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Publicado el Pablo Felipe Pérez Goyry

Es esencial de que exista una ética global…

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Es esencial de que exista una ética global…

 

Por: Pablo Felipe Pérez Goyry.

A finales del año 1999, recibí una noticia escalofriante a través de la Internet mientras navegaba en el ciberespacio. Si fue verdad o no, les voy a contar.

Se comentaba en la información que se había vivido un terrorífico drama en un aeropuerto internacional, de una ciudad europea.

En el tren de aterrizaje de un avión comercial que provenía de África habían descubierto dos niños africanos, muertos.

Los infantes, de entre 12 y 14 años, murieron por la falta de oxigeno y las bajas temperaturas, que en altas altitudes supera – en ocasiones hasta – los menos 40 grados centígrados.

Todo indica que ellos buscaban una vida mejor en Europa. Un hecho que demostró, una vez más, el grado de olvido, penuria y desesperanza de un continente que agoniza. Continente donde la esperanza –que muchos dicen es lo último que pierde el ser humano– no deja de ser una utopía. La causa es de que la esperanza se deshace cuando niños, hombres, mujeres y ancianos se tienen que enfrentar  al hambre, la falta de oportunidades, la humillación, la opresión, etc.

Los niños llevaban en su poder, además, de sus documentos de estudiantes y las ilusiones una carta dirigida a los gobernantes de Europa. Su esperanza era ser escuchados.

La carta decía:

«Excelencias, señores miembros y responsables de Europa:

Tenemos el honor y placer de escribirles esta carta, para hablarles del objetivo de nuestro viaje; y de los sufrimientos de nosotros los jóvenes africanos.

Pero antes que nada, les presentamos nuestros saludos, los más deliciosos, adorables y respetados en la vida. Para esto, sean nuestro apoyo y nuestra ayuda.

Ustedes son para nosotros en África, aquellos a quien hay que pedir ayuda.

Les rogamos, por el amor de su continente, por el sentimiento que ustedes tienen hacia sus pueblos y sobre todo por la afinidad y el amor que ustedes tienen por los niños; que ustedes quieren toda la vida.

Además, por el amor y la timidez de nuestro creador Dios, el todopoderoso que les ha dado todas las experiencias buenas, riquezas y poder construir bien y organizar su continente para volverse el más bello y admirable entre los otros.

Señores miembros y responsables de Europa, es en nombre de su solidaridad y de su gentileza que les gritamos auxilio en África.

Ayúdennos, sufrimos muchísimo en África; tenemos problemas y faltas en el ámbito de nuestros derechos.

En el ámbito de los problemas, trae la guerra, la enfermedad, la falta de alimentos, etc. En cuanto a los derechos de los niños, en África. Tenemos escuelas pero falta la educación y la enseñanza.

Salvo en las escuelas privadas, en donde se puede tener una buena educación. Pero se necesita demasiado dinero. Pero resulta, que nuestros padres son pobres y tienen que alimentarnos. Después, tampoco tenemos escuelas deportivas en donde podríamos practicar football, el basket, o el tenis.

Es por eso que nosotros, los jóvenes africanos, les pedimos de hacer una gran organización eficaz de África, que nos permita progresar.

Si ustedes ven que sufrimos y exponemos nuestras vidas, es porque sufrimos demasiado en África y que los necesitamos, a ustedes, para luchar contra la pobreza y para ponerle fin a la guerra en África.

En fin, les suplicamos que nos perdonen muy fuerte de nuestro atrevimiento al escribir esta carta, a ustedes, los grandes personajes a quienes debemos mucho respeto. Y no olviden que es ante ustedes que debemos quejarnos de la debilidad de nuestra fuerza en África».

(Firmado)

«Yaquine Rotia y Fode Tounkara.
Un día cualquiera del siglo XX.»

He reflexionado, en más de una oportunidad, en la «autenticidad de este testimonio». No obstante, estoy persuadido de que es verdad. La razón es de que si tuvieran las posibilidades serían millones las cartas de niños de todos los países pobres las que recibirían los gobernantes no-solo de Europa, sino de EE.UU., Canadá, Japón, etc. Del mismo modo, serían numerosos los que osarían poner en peligro sus vidas.

El 10 de diciembre de 2010 se cumplieron 62 años de la aprobación -por la Asamblea General de las Naciones Unidas (Resolución 217 A (III)- de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Sin embargo, es una realidad el tormento que viven millones de seres humanos porque no se les respetan sus derechos a vivir con pundonor.

¿Para qué sirve la Declaración Universal de Derechos Humanos, cuando no se cumplen por los Estados? Un ejemplo, por solo citar uno, es la observancia de su Artículo Primero:

«Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.»

Creo es esencial una convivencia con ética global, que permita a toda la humanidad practicar con benevolencia lo que enseñara un antiguo: «Todos los hombres son mis hermanos y correligionarios, todas las naciones son mi patria y todas las religiones mi religión».

Medellín, marzo 2011.

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