CEBOLLITA DE MI GUISO

Publicado el Mari Sarmiento

Comer hasta reventar y beber hasta emborracharse, pues lo demas es vicio

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Llegó diciembre con su alegría. Es difícil transmitir un sentimiento jovial y festivo, me disculparán ustedes. Ya me han ido conociendo y sospecharán que no me gustan las cosas obligatorias, aunque se trate de una fiesta. No entiendo por qué se debe esperar hasta el último mes del año para conseguir un pavo en el mercado y devorarlo, chupándose los huesos. Por qué se constriñe a los que están lejos del vapor familiar, a comprar tarifas exorbitantes en pasajes de avión, por ser el mes en que además tenemos que comprar millones de regalos. Por qué se prohíbe la pólvora en todas las ciudades del país excepto en Medellín con su tradicional alborada.

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No diré que me vuelve loca la decoración navideña. Que recorro en estado de éxtasis las vitrinas empachadas de blanco, verde, rojo y sonsonetes que ya nadie soporta oír. Que adoro las multitudes en los parques iluminados, que atiborrados de luces enceguecedoras, acaban con el presupuesto municipal y entorpecen el acceso a las viviendas. Que mi corazón late al ver las almas fervientes de familias Miranda, que gastan los ahorros del año comprando chucherías a aquellos vendedores ambulantes, que por el contrario sólo ahorran vendiendo dichas chucherías en las festividades decembrinas, no con el fin de pagar las matrículas de sus hijos, sino para el aguardientico del 24 y el Cariñoso del 31. No, no lo voy a decir, porque bastante amargada y quejumbrosa me habrán encontrado ya en septiembre para el día de Amor y Amistá. Pero hay algo que sin duda vale la pena en Navidad, y es que todo es un motivo para comer más y mejor. De la noche de las velitas me gusta su luz tenue iluminando los platos de comida. De las novenas me gusta la empanada bailable, porque el baile y la empanada, eso es lo mío. Lo difícil es encontrarle el gusto al ven, ven, ven y el dulce al Jesús mío. En esos momentos de cánticos monótonos, lo único que deseo que venga es la bandeja que reparte las empanadas, y sólo rezo para que estén buenas.

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Sé que con este escrito no voy a lograr que la reunión familiar se haga en mayo, mes de tarifas económicas, ya que entiendo se cruzaría con el mes de la madre. Tal vez no movilice un número importante de personas para que aprovechen la costumbre de dar y recibir regalos, pensando en aportar a la economía local, especialmente a la de pequeños empresarios y artesanos. Pero lo que sí espero lograr es que se animen a innovar en sus mesas navideñas, aprovechando nuestros productos autóctonos, sin por eso sentir que le están quitando elegancia a las preparaciones.

Hoy les traigo una sugerencia para que lleven a otro nivel sus pasabocas decembrinos. Inspirada en una idea del canal El Gourmet, decidí crear una alternativa más nuestra, para un tentempié «chic» como los blinis con queso crema y salmón. Los blinis son una especie de pancakes miniatura originarios de Rusia. Se preparaban al final del invierno para conmemorar la llegada del nuevo sol, en las comunidades precristianas. La iglesia ortodoxa cristiana de Europa del Este adoptó posteriormente esta costumbre. Pero como no creo que éste sea el momento más apropiado para hablarle al país de iglesias ortodoxas, sigamos con la receta. En esta oportunidad sentí ganas de hacer homenaje a los productos de mi tierra, Santander. Reemplacé los blinis por mini arepas santandereanas y el salmón por carne oreada y desmechada. El resultado, pensarán ustedes, está tan alejado de la idea original, que no valía la pena siquiera mencionarlo. Pero realmente valdrá la pena probarlo.

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La arepa santandereana se diferencia de las demás, en que el maíz amarillo pelado se muele con chicharrón y se amasa con la grasa de éste para luego ser asada. La carne oreada es una preparación típica de la región, en la que la carne de res se adoba durante 24 horas con ajo, cebolla, comino, naranja, panela y abundante sal y luego se cuelga a secar u orear al sol radiante como cualquier trapo.

El ideal es tener un restaurante de comida santandereana cerca, comprar una porción de carne oreada y desmecharla o cortarla en tiras delgadas para montar los pasabocas. Como soy conciente de que no todos gozan de ese privilegio, simplemente cocinen un corte de carne apropiado para desmechar en la olla a presión, con los condimentos que más les gusten, hasta que se deshaga fácil con el tenedor.

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Montados en la mini arepa, se apilan no sólo la carne desmechada, sino también una mezcla de suero, queso crema y hierbas frescas y una especie de pico de gallo exótico. Los ingredientes principales de este picadillo son mango, aguacate, manzana verde y aceitunas. Yo le agregué semillas de calabaza, conservas de limón amarillo y ají. Ustedes pueden hacerlo tal cual se menciona en la receta o hacer los ajustes que más les gusten.

Si no encuentran arepa santandereana -lo siento por ustedes- pueden utilizar arepas paisas o tortillas mexicanas de maíz, fritas.

Para la versión vegetariana pueden usar lentejas en vez de la carne.

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Pasabocas de arepa santandereana y carne oreada

(15 – 20 unidades)

INGREDIENTES

5 Arepas santandereanas medianas (10 si son pequeñas)

500 g de carne oreada desmechada (o cualquier carne de res cocida y desmechada)

Para el queso crema

1/2 Taza de suero costeño (crema agria)

1/2 Taza de queso crema

1/2 Cucharada de cebollín picado

1/2 Cucharada cilantro picado

Ralladura de 1/2 limón

Sal

Para el pico de gallo

1/2 taza de mango cortado en cubitos muy pequeños

1/2 taza de aguacate cortado en cubitos muy pequeños

1/2 taza de manzana verde cortada en cubitos pequeños

2 Cucharadas de aceitunas verdes en rodajas

1 cucharada de vinagre de cidra (o el que más les guste)

3 cucharadas de aceite de oliva

Sal y pimienta

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INSTRUCCIONES

Con un molde circular, cortador de galletas o vaso de vidrio pequeño cortar las arepas en pequeñas circunferencias de 6 cm de diámetro aproximadamente. En una plancha de hierro o teflón, asar las arepas a fuego medio-bajo hasta que estén doradas por ambos lados.

Mientras tanto mezclar el vinagre de cidra y el aceite de oliva con un poco de sal hasta tener una emulsión. En un tazón mediano, mezclar los ingredientes del pico de gallo y bañar con la vinagreta. Agregar sal al gusto y reservar.

En otro recipiente mezclar el queso crema con el suero costeño. Cuando estén bien mezclados agregar las hierbas frescas y la ralladura de limón. Agregar sal al gusto y reservar.

Montar las arepitas untando primero la mezcal de queso crema, encima unos trozos de carne desmechada y por último 1/2 cucharada de pico de gallo. Servir.

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