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El día en que los caleños sembraron vida y agua en sus montañas

Aunque en un principio se esperaba una afluencia del 10% de los participantes convocados para la siembra por las redes sociales de la organización (200 personas), aproximadamente unas 413 acudieron al llamado y unieron sus manos para hacerle frente a la sequía que azota las montañas de la capital del Valle.

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Por: César Andrés Rodríguez
Periodista Blog El Río
Fotografías cortesía de ‘Siembra Un Árbol’

En medio del recorrido ascendente de la vía que dirige hacia el monumento de Cristo Rey, inmersos en la tenue boscosidad del Cerro de Los Cristales ubicado al occidente de la capital vallecaucana, se dieron cita el pasado 18 de octubre los más de 400 voluntarios convocados por la organización caleña ‘Siembra Un Árbol’. La idea, según Juan David Levy, gestor del evento y miembro fundador de la organización, era unir esfuerzos anónimos conjuntos en torno a la reforestación de un sector determinado de la montaña para devolverle la vida a los nacimientos y corrientes de agua que alimentan las quebradas de la zona y que, en su parte más baja, se convierten en afluentes del río Cali.

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Esta ‘Segunda Gran Jornada de Siembra de Árboles en Cali’ se puso en marcha después de una exitosa primer versión realizada en abril de este año por la misma organización. “En ‘Siembra Un Árbol’ siempre hemos tenido la convicción de retribuir una parte de nuestras ganancias en causas sociales o ambientales trascendentes. En un principio, cuando solo éramos un grupo de independientes organizados, intentamos donar mercados y regalos a las familias más vulnerables de la ladera. Sin embargo, conocimos de primera mano el impacto ambiental que está ocasionando la sequía en Cali y nos alarmamos cuando nos enteramos de la cantidad de árboles con la que cuenta la ciudad», afirma Levy.

Juan David se refiere a los estudios realizados por la Personería de Cali y la CVC (Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca), publicados en 2014, en los que se detalla el grave déficit de árboles con los que cuenta la ‘sucursal del cielo’. En éstos se observa que, aunque en la ciudad deberían existir por lo menos tres (3) árboles por habitante, actualmente hay uno (1) por cada diez (10) habitantes, la mayoría de estos enfermos y en proceso de descomposición. No es de extrañar entonces el calor abrasador que se siente a ciertas horas del día en la capital del Valle o que la erosión de cerros como el de Los Cristales, debido a la tala indiscriminada de árboles, haya secado muchas de las quebradas que alimentan en gran parte los ríos de la ciudad, lo que tiene a la mayoría de la población dependiendo de un racionamiento excesivo de agua.

12063860_1664430277148763_4109086063517905072_nAunque diversos obstáculos de logística, transporte y algunos actos perversos intentaron detener la jornada incluso un día antes de su realización, la convicción de los caleños y vallunos en general fue más fuerte y juntos, decidieron unir sus manos y hacerle frente a las graves problemáticas ambientales que afectan a sus comunidades. Juan David confiesa sentirse conmovido por haber logrado una jornada sin precedentes. “Hubo gente que llegó de Yumbo, Palmira o Jamundí a las 5 de la mañana con las botas puestas y dispuestos a ayudarnos. Además, en principio habíamos proyectado 60 cupos pensando en las dificultades de logística que podríamos tener. Jamás nos habríamos imaginado que 413 personas, entre niños, jóvenes y adultos mayores vendrían a ayudarnos y sorprendernos.”

Levy esta seguro que, en gran parte, la cantidad de personas que asistió a la jornada se debe a que muchos sufrieron en cuerpo propio lo que significa vivir 27 días sin agua, por lo que la conciencia colectiva de los vallunos pareció orientarse hacia la preocupación por su impacto ambiental y las acciones necesarias que se deben implementar para cuidar sus ríos y bosques. «Esto va más allá de la siembra como tal. Lo que se pretende es generar una conciencia de amor por nuestra tierra. Sembrar un árbol es un acto de amor por la naturaleza y por ende un acto de amor por uno mismo. Hay que recuperar nuestro espíritu ancestral de labradores de la tierra y actuar rápido para evitar más catástrofes ambientales».

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La jornada concluyó con el éxito de 250 árboles nativos sembrados en el cerro de Los Cristales, los cuales proyectan una recuperación sistemática de las corrientes de agua que emanan de la montaña y confluyen en la quebrada Guarrús, hoy por hoy completamente seca, y proporcionarán el oxigeno y la sombra fundamentales para combatir la erosión de la tierra. Lo mejor, según Juan David, es que fue un trabajo realizado con el corazón por los caleños, quienes se unieron por una misma causa alejados de todo tinte político o institucional, y que sin ánimo de lucro unieron sus conocimientos y esfuerzos para luchar por un objetivo común: su medio ambiente.

Debido al éxito del evento y a la enorme afluencia de voluntarios, ‘Siembra un Árbol’ tiene proyectado realizar una tercer jornada de siembra en la que invitan a todos los colombianos a hacer parte de quienes luchan por recuperar los ecosistemas del país. «La invitación es a vivir con propósito y pujanza. Al principio, ninguno de nosotros sabía como sembrar un árbol. Sin embargo, empíricamente y con mucha fuerza de voluntad, logramos reunir a expertos en el tema y ahora vamos por más. Aún hay mucho por hacer y lo que se necesitan, en vez de instituciones oficiales indiferentes, son promotores de energía que motiven al cambio y que luchen por su futuro.»

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