívica, incluso emancipatoria. Donde antes estaba la corrupción y la tiranía, ciudadanos movilizados en su contra instituirían justicia y libertad.

La “Primavera Árabe” fue ese breve, muy muy breve periodo durante el cual se realizó la promesa de internet en la escala de la política nacional. Nadie sensato le atribuyó el éxito del movimiento democrático en Túnez y en Egipto a facebook. No obstante, muchos observadores sí estuvieron de acuerdo en que este sitio de internet sirvió para que los promotores del cambio obtuviesen la atención de audiencias que, de otro modo, los habrían ignorado (ilustrativa de esta opinión es este artículo de Sam Galvin).

Los manifestantes árabes en la Plaza Kasbah y en la Plaza Tahrir probaron que apóstoles de la banalidad, como Malcolm Gladwell, y profetas del pesimismo, como Evgeny Morozov, estaban equivocados. Sólo uno meses antes de que Ben-Ali y Mubarak fueran depuestos, The New Yorker publicó el ensayo “Cambio pequeño: por qué la revolución no será tuiteada”, de Gladwell. Por la misma época en que una multitud llenó la plaza principal de El Cairo, Morozov publicó La ilusión de la red: el lado oscuro de la libertad de internet. Morozov es obstinado. El año pasado publicó un libro titulado Para salvarlo todo, haga click aquí: la tontería del solucionismo tecnológico.

Estos críticos de la promesa de internet la reducen a su expresión más simple para mostrar que nuestras expectativas no tienen ningún fundamento. En cambio, muchos de los defensores de la promesa tienen una visión moderada y compleja sobre el asunto, una según la cual el efecto de las nuevas tecnologías en el ámbito de la comunicación está mediado por diversos factores, siendo uno de ellos la capacidad de apropiación que tienen los individuos de esas tecnologías. Representativa de esta visión es el trabajo de Philip Howard The Digital Origins of Dictatorship and Democracy: Information Technology and Political Islam (Los Orígenes Digitales de la Dictadura y de la Democracia: Tecnologías de la Información e Islam Político).

Algunos estudiosos, como Michel Bawens, no dudan al comparar el efecto de internet con el de la imprenta. La Iglesia Católica no fue destruida por Lutero, pero la Reforma no habría sido posible sin el invento de Gutenberg. Gracias a esa novedad tecnológica, que en estos días les puede parecer a algunos una cosa rústica, el monopolio sobre la interpretación de las escrituras fue demolido radicalmente. Esto sirvió de plataforma para otro proceso político-cultural mucho más radical: la Ilustración.

No obstante, advierte Bawens, como todo instrumento, puede ser usado por aquellos que luchan por mantener la tiranía. Con relación a la imprenta, uno puede darse cuenta de que su efecto liberador es reversible. La impresión de biblias baratas ha permitido la rápida expansión de iglesias literalistas. Estas ejercen un férreo control sobre el significado de muchos pasajes de las escrituras de los cuales derivan su autoridad. Con internet sucede lo mismo. Numerosas empresas se han dedicado a desarrollar programas (software) para espiar a movimientos políticos rebeldes. Por sólo mencionar un ejemplo: el 7 de agosto de 2014 The Intercept publicó la noticia de que una compañía alemana le proporcionó al gobierno de Bahrein los medios para aplastar la revuelta contra la monarquía sunita que gobierna ese país.

La noticia no es, en realidad, nueva. Nuevos son los detalles adicionales. Desde 2011 se sabe de la participación de numerosas empresas en el desarrollo de dispositivos para frustrar el potencial emancipador de las nuevas tecnologías. Corporate Watch lo denunció a propósito de la represión de la movilización popular contra el régimen de Mubarak en Egipto. Por esta razón, poco sorprende lo que hace facebook. La falta de asombro, sin embargo, no debería restarle fuerza a la indignación y al empeño por contrarrestar una visión que tiene mucho que ver con panópticos, ministerios de la verdad e idiotas felices.

