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Cultura de ciencia y tecnología: solo a través de la educación

Colombia requiere de una cultura de ciencia que sólo puede construirse a partir de la educación.

De manera recurrente, cuando se inicia un nuevo gobierno, se discute en Colombia acerca de los retos en materia de ciencia y tecnología (CyT), particularmente alrededor de un hecho indiscutible: Colombia invierte muy pocos recursos públicos y privados Colombia invierte, de acuerdo con el Obsertyvatorio do Colombia invierte muy pocos recursos públicos y privadosen las actividades de ciencia y tecnología. En tal línea, los propósitos de cada nueva administración coinciden en la respectiva enmienda: invertir, ahora sí, los recursos mínimos necesarios.

Colombia invierte en CyT alrededor del 0,5% del P.I.B., una proporción muy reducida de cara a los estándares internacionales. Si nos enfocamos en las actividades de investigación y desarrollo (I+D) , un subconjunto de CyT, la inversión pública y privada del país no supera el 0,24% del P.I.B.  De  acuerdo con los indicadores de desarrollo del Banco Mundial, la inversión en I+D en países como Israel, Irlanda, Corea (Sur), Canadá, asciende a 4,3%, 1,5%, 4,2%, 1,6% respectivamente.

Aunque América  Latina no es la región mas destacada en I+D, Colombia está por debajo de Brasil (1.2%), Argentina (0,6%), Chile (0,38%) y México (0,55%).

Hace un cuarto de siglo, el gobierno Gaviria convocó la Misión de Sabios, integrada entre otros por  Gabriel García Márquez,  Rodolfo Llinás, Carlos Eduardo Vasco, Eduardo Aldana, que rindió su informe un año mas tarde. En sus recomendaciones la misión incluía los siguiente: “Incrementar sustancialmente la inversión en ciencia y tecnología, rompiendo con el patrón tradicional de pequeños incrementos anuales, hasta llegar al menos al 2% del PIB”.

Colombia, en lenguaje coloquial, ha perdido el examen.

Uno de los indicadores utilizados para medir la dedicación de una nación a I+D se refiere al número de investigadores en la actividad. De acuerdo con el Banco Mundial, entre el 2005 y el 2015, Colombia tuvo115 investigadores por cada millón de habitantes trabajando de tiempo completo en I+D.  La cifra correspondiente en Corea del Sur fue 7.087 investigadores por cada millón de habitantes, la de España de 2.655. Los sabios habían planteado que, por cada millón de habitantes, Colombia tendría 1.000 investigadores (sumando doctores, profesionales, técnicos y tecnólogos).

¿Por qué Colombia, a pesar de los buenos propósitos, de los diagnósticos y las recomendaciones, no ha conseguido estar a la altura en materia de CyT, de I+D?

La respuesta es compleja, ya que incluye factores asociados a la organización institucional del sistema de CyT, a la manera como se financian los procesos de I+D, entre otros.

Sin embargo, mas allá del monto de los recursos (que se suponía se habían multiplicado al asignar el 10% del valor de las regalías en 2011 y cuyo efecto práctico es deplorable en cantidad y calidad), de los cambios a que ha sido sometida Colciencias (hoy departamento administrativo), el problema radica en la ausencia de una cultura de CyT.

Con excepciones, los actores determinantes no han sido permeados, en sus actividades, por una cultura que comprenda el valor de la CyT en las modernas sociedades del conocimiento: la creación de riqueza, la calidad de vida y la superación de distintos tipos de inequidad, la competitividad del aparato productivo, dependen, en forma directa, de la capacidad de una sociedad de generar nuevo conocimiento.

Ello vale para los legisladores y la dirigencia política, para el grueso de los funcionarios públicos y, no menos importante, para los protagonistas de la educación: los docentes y los padres de familia.

La solución al problema planteado es de largo plazo y depende de la educación que reciben los niños y jóvenes colombianos.  Tomará, al menos, una generación, ya que debe iniciarse con la educación preescolar y, por supuesto, en forma simétrica, debe contar con maestros que, a su vez, cuenten con la formación adecuada.

El enorme respeto a la curiosidad de los niños, el fomento al hábito de hacerse preguntas, la experimentación alrededor de los fenómenos de la naturaleza, las inquietudes acerca de la sociedad, su historia y sus retos, deben conducir a la formación de niños y jóvenes críticos y creativos, concientes del papel  que la ciencia debe jugar en sus vidas y en el destino de la sociedad colombiana.


Rafael Orduz
Gerente General
Fundación Compartir 

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