Con los pies en la tierra

Publicado el Observatorio de Tierras

PREGUNTÉMONOS PARA LA PAZ

Por Cristian López*

Felicitaciones a todos los colombianos/as: gracias al trabajo serio y disciplinado de las delegaciones de Paz de las FARC-EP y el Gobierno Nacional, esta vez no se repitió la frase de Alfonso Cano que, en tono de reproche le hiciera a los delegados del Gobierno tras uno de los varios intentos fallidos de diálogo: “Nos vemos dentro de 20.000 muertos más”.

Quizá ésta guerra nos costó tanta sangre por la manía que tenemos de buscar respuestas acertadas haciendo las preguntas equivocadas, la más costosa de todas: ¿Cómo ganar la guerra? en lugar de ¿Por qué empezó la guerra? Que los sucesivos gobiernos hubieran formulado acertadamente ésta pregunta habría permitido comprender que el problema no era “ganar” la guerra sino resolver las causas que la atizaron durante 50 años. Hacer la pregunta equivocada nos costó más de 6 millones de víctimas; así que para evitar desaciertos procuremos algunas preguntas claves en esta nueva coyuntura.

¿Y los más de 440.000 hombres de las Fuerzas Militares?

Todo el mundo se pregunta, sobre todo quienes se dedican a conducir la opinión pública, ¿qué va a pasar con los “10.000” hombres de las FARC tras su “desmovilización”[1]?. La pregunta importante es ¿qué va a pasar, tras el fin de la guerra, con los más de 440.000 hombres armados que tienen las Fuerzas Militares?, ¿No es una cifra exorbitante incluso para que se dediquen a resguardar las fronteras? Yo considero que sí, y por eso opino que es prioritario iniciar un proceso gradual de reducción de la tropa oficial; es cierto que aún hay “amenazas a la seguridad” pero es hora de que, en consonancia con la paz, renunciemos a los récords militares que nos ubican en América Latina como el país con el segundo ejército más grande; el país con más soldados por cada 100.000 habitantes (1.000); con más batallones de alta montaña en el continente; con tropas especializadas en combate contrainsurgente; con mecanismos de premiación por cada baja en combate -combustible para los falsos positivos-, entre otros.

¿Y hasta cuándo se dará tratamiento militar a la protesta social?

La firma de la paz traerá consigo un auge de la movilización social en Colombia. Si la anunciada apertura política tiene los efectos esperados, los colombianos volverán los ojos sobre los problemas esenciales: la Ley 100, el campo colombiano y su abandono histórico, la soberanía alimentaria y los problemas medio ambientales, solo por mencionar algunos. Y apenas normal será que la sociedad se exprese en las calles, en los paros y en las movilizaciones, tal y como se lo permite la Constitución Nacional. Entonces ¿para qué contar con un Escuadrón Móvil Antidisturbios dotado con armas “no letales” que, sin embargo, ya deja muchos muertos como Oscar Salas y Nicolás Neira? ¿No debería haber más bien un Equipo de profesionales que facilite logística y operativamente el legítimo derecho a la protesta de los ciudadanos? (Ver desmanes del ESMAD)

¿Y cuándo se abandonará la “Doctrina de Carlos Castaño”?

No es el momento para que los soldados hagan declaraciones como las tristemente pronunciadas esta semana en el Municipio de Corinto, Cauca (Ver declaraciones). No basta con la reducción de la tropa, o con el fin del ESMAD, fundamentalmente se trata de abandonar la doctrina de Seguridad Nacional que no concibe a los ciudadanos críticos como sujetos de derechos sino como amenazas latentes del “castrochavismo”. Es necesario que las Fuerzas Militares comprendan su rol como garantes de las fronteras y no se abroguen tareas adentro del territorio; para ello es necesario que la Policía Nacional no dependa más del Ministerio de Defensa y, por el contrario, pase a ser parte del Ministerio del Interior en correspondencia con una doctrina que no atienda los problemas de orden civil como problemas de orden militar. Vamos a superar la doctrina de Carlos Castaño.

¿Y hasta cuándo será obligatorio el Servicio Militar?

En los últimos años ha sido recurrente la pregunta sobre cómo evitar el “reclutamiento” de menores que han practicado las insurgencias. Si bien la pregunta es muy pertinente y apropiada para el momento histórico, merece la pena preguntarnos también ¿en qué momento terminará el servicio militar obligatorio que también implica reclutar de manera forzada? ¿Es acorde con la paz un sistema de reclutamiento que condena a los jóvenes pobres a ir a la guerra? Es hora de que en un acto de reconciliación dejemos de condenar a nuestros jóvenes a portar un arma, en el bando que sea. Cambiemos el Servicio Militar por el Servicio Social para la Paz y sumémonos a iniciativas como la protagonizada por numerosas organizaciones juveniles y algunos parlamentarios que se la juegan porque la obligación de la guerra sea una cosa del pasado. (Ver campaña #NoSirvoALaGuerra).

Quedan por fuera numerosas preguntas tales como ¿Cuándo se dejará de asesinar y perseguir al movimiento social colombiano que, para el caso de Marcha Patriótica ya deja cerca de 120 muertos?[2]. Por ahora nos despedimos con muchas dudas pero con mucha esperanza por lo acordado, es momento de cambiar este país con el esfuerzo mancomunado de todos los colombianos/as. Este nuevo acuerdo no merece más que una Gran Fiesta Nacional.

PDTA: La última pregunta ¿Para cuándo la Gran Marcha Nacional e Internacional por la firma de la PAZ con las FARC-EP y el inicio formal de las conversaciones con el ELN?

*Investigador IEPRI-Observatorio de Tierras. Twitter: @Cristian_UNal


[1] Palabra acuñada para el proceso de dejación de armas y completamente equivocada para describir lo que actualmente sucede con la insurgencia.

[2] El último atentado registrado fue el día Lunes 27 de Junio a las 2 de la mañana en contra del líder campesino Arnobis Zapata.

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