El Hilo de Ariadna

Publicado el Berta Lucia Estrada Estrada

NICOLÁS GAVIRIA: ¡USTED NO SABE QUIEN SOY YO!

Por GLORIA CEPEDA VARGAS

Nota: Como ya lo he he hecho otra veces publico un breve artículo de la poeta Gloria Cepeda Vargas por considerarlo de interés general.

El lunes 2 de marzo, los medios de comunicación registraron, con video incluido, uno de los actos más vergonzosos que suelen darse por estos rumbos. El “señor” Nicolás Gaviria, después de violar normas de tránsito y elementales preceptos de urbanidad, protagonizó un sainete que haría enrojecer al más anémico. Poseído de ira sacrosanta, se enfrentó a los agentes de policía que intentaban impedirle la entrada a determinado sitio por su avanzado estado de alicoramiento, con palabras y ademanes que parecían extraídos de un muladar. Por largo tiempo gesticuló, aulló, amenazó, les recordó a los funcionarios la existencia de su progenitora, para terminar con estas palabras: “¡Usted no sabe quién soy yo!”, anunciándoles una verdad para él demoledora: ¡Soy sobrino del ex presidente César Gaviria, voy a llamar a Palomino y lo voy a mandar a respirar aires marinos al Chocó!.
Lamentable por soez y sobre todo por ridículo, el episodio protagonizado por el supuesto allegado al ex presidente. Una demostración de escasez mental y abundancia de soberbia hecha a la medida de esa clase patética que ve en el poder y el dinero sus únicas credenciales. Una exposición de mediocridad de tuétanos y escasez de sesera que nos remite a las sabanas prehistóricas. ¿Dónde va el doncel alígero, el pulquérrimo administrador del idioma, el poderoso blasonado? ¿Por ventura ignora que todos los funcionarios de Alto Turmequé, incluido el Presidente de la República, son nuestros asalariados obligados a rendir cuentas a sus patrones representados en todo elector, desde el más humilde trabajador hasta el más encumbrado ciudadano?
La culpa de que Colombia sea todavía el hazmerreír de quienes piensan con la cabeza, la tenemos todos. Un problema de ubicación que nos llevó a confundir la gimnasia con la magnesia. (¿o será narcosis cerebral?); ese remanente de épocas en apariencia abolidas, donde resoplaban “la peluca y la casaca”, como decía Neruda. Esa costumbre de sacralizar al adinerado o al influyente olvidando que tanto incienso inmerecido marea al más pensante.
¡Usted no sabe quién soy yo!, gritó, henchido de humo Nicolás Gaviria. Pues yo sí sé quién es usted: un patán versado en coprolalia, experto en husmear en los basureros del idioma y lo que es peor: indotado hasta el extremo de no temer ni siquiera al ridículo.
Es insólito que hoy, cuando nuestros deportistas, científicos, intelectuales y probos colombianos del común, enarbolan triunfalmente el gentilicio colombiano, existan compatriotas tan ramplones y vacíos.
Desmentido por el ex presidente, Nicolás Gaviria “se pasea por el prado” como si no hubiera roto un plato. A estas horas, deberían imponerle la que sería para él, máxima sanción: lectura de algún manual de urbanidad o de cultura general. A más de obra de caridad, representaría el medio mejor para sacarlo de ese lodazal en que naufragan las magras neuronas que le quedan.

COLOFÓN: Después de haber leído a Gloria Cepeda sólo me queda agregar que Nicolás es solo un pobre tipejo del país de machitos marchitos, el mismo país del presidente bravucón que estuvo en el poder durante una larga y tenebrosa noche que duró ocho años; seguramente por eso Nicolás imita sus bravuconadas y repite sus improperios. Y ahora que no salga a decir que ya pidió excusas; sólo lo hizo cuando la fiscalía anunció una demanda contra él.
No hay que olvidar la entrevista que dio el pasado lunes a La Blu radio donde dice que se debe investigar al taxista que le quería cobrar más por la carrera y no a él que era un buen tipo y que además le estaban dañando su imagen; supongo que es la imagen de gamín rico que se cree con derecho a todo y que ve en las personas que deben trabajar para poder vivir, es decir que no han heredado una gran fortuna, gentuza a la que puede agredir sin límites. A lo mejor eso es lo que le enseñaron en la rancia estirpe que ahora saca a relucir y en la Universidad de la Sabana donde dice haber estudiado; lo cual no me extrañaría teniendo en cuenta la escala de valores del Opus Dei:

CUANDO EL OPUS DEI SE METE EN NUESTRAS CASAS


Por último quisiera agregar que una buena forma de mostrar su arrepentimiento, pero sobre todo de comenzar a cambiar su forma de ser y de pensar para con los demás, es crear una fundación de ayuda a los policías que no han podido estudiar; él primero de ellos debería ser al agente insultado y agredido, e incluso comprarle una vivienda digna; no creo que donde viva sea la mejor de las habitaciones. Eso sería mucho mejor a que termine en la cárcel.

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