CEBOLLITA DE MI GUISO

Publicado el Mari Sarmiento

Un cumpleaños

Las ahuyamas vuelven a aparecer en el panorama y con ellas la certeza de un año de aventuras en este Guiso. Tantas y tantas alegrías me ha traído este blog. Ha sido intermediario de encuentros con personas formidables. Me ha demostrado que las reglas para la perseverancia pueden ser flexibles. Que es válido pedir ayuda. Que una buena comida es el único estilo de trueque, aparte de los favores sexuales, aún posible en nuestra sociedad. Que las críticas siempre son constructivas. Que la inspiración es una amiga que no visita a los perezosos. Que a veces las cosas salen mal, inclusive cuando era importante lucirse. Que siempre hay algo que aprender.

Al principio esperaba mucho más de Cebollita de mi Guiso. Mi meta inquebrantable era postear cada semana. Visualizaba a los lectores comentando, preguntando e intercambiando sin cesar. Ilusa, fantaseaba con un editor coqueteándome para un libro de cocina -aún lo hago-. Nada de esto pasó y está bien. Aprendí a fluir más, a no forzar, a no tener expectativas, a escuchar lo que ésta cebolla amiga de mi guiso y mi corazón va pidiendo de mi.

En cuanto a mis lectores, muchos vendrán sólo a leer. Otros vendrán a antojarse. Otros a chismosear y otros en busca de recetas. Otros simplemente a cerciorarse de que Mari no es una mantenida inoficiosa con mala ortografía. A todos, sea por la razón que sea, gracias por venir.

Gracias a Caro y a Andrés por sus consejos, críticas y por darme la patadita de la buena suerte.

Gracias a Jaime que se aguanta mis soponcios y se come mis intentos fallidos.

Gracias a mi mamá que desde arriba me llena de ánimos. Orgullosa siempre de cada post como si fuera el primero. Con el pecho hinchado entre ángeles y arcángeles, los obligará a leerme con la intensidad rotunda que la caracterizaba y que hacía de ella una excelente vendedora. Madre arrolladora. Nunca te cansaste de intentarlo, yo no me cansaré.

En cuanto a la ahuyama, zapallo o calabaza, este es el momento del año que más y mejor la puedo aprovechar. Invade el paisaje con ese color anaranjado fosforescente. Va decorando a su paso y no se la puede ignorar. Hija de América del Sur esta planta tiene un nombre científico que para mí la describe perfectamente: Cucurbita máxima. Máxima por su textura y su sabor dulce. Máximo es el número de posibilidades a las que se regala, pavoneando sus curvitas voluptuosas. Cómanse la fruta, la flor y las semillas. Cómansela en sopa, en puré, en frituras, en ensaladas.

Esta receta inaugura la sección ensaladas del blog. Tan paradójico como pueda parecer en mi cocina, donde se prueban incansablemente todo tipo de verduras, vegetales y sus combinaciones. Ésta es una que se ha ganado nuestro corazón y el de aquellos que la han probado. 

Ensalada de ahuyama rostizada y garbanzos

(4 personas)

Esta receta fue adaptada de Smitten Kitchen, quién la adaptó de Orangette, quién la adaptó de los libros del restaurante Moro en UK.

Atención, en Colombia hay una confusión con el tahini y el hummus. Cuando hablo de tahini me refiero a la pasta de ajonjolí que venden en la sección de importados de los supermercados o en las tiendas especializadas en productos árabes.

No tengo muchos comentarios que hacer, salvo que la calabaza decorativa, esa que se ve tan linda con dientes y boca en Halloween, no es la más gustosa. Prefieran la alargada cuando está menos verde y más parda. Pueden reemplazar el perejil por cilantro y el tahini por mantequilla de almendras.

INGREDIENTES

Para la ensalada:

1 ahuyama mediana (2 – 21/2 lb.), sin semillas, pelada y cortada en cubos de 3 cms.

1 diente de ajo mediano.

2 cucharadas de aceite de oliva.

Sal.

Azúcar.

1 1/2 tazas de garbanzos cocidos o 1 lata de 425 gr.

1/4 de una cebolla roja mediana, picada.

1/4 taza de perejil fresco, picado.

Para la vinagreta de tahini:

1 diente de ajo mediano, picado finamente con una pizca de sal.

1/4 taza de jugo de limón.

3 cucharadas de tahini (pasta de ajonjolí) bien mezclado.

2 cucharadas de agua.

2 cucharadas de aceite de oliva.

INSTRUCCIONES

Precalentar el horno a 220º C. En un recipiente grande mezclar los cubos de ahuyama, el ajo, aceite de oliva, una buena pizca de azúcar y dos buenas pizcas de sal, hasta que esté bien untado. Asar la ahuyama en una bandeja, formando una sola capa, por 25 minutos o hasta que esté suave. Retirar del horno y dejar enfriar.

Mientras tanto hacer la vinagreta: en un recipiente pequeño mezclar el ajo con el jugo de limón. Agregar el tahini y mezclar hasta tener una pasta homogénea. Agregar el aceite de oliva y el agua. Mezclar bien y probar. La salsa debe tener un sabor intenso a nuez, pero también un buen toque de acidez. Se puede poner un poco más de agua para adelgazar la textura.


Para armar la ensalada, mezclar con cuidado los cubos de ahuyama, los garbanzos, la cebolla y el perejil en un tazón grande. Agregar la vinagreta poco a poco, revolviendo con cuidado, hasta que el sabor sea agradable a su gusto. Servir inmediatamente.

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