En marzo del 2011, el portal satírico de noticias The Onion publicó una nota según la cual la CIA decidió usar facebook y descontinuar todos los programas de recolección de información personal que había usado hasta entonces. En mayo del mismo año, en una entrevista para el portal ruso de noticias rt.com, Julian Assange dijo casi lo mismo: facebook “es la máquina de espionaje más abominable que se haya inventado jamás. Esa es la base de datos personal más extensa del mundo, acerca de las personas, sus relaciones, sus nombres, direcciones, domicilios y comunicaciones entre sí, sus familiares, todo acumulado dentro de los Estados Unidos, todo accesible a los servicios de inteligencia estadounidenses. facebook, Google, yahoo – todas estas grandes organizaciones estadounidenses tienen una interface incorporada a los servicios de inteligencia estadounidenses.”

De la sátira pasamos a la teoría conspirativa y de la teoría conspirativa podríamos habernos devuelto a la sátira y quedarnos allí – y allí se habrán quedado un buen número de malpensantes banalizadores. El tema es que la teoría resultó cierta. facebook ha sido usado por las agencias de inteligencia de los Estados Unidos para monitorear nuestra vida social gracias al hecho de que allí hemos puesto esa vida. En algunos casos, en facebook uno puede encontrar mucho más: el registro de los sentimientos más personales, los de todos aquellos que ingenuamente contestan a la pregunta “¿Qué estás pensando?” Gracias a las revelaciones de Edward Snowden, hoy sabemos que facebook es una de las herramientas usadas para construir el panóptico.

Los resultados de una reciente encuesta en los Estados Unidos muestran que, en lo que concierne a la discusión a las revelaciones de Snowden, la mayoría de los ciudadanos de ese país se autocensuran. Es decir, la existencia de un sofisticado aparato de vigilancia, percibido como una potencial amenaza de la libertad de las personas, se ha convertido en un dispositivo que actualmente coarta esa libertad. Ya hay un gran número de ciudadanos que no se atreve a expresar libremente su opinión sobre el asunto. Como lo señalan los realizadores de la encuesta, muchos han entrado en una espiral de silencio.

En su disertación acerca de las características del sistema de vigilancia y dominación de la época moderna, Michel Foucault observó que éste “puede ser utilizado como máquina para hacer experimentos, para modificar el comportamiento, para encauzar o reeducar la conducta de los individuos.” Este atributo es el que ha dado lugar recientemente a un escándalo acerca de facebook. Basta recordar la noticia que publicó El Espectador hace un par de meses: “facebook manipuló las informaciones de unos 700.000 usuarios anglófonos para un estudio científico sobre el ‘contagio emocional’ de los grupos (…).”

Si uno toma nota del contexto en el cual se desarrolló esta investigación, puede darse cuenta de su gravedad. rt.com reportó que ese estudio hace parte de un ambicioso proyecto, llamado Minerva, destinado a comprender las causas de la agitación social. Lo financia el Departamento de Defensa de los Estados Unidos, interesado en anticiparse a las protestas sociales para poder contenerlas. Su antecedente en los años 1960s, el Proyecto Camelot, tuvo que ser cancelado luego de la denuncia de varios periodistas y políticos chilenos. Esta vez, nada similar ha ocurrido.

La jefe de operaciones de facebook, Sheryl Sanders, dijo disculparse sin realmente arrepentirse de que su compañía hubiese manipulado las emociones de los usuarios de esta red social. De acuerdo con el reporte de Jay Krishna en su blog en el Wall Street Journal, Sanders se refirió al experimento en los siguientes términos: “Éste es parte de una investigación en curso que hacen compañías para probar diferentes productos, eso es lo que es; fue comunicado de una manera muy pobre. Y por esa comunicación pedimos disculpas. Nunca quisimos molestarlos.”

