Cosmopolita

Publicado el Juan Gabriel Gomez Albarello

Mensaje de Navidad de Edward Snowden y sus implicaciones para Colombia

El 24 de diciembre la cadena de televisión británica Channel 4 emitió el siguiente saludo navideño de Edward Snowden.

«Hola y Feliz Navidad.

«Me siento honrado de tener la oportunidad de hablar con usted y su familia este año.

«Recientemente hemos sabido que nuestros gobiernos, actuando mancomunadamente, han creado un sistema mundial de vigilancia masiva, que vigila todo lo que hacemos.

«El británico George Orwell nos advirtió acerca del peligro de esta clase de información. Los tipos de recolección [descritos en su libro 1984] ‒micrófonos y cámaras de video, televisores que nos vigilan‒ no son nada en comparación con los medios disponibles en la actualidad. Contamos con sensores en nuestros bolsillos que nos siguen dondequiera que vayamos.

«Piense acerca de lo que esto significa para la privacidad de la persona promedio. Un niño nacido hoy crecerá si ninguna concepción de la privacidad en absoluto. Nunca sabrán lo que significa tener un momento de privacidad para sí mismos ‒un pensamiento que no esté registrado ni analizado. Y eso es un problema pues la privacidad es muy importante. La privacidad es lo que nos permite ser quienes somos y quiénes queremos ser.

«El debate que tiene lugar hoy determinará cuánta confianza podemos otorgarle tanto a la tecnología que nos rodea como al gobierno que la regula. Juntos podemos encontrar un balance mejor [que el actual]. Pongámosle fin a la vigilancia masiva y recordémosle al gobierno que, si realmente quiere saber cómo nos sentimos, preguntarnos es siempre más barato que espiarnos.

«A todos los que están escuchándome, gracias y Feliz Navidad.»

Quisiera hacer un breve comentario acerca de sucesos relacionados aquí en Colombia, que tienen mucho que ver con lo dicho por Snowden.

Hace varios días el diario The Washington Post reveló que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de los Estados Unidos le proporcionaron al gobierno colombiano información interceptada electrónicamente, armas sofisticadas e incluso unidades entrenadas en operaciones de contrainsurgencia para luchar contra las FARC.

Hoy hay un gran revuelo por todo esto. El representante Iván Cepeda, por ejemplo, anunció que le pedirá explicaciones al gobierno colombiano acerca de la intervención de la CIA en la lucha contra las FARC. Con proceso de paz de por medio, es tentador politizar el asunto. El Presidente de Ecuador, por ejemplo, le dió a las revelaciones una connotación conspiratoria: le atribuyó a la extrema derecha colombiana e internacional el deseo de dañar las buenas relaciones de Ecuador con Colombia y, sobre todo, el proceso de paz en La Habana.

En mi parecer, lo más grave de todo lo que se puede leer en The Washington Post acerca de la asistencia de la CIA en la lucha contra las FARC es el entrenamiento que recibieron oficiales colombianos para extraer información de guerrilleros desertores. Dana Priest, el autor del reportaje, afirma que ese entrenamiento no incluyó el uso de las llamadas técnicas de interrogación mejoradas (enhanced interrogation techniques), un eufemismo frecuentemente mencionado para referirse a las técnicas de tortura usadas por la CIA con personas acusadas de pertencer a al-Queda.

Está por determinarse qué fue lo que enseñó la CIA. Está documentado que los Estados Unidos entrenaron a las fuerzas militares latinoamericanas en el uso de la tortura como medio de lucha contra la subversión (a este respecto, recomendaría el breve artículo The Torture Manuals de la edición en español de Wikipedia). Luego de haber visto todo lo que ocurrió en la prisión de Abu Ghraib y todo lo que todavía sigue ocurriendo en Guantánamo, es razonable cuestionarse acerca de la preparación que hayan recibido las Fuerzas Armadas colombianas de los estadounidenses en la pasada década.

De resto, todo lo que está en el informe del Washington Post puede ser considerado como mera evidencia de la asistencia que le proporcionó un aliado a otro para derrotar un enemigo común. Creo que no vale la pena rasgarse las vestiduras al respecto. El expresidente Álvaro Uribe tiene muchas cosas que hacen de él una figura política cuestionable. Me parece que haber pedido e implementado la ayuda de la CIA contra las FARC no es una de ellas.

Donde hay que poner la atención es en la continua actividad de espionaje de la NSA en Colombia. De acuerdo con un reporte de Glenn Greenwald, Roberto Kaz y José Casado, publicado por el diario O Globo, basado en las revelaciones de Edward Snowden, después de Brasil, Colombia ha sido el país más vigilado por la NSA.

Gracias a las revelaciones de Snowden, hoy sabemos que el espionaje no fue meramente militar sino también comercial. En Brasil, por ejemplo, la NSA espió a Petrobras, el equivalente de Ecopetrol. En septiembre de este año, la presidente Dilma Rousseff canceló la reunión que tenía prevista con el presidente Barack Obama en la Casa Blanca y en su discurso ante Naciones Unidas cuestionó el espionaje estadounidense, al que juzgó de grave violación al derecho internacional. Poco tiempo después, junto con Alemania, otro país afectado por el espionaje de la NSA, Brasil presentó en Naciones Unidas un proyecto de resolución para garantizar el respeto a la privacidad en Internet.

Es entendible que la reacción del gobierno colombiano haya sido más tímida que la del gobierno brasileño. Según datos del Banco Mundial para el año 2012, Brasil era la séptima economía del mundo; Colombia la trigésimo primera. Pero, ¿es justificable que haya sido tan tímida?

Al día siguiente de que Greenwald, Kaz y Casado revelaran cuán intenso había sido el espionaje de la NSA en Latinoamérica, la Ministra de Relaciones Exteriores de Colombia, María Ángela Holguín, pidió oficialmente explicaciones al gobierno de los Estados Unidos sobre el asunto. Un mes después, con ocasión de la visita del Secretario de Estado John Kerry, la Ministra Holguín afirmó haber recibido las «explicaciones necesarias» acerca del espionaje estadounidense.

Kerry describió el espionaje de la NSA como una actividad realizada conforme a la Constitución y a la ley de su país. Esto está por verse. Este mes el juez federal Richard Leon en Washington DC lo calificó de inconstitucional.

Como muchas veces sucede en los Estados Unidos, los derechos de los ciudadanos de ese país reciben una especial consideración, mientras que los derechos de todos los demás están sujetos a toda clase de excepciones. Según el Departamento de Justicia de ese país, la ley le permite interceptar comunicaciones de agentes extranajeros que viven en el exterior sin orden judicial. El terrorismo es la excusa.

A la sombra de las amenazas de grupos terroristas, en la actualidad una red de vigilancia masiva, que no tiene nada que ver con el terrorismo, está desplegada en todo el mundo. Lea otra vez el saludo navideño de Snowden y convénzase de que el debate que tenemos que abrir en este país no es acerca de la CIA y las FARC sino acerca de la NSA y todos nosotros.

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