Con-versaciones

Publicado el Bat&Man

La adhesión de Petro a Santos, “un asunto de mínimos éticos”. Habla José Cuesta.

Me interesa la moral, a condición de que no haya sermones.

-Patricia Highsmith-

José Cuesta - Foto de El Espectador.
José Cuesta – Foto de El Espectador.

 

Bat: Desconcierto. Sobre todo eso: desconcierto. En medio de una de las campañas presidenciales más vergonzosas de toda nuestra historia, ahora resulta que Gustavo Petro anuncia su virtual adhesión a la reelección de Juan Manuel Santos.

Man: Para que vea, Bat. Esto se está volviendo un zaperoco que ya nadie entiende. Como vamos, lo único que falta es que el Procurador adhiera a Clara López… Aquí hay conservadores liberales, liberales uribistas, godos progresistas, comunistas santistas, mejor dicho: esto no son unas elecciones, sino una recocha política premundialista.

Bat: Le doy la razón en algo: prima la confusión. Hilan tan fino que cualquiera se pierde. Pero bueno, por lo menos para aclarar lo de la adhesión de los petristas a Santos, lo invito a que conversemos con José Cuesta, uno de los que suscribieron el famoso pacto que se conoció hace un par de días.

Man: ¿Cuesta no fue el que estuvo organizando toda la bulla en la Plaza de Bolívar cuando Petro estuvo a punto de quedarse a vivir en el balcón?

Bat: El mismo. Con él vamos a con-versar.

Man: Hágale.

Acuerdo 

Bat: Aclaremos algo, José: ¿El pacto que se firmó entre algunos progresistas y el Partido Liberal compromete personalmente a Petro, o no?

José Cuesta: Este acuerdo tiene la impronta de Petro, de la A a la Z. Todo estuvo consultándose permanentemente con él. Es un acuerdo que, sin duda, representa la concepción que tiene el alcalde Petro sobre la vida pública del país.

Man: Y aclárenos otra cosa: ¿ese pacto es una adhesión de Progresistas a la Unidad Nacional?

José Cuesta: Hoy no. Como lo dijo el mismo vocero del Partido Liberal, aquí no estamos obligándonos a votar por Santos. Esto fue lo que se firmó.

Bat: Y entonces… ¿cuál es el objetivo del pacto?

J.C.: Garantizar la paz en Colombia.

Man: A ver… Barájela más despacio. Firmaron un pacto que contiene siete puntos. Palabras más, palabras menos, el Partido Liberal se comprometió a impulsar varias políticas de la Bogotá Humana, en el plano nacional. Pero, ¿a cambio de qué?

J.C.: A cambio de garantizar que haya un proyecto de gobierno capaz de derrotar a quienes quieren llegar a…

Man: Concretamente: ¿a cambio de qué? ¿A cambio del voto?

J.C.: Por eso le digo… A cambio de garantizar que haya una fuerza de gobierno capaz de comprometerse con que la paz se convierta en una realidad. Eso pasa, por supuesto, por una decisión electoral. Pero esa decisión se dará en el momento en que el pacto sea asumido por el candidato Presidente.

Bat: Entonces el acuerdo es que Santos se comprometería a llevar a cabo esas políticas y a cambio de eso…

J.C.: … el sector de Progresistas votaría a favor de ese proyecto de paz.

Bat: ¿En primera vuelta?

J.C.: En primera vuelta si se ratifica este documento por parte del candidato Presidente antes de la primera vuelta. Si no, no.

Pero ojo…  Esto no se nos puede volver una conversación metafísica. El punto es este: ayer se conoció el resultado de una encuesta del Centro Nacional de Consultoría, donde se mide intención de voto para la primera vuelta presidencial. Y en ambas, en la primera y segunda vuelta, sale victorioso Óscar Iván Zuluaga. Él ha dicho, sin ningún tipo de ambages, que a los ocho días de posesionarse, es decir el día 15 de agosto de 2014, estaremos nuevamente en medio de ese escenario tan pavoroso que es la política de tierra arrasada.

Esta otra fuerza que hoy, según las encuestas, tiene una gran probabilidad de ganar, ha dicho que el camino para resolver el conflicto armado es incendiar más este país, con más guerra. Frente a esta realidad es que hemos tomado la decisión. Porque frente a una posibilidad real de que retorne lo que yo llamo “los tiempos oscuros”, en esa circunstancia y no en otra, se hizo posible que hayamos hecho una alianza con el Partido Liberal, y que eso pueda desembocar en un acuerdo con Santos.

Bat: En Barranquilla Petro dijo que Santos no tenía las condiciones morales para hacer la paz. Entonces, ¿cómo entiende uno esa afirmación y luego este acuerdo?

J.C.: No podemos olvidar de dónde venimos. Venimos de una batalla contra el Procurador. Venimos de un momento de fuerte contradicción con el Presidente Santos. Pero por lo pronto estamos recurriendo a lo que llamamos “la defensa del programa mínimo”. Este proceso de paz que hoy tiene asiento en La Habana (y el que tiene que darse con el ELN), debemos defenderlo. Oiga, no podemos permitir que lo acabe este señor Óscar Iván Zuluaga, por quedarnos en unos pruritos intelectuales y políticos. Eso nos puede llevar a que, en medio de esa circunstancia, sencillamente triunfe la fórmula de “en río revuelto, ganancia de Uribe”. Eso sí no me lo perdonaría yo.