No exagero. El designio de facebook es siniestro. De acuerdo con las descripciones que tenemos de su fundador y de su equipo, se trata de gente que tiene una perspectiva bastante distorsionada de la vida social y una visión bastante chata de la condición humana. A este respecto, el testimonio de Kathe Loose es revelador. Loose se unió a facebook en su etapa inicial y llegó a tener la responsabilidad de escribir los discursos de Mark Zuckerberg. La proximidad con los encargados de tomar las decisiones más importantes acerca del diseño y funcionamiento de esta red social le dio la oportunidad de tomar atenta nota de lo que Zuckerberg y sus muchachos tienen en la cabeza. El recuento de esa visión lo plasmó en el libro The Boy Kings (Los Reyes Prematuros).

Según Loose, el mundo para el cual Zuckerberg y su equipo han diseñado facebook se define a partir del mundo de quienes lo hacen funcionar: jóvenes ingenieros en Sillicon Valley quienes parecen estar encapsulados en una especie de autismo colectivo, pero bastante próspero. Para quienes viven en esa burbuja, el ideal de vida es el contacto instantáneo; la posibilidad de elegir sin límites y de comunicarse de una manera más rápida, eficiente y barata; un enorme potencial de conexión; las dinámicas escalables – esto es, susceptibles de ser cuantificadas y automatizadas; la posibilidad de estar cerca pero nunca con quienes se ama; la ausencia de responsabilidad por lo que se dice; la vida vivida en un escenario social sin mucho compromiso y, por lo tanto, sin mucha intimidad.

Es preciso agregar que en el mundo de esos ingenieros no hay muchas mujeres. Por esta razón, el tema de la igualdad de género no es muy importante. Así las cosas, facebook podría ser resumido como un mundo en el cual hay un exceso de testosterona y de oportunidades de consumo, donde la felicidad es equiparada a las formas más básicas de gratificación. En palabras de Loose, es como “Mad Men pero de verdad y ocurriendo en este mismo momento como si fuera la repudiación de cincuenta años de progreso social.”

Y si a lo anterior le agregamos la ambición de hacer el mundo a su imagen y semejanza… Por cuenta de la distorsión plutocrática de la política, la voz de Zuckerberg, como la de los demás multimillonarios, ha devenido magnificada como si tuviera mucho más valor que la de todos los usuarios de facebook juntos. Zuckerberg convocó a empresarios ricos y jóvenes como él a formar un grupo de presión que influyera en la política de los Estados Unidos: FWD.us

Este grupo tiene tres propósitos: luchar por una reforma al régimen sobre inmigración, de manera que las compañías estadounidenses puedan “contratar a los mejores y a los más brillantes”; por reformas a la educación para que haya más gente interesada en “la ciencia, la tecnología y las áreas de matemática” – arte, humanidades y ciencia social no aparecen en sus objetivos; y por más apoyo a la investigación científica para que ponga las bases de “la innovación futura de nuestra economía del conocimiento (…).”

Críticos de FWD.us han señalado que la clase de reforma migratoria que propone este lobby es bastante excluyente. No tiene nada que ver con el sueño americano, esto es, con la idea de que gente perseguida o marginada en su sociedad pudiese llegar a una tierra de oportunidades donde pudiese progresar. Antes bien, la idea de Zuckerberg es que gente muy bien educada, en este sentido, privilegiada, maximice los rendimientos de su esfuerzo en una plataforma productiva mucho más eficiente.

Ésta no ha sido la única crítica que ha recibido. Otras personas le cuestionaron haberse aliado con líderes anti-ambientalistas para sacar adelante su reforma migratoria. Varios de los jóvenes empresarios a quien Zuckerberg convocó se bajaron del bus aduciendo la importancia que para ellos tiene luchar por la protección de la naturaleza.

El ámbito donde Zuckerberg procura influir no se limita a los Estados Unidos. Su plan es mucho más vasto. Junto con otras grandes empresas, facebook es parte de un consorcio llamado internet.org cuyo propósito aparente es llevarle una conexión a internet a las dos terceras partes de la población del mundo que carecen de ella. Según Zuckerberg, “la conectividad es un derecho humano”.

