Catrecillo

Publicado el Ana Cristina Vélez

El castigo debe corresponder al crimen

Imagen viral tomada de: https://blogs.elespectador.com/wp-content/uploads/2015/09/2015082808305947125.jpg

Traducción de un fragmento apocalíptico y poético del capítulo diez, “Esplendor y decadencia. El castigo debe corresponder al crimen”, del libro Humanity, The Chimpanzees Who Would Be Ants, escrito por el astrónomo Russell Merle Genet

El choque final

Siempre estamos acelerando, no importa si es incluso hacia nuestra propia perdición. A pesar de que cada vez somos más conscientes de nuestro destino, esta conciencia ha llegado demasiado tarde para que podamos tomar alguna medida, no importa que lo intentemos realmente. La inercia de la humanidad y del medio ambiente hará, que a toda velocidad, nos choquemos de cabeza contra la pared de ladrillo de la finitud del planeta. Todavía estaremos pisando el acelerador cuando con fuerza nos estrellemos. Como una pesadilla en cámara lenta, estaremos al tanto de lo que está pasando, pero seremos impotentes para detenerlo. Es difícil predecir exactamente cómo será ese final, así que contentémonos con algunas posibilidades.

La escala de las actividades industriales ha llegado a ser mortífera. El Instituto Worldwatch, una vez más, ha asegurado que las efusiones de nitrógeno y azufre industrial son ahora más grandes que las naturales. La circulación, inducida por los humanos, de cadmio, zinc, arsénico, mercurio, níquel y vanadio es el doble de la de los flujos naturales. ¿Y qué si, inadvertidamente, estamos cambiamos el estado geofísico de la Tierra por una forma nueva, desfavorable? El dióxido de carbono que emitimos podría causar un efecto invernadero desbocado, derretir los casquetes polares, crear inundaciones en las tierras bajas y alterar drásticamente el clima. O, por el contrario, podríamos estar desencadenando la próxima edad de hielo.

Una guerra nuclear parece menos probable ahora de lo que era hace un par de décadas, pero, ¿qué pasará cuando verdaderamente nos quedemos cortos de petróleo? La lucha por los restos podría escalar y llegar fácilmente a una guerra nuclear.

Tampoco deberíamos descartar a la ligera la posibilidad de que una enfermedad infecciosa acabe con la humanidad. La Peste negra mató a una tercera parte de la humanidad. La pandemia de la gripa de 1917 mató a veintidós millones de personas. Nuestro uso indiscriminado de antibióticos no parece importar a nadie y vamos en camino de que se desarrollen virus resistentes a cualquier antibiótico. Gran parte de este uso indiscriminado ha sido en el nombre de la producción de carne. La biomasa combinada de la humanidad es la más grande del planeta, en términos de producto comestible, para la cual astronómicas hordas de microbios trabajan afanosamente en encontrar la combinación ganadora de la mayor recompensa imaginable (nosotros). Es solo cuestión de tiempo.

La mayor amenaza de todas, sin embargo, pueden ser los usuales arados y las motosierras. Cuando todos los bosques se hayan derrumbado, cuando toda la tierra cultivable esté intensivamente cultivada y cuando la población humana se duplique una vez más, los ecosistemas del planeta podrán quedar permanente e irreversiblemente dañados.

La isla de la Tierra (como la isla de Pascua), un planeta enteramente dedicado a los seres humanos, a su plantas, animales domesticados y a sus máquinas, puede no ser simplemente viable.

Si nuestra capacidad de daño demuestra ser lo suficientemente severa y abrupta, la humanidad incluso podría extinguirse, arrastrando muchas otras especies en la catástrofe final. La vida en la Tierra ha experimentado extinciones en masa por lo menos cinco veces en el pasado, y cada vez es más claro que presenciamos su sexta extinción en masa.

Todas las extinciones masivas anteriores se debieron a una pérdida de hábitat. En esas extinciones anteriores, la pérdida llegó en forma de cambios climáticos muy bruscos y abruptos. En el caso del meteoro que cayó en la península de Yucatán, hace sesenta cinco millones de años, este desató una fuerza explosiva diez mil veces mayor que todas las armas nucleares de la humanidad en conjunto. Un cometa de tipo diferente golpeó la Tierra hace unos pocos miles de años: la civilización humana. Después de haber sido responsable de la devastación del planeta, puede haber algo de justicia en nuestra extinción, en nuestra completa y total desaparición. ¡Que haya un castigo para este crimen!

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