Catrecillo

Publicado el Ana Cristina Vélez

Sí, los rituales son útiles

Aunque los rituales destacan un aspecto extraño del comportamiento humano, pues más parecen propios del comportamiento animal, aunque procuremos adornarlos y sofisticarlos, algunos investigadores aseguran que son muy útiles, que cumplen distintas y variadas funciones. El hecho de que en todas las culturas y en todas las épocas hayan existido es muestra de su importante función, tanto social como personal. Sin dudas, traen ventajas a quienes los practican.

Los rituales se caracterizan por componerse de acciones que siguen una secuencia ordenada, un ritmo, delimitadas, usualmente aprendidas, representan ideas, se componen de partes, y estas tienen sentido simbólico. Los rituales usualmente persiguen una finalidad. Su esencia es salirse de los actos ordinarios, destacarse, ser especiales. Si fueran acciones ordinarias perderían su eficacia.

Los rituales más comunes son los religiosos. Estos, además de estar en gran medida movidos por el deseo de controlar la incertidumbre del futuro, buscan resaltar ocasiones importantes, como el nacimiento, el matrimonio y la muerte. También hay rituales deportivos y políticos, como las canciones patrióticas, los desfiles, los juramentos de lealtad a un país o a la bandera. Y el más común es la celebración del cumpleaños, cuando se apagan las velas del bizcocho y se canta la requeteconocida canción; entre otras, muy difícil de cantar, por sus notas altas. La celebración de la transición de niño en adulto se celebra con ritos de iniciación, y en la cultura occidental, con las fiestas de los quince años.

En un mundo cada vez menos religioso y más secular, se necesita la invención o modificación de rituales, la escritura de nuevos versos, nuevas palabras y nuevos gestos más de acuerdo con la época. Cabe recordar que el tener tradición es un aspecto fundamental del ritual, así que se hace necesario inventar nuevos, ponerlos en práctica y difundirlos para que sean memorizados y puedan integrarse a las tradiciones. Para que envejezcan y adquieran la pátina del tiempo. El cine puede ser un buen vehículo para propagar los nuevos rituales, seculares, necesarios y todavía inexistentes.

Los humanos tenemos que lidiar con la ansiedad que la incertidumbre nos produce, y el ritual es un buen mecanismo de apoyo sicológico. Aunque nada pueda en realidad garantizar un futuro como lo deseamos, el ritual evoca una especie de garantía, da la ilusión de que el deseo de todos, del grupo, de que las cosas salgan bien, influye en la resolución de ese futuro. Los rituales alrededor de la muerte, de hecho, se ha comprobado que alivian algo del dolor que produce la muerte de un ser amado.

Como los niños son más crédulos, un ritual para invocar la buena suerte, sea en los exámenes o en la ejecución de una maniobra deportiva, puede ser de gran ayuda;  de hecho aumenta la confianza y disminuye la ansiedad que ambas tareas producen.

Enlaces recomendados:

Por qué funcionan los rituales

Keep Your Fingers Crossed! How Superstition Improves Performance, por Lysann Damisch, Barbara Stoberock y Thomas Mussweiler.

 

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