En relación a este punto, no le falta razón. Si la plataforma de internet.org funcionara para lo que dicen que funcionaría, quizá muchas personas tendrían nuevos medios de mejorar su situación. El tema es que uno de los proyectos centrales de este consorcio es asegurarse de que la gente acceda a internet a través de facebook y que toda su actividad quede registrada ahí. La actividad se convierte en datos y los datos en mercancías que facebook comercializa. Esta es una de esas situaciones en las cuales el dicho “lo barato sale caro” resulta muy pertinente.

Assange: “Yo a usted le doy gratis información privada acerca de empresas y soy un villano”. Zuckerberg: “Yo le doy a las empresas información privada acerca de usted a cambio de dinero y soy el Hombre del Año.”

El fundador de internet, Tim Berners-Lee, la persona que desarrolló el protocolo que permite que nos conectemos en la red, le advirtió a facebook, “No se atreva a hacer un teléfono que solamente pueda ir a facebook.com”. Berners-Lee ve en todo esto el gran desequilibrio que hay entre la influencia de las grandes empresas y la movilización de los ciudadanos, un desequilibrio que podría ser enmendado mediante la intervención de los estados que, como el brasileño, han aprobado leyes en las cuales se garantiza explícitamente la neutralidad de internet.

Nada de esto arredra a Zuckerberg quien se figura a facebook como un “proyecto pequeño y una gran teoría”. La gran teoría de este precoz y ambicioso empresario consiste en realidad en la tesis, bastante trivial, según la cual la mejor manera de cambiar el mundo es creando una compañía. Zuckerberg cree que ese “es el mejor modelo para lograr que se hagan las cosas y para darle al mundo la visión que uno tiene”. Sus palabras son reveladoras de la desconfianza que muchos tenemos hacia las burocracias y los líderes políticos adeptos a grandilocuentes discursos y mezquinas negociaciones. Zuckerberg soslaya, sin embargo, que su empresa contribuye a que una gran burocracia logre su principal objetivo: aumentar la vigilancia sobre los ciudadanos.

Cuando se supo de la existencia de PRISM gracias a las revelaciones de Snowden, Zuckerberg negó que facebook estuviera de alguna manera involucrado. Hoy tenemos evidencia concluyente acerca de las órdenes secretas de la Agencia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos (NSA) a los grandes operadores de internet para que le proporcionaran información. Un reciente artículo en The Intercept revela cuán larga ha llegado a ser la lista de sospechosos de ser terroristas que ha confeccionado la NSA. Otro artículo en The Guardian refiere que para ser incluido en esa lista solamente basta un post en facebook. En este contexto, Monika Bauerlein y Clara Jeffrin se han preguntado, “¿Dónde termina facebook y comienza la NSA?” Su respuesta debería incitar a la acción a quienes se toman en serio la democracia. Bauerlein y Jeffrin afirman que “algunas veces es difícil distinguir la diferencia entre el uno y la otra.”

Este dispositivo usado para conectarse con gente y compartir información funciona gracias al hecho de que las personas que lo usan continuamente obtienen alguna gratificación, además de conectarse y de llegar a saber cosas que no sabía. El medio proporciona una abundancia de caritas felices y de reforzamiento y retroalimentación positiva. Sin embargo, de la abundancia se ha llegado al exceso. Un sitio en internet sostiene que el uso indiscriminado de la etiqueta “me gusta” ha motivado a facebook a restringir el número de veces que podrá ser usada.