Bat: Pero mire una cosa: Santos no acató las medidas cautelares que la CIDH le concedió a Petro. Pudiendo acatarlas. Mejor dicho: debiendo acatarlas… ¿Cómo uno confía en una persona que llega a ese nivel de transgresión de los principios democráticos? ¿Cómo pensar que esa es la persona que puede hacer la paz? Es que eso es también lo que desconcierta…

J.C.: Yo le hago una pregunta, para podernos entender: ¿usted ve una diferencia política notable entre el fenómeno Uribe y el fenómeno Santos?… Nosotros sí notamos una diferencia. En el margen de esa diferencia es que nosotros podemos entender racionalmente que existe la posibilidad de un acuerdo, en función de un bien superior. De un bien supremo. Que Santos lo asegura y Zuluaga justamente lo que promete públicamente es destruirlo. ¿Sí me entiende? Debemos despojarnos un poco del sentido de esa ética política maximalista para acudir a una cosa que es lo que yo llamo, con Adela Cortina, “la recuperación de la ética de los mínimos”.

Man: ¿Y cuál se supone que es la ética de esos mínimos en la actual coyuntura?

J.C.: Estoy convencido de una tesis del IEPRI, que es vieja; lleva por ahí quince años flotando en la vida política colombiana, y no se ha querido entender que tiene un enorme sentido axiomático: mientras las FARC existan y mientras el ELN exista, la izquierda democrática no tendrá la potencia necesaria para volverse una alternativa real, seria y creíble de gobierno en Colombia.

Santos entendió… hace parte de una élite oligárquica que entendió…  Por convicciones de racionalidad política, comprendió que lo que más le conviene al país es la paz. Y nosotros, por lo pronto, necesitamos la aplicación de ese punto minimalista. Es la ética política de los mínimos: que no nos sigamos matando. Que garantizando la paz comencemos a fortalecer los proyectos democráticos de izquierda en Colombia.

Bat: Petro dijo que Santos había traicionado su propia palabra, porque se comprometió a cumplir las medidas cautelares y no lo hizo. ¿Cómo hace uno un pacto con una persona que uno considera traidora?

J.C.: Hay un nuevo contexto, una nueva circunstancia. Hay mayor confianza para creer que eso no se va a volver a repetir…

Man: La circunstancia nueva es que Santos va colgado de la brocha en las encuestas y que eso se debe, al menos en Bogotá, a que fue muy errático en el caso de Petro…

J.C.: Hay razones para creer que el gobierno de Santos tiene un verdadero compromiso con la paz, que es el objetivo último de este acuerdo. Este gobierno viene desarrollando el proceso de paz durante todo el cuatrenio. Y ha avanzado hasta más allá de un 60%. El rifi-rafe que traemos con Santos no niega el hecho central de que ese señor, a diferencia del otro (Uribe) hizo un cambio de tercio y se dedicó a la construcción de la política de paz.

Zuluaga ha dicho que, si gana las elecciones, les da ocho días a los señores de La Habana para que firmen una rendición; o de lo contrario va a llover fuego. En medio de esa circunstancia es que hablamos de un acuerdo con Santos, un mandatario que tiene todos los bemoles del mundo… ¡Todos!… Destituyó al Alcalde, es decir, firmó la destitución; ese es un bemol grandísimo. Pero es él quien de todas maneras está embarcado en un proceso de paz oficial, y lleva cuatro años en ello. ¿Nosotros dónde nos situamos para tomar la decisión que estamos tomando?… que tiene los riesgos de los que usted habla… Pues sencillamente estamos tomando, de alguna manera, la bandera de esa colombianidad que está de acuerdo con que el proceso de paz llegue a buen puerto.

Petroretorna

Man: Angélica Lozano ha expresado una gran desconfianza con todo esto. Muchos dicen que Petro se está uniendo a Santos para quedarse en la Alcaldía.

J.C.: Angélica Lozano decía que había “gato encerrado”. Que había un compromiso implícito para que el Presidente de la República no destituyera al Alcalde Petro. Pero con la decisión del Consejo de Estado, esa especulación quedó completamente sepultada. Ya Santos no tiene velas en este entierro.

Man: De todos modos es extraño que justo el mismo día que se firmó el pacto, el Consejo de Estado le haya otorgado las medidas cautelares a Petro…

J.C.: Una cosa no tiene nada que ver con la otra. El Consejo de Estado es un órgano independiente del Ejecutivo, que además se sabe que está en un 95% en manos del Procurador. Nadie con tres dedos de frente puede decir que eso lo controla el Ejecutivo. Y ellos otorgaron las medidas cautelares de manera independiente, porque se ajustan a derecho.

