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Cabildos Escolares: fiesta y memoria de la Independencia de Cartagena

Crónica del Desfile Escolar en homenaje a los Héroes de la Independencia, evento que año tras año enciende la llama festiva en jóvenes y niños.

Octavio Martínez

Por Octavio Gabriel Martínez, reportero del programa de Comunicación Social de la Universidad de Cartagena. Entrega 20 de “Fiestas de Independencia: proyecto de cultura y periodismo”*

Cada año, las Instituciones Educativas de Cartagena se preparan durante 7 meses para presentar ante toda la ciudad el resultado del estudio de los acontecimientos ocurridos en Cartagena el 11 de noviembre del 1811, sus antecedentes y consecuencias.

Las clases, los ensayos y las prácticas tienen su culmen en la realización del gran cabildo escolar ‘Homenaje a los héroes de la Independencia’, un desfile folclórico en el que converge un número representativo de los colegios distritales y algunos privados, para manifestar públicamente ante la ciudadanía que se conmemora un aniversario más de la Independencia Absoluta de Cartagena, hasta ese momento colonia de la Corona española.

Los pioneros de esta experiencia de cabildo escolar fueron los niños y jóvenes de la Institución Educativa la Milagrosa, ubicada en el legendario barrio de Getsemaní, cuna de la libertad cartagenera, donde residían Pedro Romero y los Lanceros que se levantaron sublevados para deponer el dominio español sobre esta ciudad del Caribe.

Apoyando esa iniciativa, otras instituciones se fueron vinculando hasta hacer de este espacio un monumental desfile que la ciudadanía espera como la mejor muestra de lo que debe ser la celebración novembrina en Cartagena.

Profesores, directivos y alumnos aúnan esfuerzos para que las conocidas Fiestas de Independencia se celebren con un auténtico sentido cívico e histórico de manera que los niños y jóvenes de los colegios no aumenten los desórdenes y actos vandálicos que toman como pretexto las fiestas para causar malestar entre los cartageneros.

P1010098Este año participaron 58 colegios públicos y 3 colegios privados, que con esfuerzo y dedicación se propusieron conseguir los recursos para los vestuarios, los instructores y demás elementos necesarios para su presentación en público.

Comparsas de todo tipo embellecieron las estrechas calles del Centro Histórico con un desfile interminable que debió hacer dos recorridos por rutas diferentes debido a la cantidad de participantes.

Después de estudiar todo el año elementos fundamentales del folclor del Caribe, cada uno de los colegios eligió la danza con la que participó en el desfile.

El congo, el Mapalé, la cumbia en sus distintas expresiones, champeta, porro, fandango, entre otros bailes encendieron la fiesta en las calles del Corralito de Piedra.

Niños y adolescentes, con sonrisas en sus rostros y energía inagotable, contagiaron de alegría y sabor a los transeúntes y padres de familia que los acompañaron en el recorrido con el objetivo de proclamar una vez más que Cartagena de Indias es un territorio libre y soberano.

Lo particular del desfile estudiantil radica en que es un homenaje anual rendido a los Héroes de la Independencia, a aquellos hombres y mujeres que la historia oficial, contada desde Europa y las élites no reconocen como los auténticos luchadores que lograron la Independencia de la ciudad.

El desfile exaltó a los indígenas Kalamaries, primeros habitantes de la zona que hoy ocupa Cartagena, a los negros esclavizados por los españoles y traídos desde África occidental hasta las tierras americanas, y a los criollos que fueron discriminados de muchas formas por la Corona al no tener sangre blanca pura o no haber nacido en tierra europea y asumir modos de vida propios de los colonizados.

Este tributo se les rindió a través de una tradición propia de las fiestas: el disfraz.

Personajes como Pedro Romero, Blas de Lezo, caciques indígenas, Benkos Biojó, San Pedro Claver, damas antiguas, palenqueros, entre otros, participaron como una forma de recordar a los cartageneros quiénes fueron los héroes y artífices de su libertad.

De igual manera hubo momento para la risa y la crítica con humor, por medio de disfraces que burlaban o llamaban la atención sobre hechos actuales como la guerra en Medio Oriente, el proceso de paz, la epidemia del Ébola y el Chicungunya, Nicolás Maduro, la selección Colombia, el Papa Francisco y la situación de la educación en Colombia.

Capuchones, plumajes, brillo, polleras, flores, espuma y algo de pólvora fueron elementos que no permitieron que la fiesta se apagara, a pesar del inclemente aguacero que cayó en Cartagena mientras los tambores repicaban y los clarinetes dejaban oír.

Notas de canciones como Pie pelúo, la Vaina ya se formó, la pollera Colorá,  y demás ritmos, hicieron mover hasta a los extranjeros que, aprovechando la espontaneidad propia del cartagenero, se sumaron al desfile y terminaron untados de maicena, azulín, espuma y mojados por la lluvia.

* Iniciativa de la Universidad de Cartagena: Programa de Comunicación Social y División de Comunicaciones y RR. PP.; la Universidad Tecnológica de Bolívar: Programa de Comunicación Social y Laboratorio de Investigación e Innovación en Cultura y Desarrollo; el Comité por la Revitalización de las Fiestas de Independencia, Programa AfroColombia de Señal Radio Colombia y la Fundación Color de Colombia.

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