Por eso no es lo más grave. Para esterilizar el medio de cualquier cosa que pudiera afectar su credibilidad, ahora en facebook la sátira irá acompañada de una etiqueta que dirá sátira. En términos prácticos, lo que busca esta red social es ahorrarle a sus usuarios el trabajo de discernir qué es noticia y qué no lo es, de modo que pueda evitar que se propaguen como noticias serias serias mamaderas de gallo. Creo que facebook es indiferente con respecto a las noticias y a las sátiras, Sin embargo, no le ha de interesar en lo absoluto que se propague la idea de que en su medio circulan muchas cosas que no tienen ningún fundamento, pero que la gente las comparte como si fueran dignas de crédito. Si los usuarios de facebook se tienen que ahorrar el ejercicio de discernir el humor del objeto del humor, peor para ellos. Este es nuestro problema; el de facebook, asegurarse que sea rentable. Pero por este camino, el espectro de un mundo en el nos tornamos estúpidos ya no es una mera aparición. En facebook es una realidad.

En un libro publicado recientemente, El Fin del Poder, Moisés Naím “describe la lucha entre los grandes actores antes dominantes y los nuevos micropoderes que ahora les desafían en todos los ámbitos de la actividad humana. La energía iconoclasta de los micropoderes puede derrocar dictadores, acabar con los monopolios y abrir nuevas e increíbles oportunidades, pero también puede conducir al caos y la parálisis.” Este cuadro parece sacado de los titulares de prensa de los días felices de la Primavera Árabe. Por el contrario, el que he presentado en esta entrada es uno que corresponde más al concepto el totalitarismo invertido, que acuñó el pensador Sheldon Wolin.

Wolin señala que con este concepto intentó “encontrar un nombre para un nuevo sistema político, aparentemente guiado por poderes totalizantes, no por el gobierno personal, uno que tiene éxito por medio del estímulo a la apatía política en vez de a la movilización masiva, que depende más de los medios ‘privados’ que de las agencias públicas para diseminar la propaganda que refuerza la versión oficial de los hechos.” Se trata de un sistema que no ha sido construido de acuerdo con el plan de un líder carismático que se propone, de forma bastante dramática, crear un nuevo orden de cosas. Antes bien, en el totalitarismo invertido el líder carismático deviene el producto de ese sistema, uno que “ha emergido imperceptiblemente, de una forma no premeditada y en una aparente e ininterrumpida continuidad con las tradiciones políticas del país.”

No sé si Timothy Garton Ash haya leído a Wolin o si meramente se trate del hecho de que en distintos lugares ambos hayan sentido de modo similar la ominosa transformación que está ocurriendo. Lo menciono porque el título de una de sus columnas captura de una forma muy suscinta el carácter de la actual situación en términos muy similares a los de Wolin: “Si el Gran Hermano vuelve, sería en la forma de una asociación público-privada.” El tema es que el Gran Hermano ya ha vuelto. Que su presencia haya sido trivializada en la forma de reality-shows no quiere decir que no sea menos insidiosa.

Si todo esto le deja abrumado, será porque la realidad lo ha tomado desprevenido. No creo, sin embargo, que ese sea el caso. La sospecha está viva en la cabeza de muchísimas personas. Lo que sucede es que esa sospecha no se actualiza suficientemente en una experiencia de transformación, lo cual es una fuente de desencanto. “El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente.” Pero también es cierto que “la falta de poder corrompe y la falta absoluta de poder corrompe absolutamente.” Precisamos pues empoderarnos para transformar nuestra relación con internet y, de ese modo, hacerlo un medio para empoderarnos aún más.

Espero que esta lectura no lo deje abrumado sino que opere en su consciencia como un resorte. Permítame sugerir que comience con una auto-terapia, una higiene mental que le dé a la vida humana un sentido distinto del que ya ha adquirido.

"Mobile lovers" (Amantes móviles-Amantes del celular), obra de Banksy en un club de Bristol, reproducida en el artículo "True Slaves to Our Devices" (Verdaderos Esclavos de Nuestros Artefactos), publicado en adbusters.org
«Mobile lovers» (Amantes móviles-Amantes del celular), obra de Banksy en un club de Bristol, reproducida en el artículo «True Slaves to Our Devices» (Verdaderos Esclavos de Nuestros Artefactos), publicado en adbusters.org

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