Bat: De todos modos existe la sensación de hay un acuerdo por debajo de la mesa, debido a la manera como se hicieron las cosas. ¿Por qué esa decisión se tomó a puerta cerrada? No hubo un debate público… Llamaron a la gente a la Plaza para que los respaldara en su desacuerdo con una serie de situaciones, pero no los consultaron a la hora de tomar una decisión tan delicada como esta…

J.C.: A mí me consultaron… Ahora, lo que sí creo es que, como el documento lo dice, hay necesidad de abrir los diálogos dentro del movimiento Progresistas para que todo se consolide efectivamente…

Man: O sea, primero toman la decisión y firman el pacto, y luego sí consultan…

J.C.: Mire, yo no le voy  a dar nombres… Pero el acuerdo lo firmamos finalmente más de quince personas. Y yo le puedo decir que mucha otra gente fue consultada. Pero, la verdad, no sé cómo se manejó eso. En el caso de Navarro Woolf sí puedo decir que esta situación se abordó y el tema Santos generó una distancia con él. Eso fue objeto de conversaciones desde Septiembre del año pasado entre Petro y Navarro. Inclusive se llegó a hablar de que Antonio Navarro podría ser el Vicepresidente de la reconciliación. Pero, obviamente eso no se concretó y ahí hubo una distancia.

Bat: Yo sí creo que hay mucha gente que se siente traicionada…. Todo cayó como un baldado de agua fría…

J.C.: Yo entiendo que este es un acuerdo que cubre a un sector de Progresistas. Ahora, hay otros sectores de Progresistas que también tomaron su propia decisión… siendo Progresistas…

Bat: Camilo Romero…

J.C.: ¡Por ejemplo! Y no desató esta tormenta… ¿Cuándo le consultaron esos progresistas a Petro su adhesión a Peñalosa?

Man: ¿Se ha puesto a pensar que de pronto ustedes hicieron un acuerdo que no se va a traducir en una suma de votos para Santos?…

J.C.: Eso no se puede afirmar…

Bat: Pareciera que sí. Lo que uno ve es que a la gente no le ha gustado el asunto. ¿O cuál es su percepción?

J.C.: Vamos a mi visión práctica… Mi entorno real…  Cuarenta personas me han llamado. Diez personas a putiarme. Y treinta personas diciendo, más o menos en la misma lógica, “Cuesta, hermano, había que hacerlo.  Es un trago amargo. Yo voy a votar con tapabocas.” Pero ojo, que lo que estoy diciendo yo aquí es una forma de medir que no es certera. Digamos que esto hay que decantarlo. Yo por lo pronto estoy defendiendo racional y argumentalmente lo que pasó.

Man: Cuando Petro votó por el Procurador dijo que lo hacía porque el Procurador se había comprometido con él a perseguir la corrupción y los grupos paramilitares. Después, le tocó pedir perdón públicamente por ese voto. ¿No estamos ante una situación igual?

J.C.: No. En este caso el bien superior, que es la paz, está ahí. Es real y no está embolatado. En este momento hay una mesa de negociaciones que está funcionado desde hace más de dos años, creo. Están las FARC, que no son ningunos pintaditos en la pared… Aquí hay una mesa de muchos lados… Está por un lado la insurgencia, está la sociedad colombiana, están las víctimas, está la comunidad internacional y, por supuesto, está el establecimiento, porque la paz se hace con los que tienen el poder… Está el mundo de hoy… Y nosotros no podemos ser ajenos a ello. Entonces, yo no entiendo por qué una decisión audaz, promovida por el Alcalde Petro, de meternos a ser incidentes en el tema de la paz, ahora vaya a ser motivo de crucifixión…

Man: Yo sí entiendo. La perorata de Petro contra Santos en la Plaza de Bolívar fue pura mamadera de gallo. Alborotó el avispero y después salió con un chorro de babas. Así de simple.

Bat: Yo también entiendo, pero en otro sentido. Petro estaba consolidándose como el líder de los indignados que, por obvias razones, están representados en el voto en blanco. Ahora José dice que no hay alternativas, pero para muchos el voto en blanco sí es una alternativa; era importante esgrimir un gesto de rechazo a toda esta podredumbre, al menos en primera vuelta. Esa mecha se quemó sin haberla prendido y Petro era el líder político llamado a hacerlo. Por eso hay tanta polémica ahora.

J.C.: La política no es de blancos y negros. La política es de complejidades. Si aquí hubiera un proyecto de izquierda democrática que tuviera la posibilidad de ganar, ahí estaríamos. Pero no lo hay.

Bat: Dígame una cosa, José, ya para terminar: ¿ustedes necesitan la paz porque es una condición estratégica para que Gustavo Petro tenga posibilidades de ser presidente en 2018?

J.C.: Ah, eso sí. Yo la tesis se la ratifico: En medio de una confrontación armada que significaría el ascenso de Zuluaga al poder, como lo ha prometido, tenga la plena certeza de que ningún líder o lideresa que provenga de un proceso de reconciliación, como es Navarro, como es Petro, va a ser presidente de Colombia. Pero tampoco lo va a ser ningún representante de un proyecto democrático.

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