Mercadeando

Publicado el Dagoberto Páramo Morales

Infraestructura y TLC’s

La enorme deficiencia que tenemos en la infraestructura de transportes que los efectos del cambio climático han desnudado de forma innegable, le ha venido dando la razón a muchos que se opusieron, no sin bases, a la firma de los diferentes tratados de “libre comercio”. Acuerdos que hemos venido aceptando sin más ni más, casi como un designio divino al que no tenemos ni siquiera el derecho a oponernos so pena de ser tildados con los más descorazonadores epítetos de descalificación social.

Aunque se diga lo contrario, no estamos y no hemos estado preparados. Es increíble la improvisación que ha caracterizado las ejecutorias de los gobernantes a lo largo de nuestra historia. Y a pesar de múltiples descalabros no aprendemos. Ya desde 1825 cuando firmamos el primer tratado con la Inglaterra de la época, estábamos en inferioridad de condiciones para competir de manera equilibrada. Y así seguimos. Y ahora peor, porque a decir de algunos funcionarios de los más recientes gobiernos, pareciera que nuestra única alternativa es la resignación. Sin empacho alguno, pregonan, justificando su crasa incompetencia o su descarada ignorancia, que lo único que nos toca es aprender a lidiar con nuestros ancestrales males y que poco o nada es lo que podemos hacer porque ello implica la erogación de grandes recursos que, según ellos, no tenemos. Y punto. En contraste son solo promesas las que a diario se han escuchado cada vez que un fenómeno natural nos arrincona y trastoca el orden económico establecido. ¡Qué impotencia!

¿Cómo entender que una economía basada en exportaciones no cuente con una infraestructura de transporte que asegure que nuestros productos sean entregados de manera oportuna y con la calidad requerida a los mercados internacionales? ¿Cómo es posible que no le hayamos prestado atención a la navegabilidad del Río Magdalena como lo han hecho los países desarrollados con sus grandes ríos? ¿Por qué decidimos algún día acabar con los ferrocarriles que tan bajos costos implican para el transporte de carga y de pasajeros? ¿Será que nunca nos dimos cuenta de las enormes deficiencias de nuestras carreteras? O, ¿será que los intereses de ciertos grupos económicos han prevalecido sobre el conjunto de necesidades de la población colombiana?

Bastante doloroso sería saber que nuestros dirigentes, por ineptos -o por proteger ciertos intereses políticos-, no se percataron de la trascendencia que tiene la infraestructura en el proceso de internacionalización empresarial. Sería más ignominioso constatar que por estar siguiendo las recomendaciones de las agencias financieras internacionales ellos nunca visualizaron la fragilidad de nuestro sistema vial, aéreo, marítimo, fluvial. Pero sería peor aún corroborar, no sin sorpresas, que por intereses personales y de corrupción, no fueron capaces de preparar al país para hacer frente a los retos que la globalización y la apertura mundial de los mercados impone.

Sea lo que sea, la única verdad es que el panorama no es nada halagador. Las principales vías de comunicación desde y hacia los puertos siguen teniendo dificultades de todo tipo. Es innegable que si seguimos así Colombia cada día se aislará más. Nos ahogaremos y nadie responde por sus nefastas consecuencias. Las destempladas respuestas a “tener fe” y a confiar en que todo va a pasar y que todo se va a arreglar, solo producen desesperanza.

¿Qué estarán pensando quienes habiendo recurrido a su apabullante aplanadora parlamentaria nunca han escuchado las voces discordantes que en mucho se han esforzado para hacerse oír? ¿Se darán cuenta que no tenemos capacidad alguna para responder de forma competitiva a la amenaza que ahora se cierne sobre varios sectores de la economía nacional? ¿Aceptarán que el juicio de la historia los va a poner en el sitio que les corresponde por su enorme irresponsabilidad?

Ojalá que nuestros vaticinios sean equivocados para el bien de nuestra población que acumula cientos de años sumidos en el abandono y la despreocupación colectiva. Ojalá el nuevo gobierno ajuste el rumbo que nos han impuesto a lo largo de nuestra historia y que esta noche que ha sido tan terrible y tan larga cese, o, al menos, que sus efectos sean menos frustrantes. Bastante complicados sí estamos.

 

 

Ya está disponible el nuevo video en mi canal de YouTube “Marketing y Sociedad”: “Marketing agroindustrial”. En este programa precisamos el concepto de agroindustria y caracterizamos los diferentes tipos de ella. Asimismo, señalamos las condiciones del marketing agroindustrial desarrollado de acuerdo con el tipo de agroindustria: de adecuación o, de transformación de las materias primas de origen agrícola, pecuario, o silvo pastoril, por ejemplo.

https://www.youtube.com/watch?v=EzwMhSnXLJU&list=UUQJGMfnRGaYH1Ph8mcrEJ3w&index=1

https://dagobertoparamo.com

[email protected]

facebook.com/dagobertoparamo

Instagram: dagobertoparamo

Twitter: @dagobertoparamo

https://www.youtube.com/user/dagobertoparamo (Marketing y Sociedad)

Comentarios