Catrecillo

Publicado el Ana Cristina Vélez

Sobre el origen de la belleza

El ornitólogo y evolucionista Richard Prum, en su conversación en edge. org, propone una idea muy interesante sobre el origen de la belleza.

Por inefable que sea su descripción, nadie duda de que experimentamos la belleza ante la percepción de ciertos sonidos o la visión de ciertas imágenes. Los objetos que nos parecen bellos poseen ciertas propiedades que activan esa emoción que se produce ante la belleza.

La belleza necesita encarnarse en un cuerpo, por decirlo metafóricamente, y el observador debe poseer un cerebro capaz de evaluarlo. No sabemos si para los topos, que son casi ciegos, existe la belleza, pero con seguridad sí existe para las aves del paraíso. Para los biólogos evolucionistas, desde Darwin y Wallace las razones que explican la evolución del adorno en algunos animales ha sido siempre un desafío, pues no hay nada que lo justifique desde el punto de vista de la selección natural. Entre estos biólogos muchas son las conjeturas que se han cruzado y debatido. Richard Prum conversa sobre esto.

El adorno es atractivo, cumple la función de llamarnos la atención. El adorno no solo se encuentra en los animales, en forma de plumas, cuernos, apéndices, melenas, en patrones con iridiscentes y extravagantes combinaciones de colores, sino también en comportamientos, como danzas, rituales, silbidos y cantos. La belleza sirve para atraer parejas sexuales, para atraer polinizadores, como lo hacen las flores con los insectos; para atraer animales que puedan dispersar las semillas, como lo hacen las frutas con sus perfumes y colores vistosos; para llamar la atención y hacer huir, como lo hacen las serpientes y sapos venenosos, como amenaza.

Pero la percepción en sí es un fenómeno subjetivo. No se puede medir o cuantificar lo que siente una mente ante la belleza de un determinado objeto. Para Richard Prum, el hecho de ser subjetivo no implica que no se pueda estudiar; y es más, según su opinión, la experiencia subjetiva es de fundamental importancia en la biología. El fenómeno de la evolución del sentido estético implica tres estados: una percepción sensorial, una evaluación cognitiva y luego una escogencia. Prum aclara que aunque no podemos meternos en la cabeza de un ave particular para saber que está sintiendo cuando ve algo bello, se puede hacer biología comparativa al estudiar las divergencias en las preferencias de esa especie respecto a otras especies de aves. La misma diversificación de las preferencias es indicadora, proporciona información. La diversificación de las preferencias produce la variedad, y la biología debe tratar de descubrir qué dice esta.

La selección sexual actúa a través de dos mecanismos: la competencia entre machos por tener sexo, y la escogencia que realizan las hembras sobre los machos al preferir uno para aparearse. Así que los juicios estéticos y éticos de las hembras actúan como una fuerza importante en la evolución. En este segundo caso, un rasgo en los machos puede volverse importante para las hembras y adquirir un significado, pues elegirlo va a repercutir en beneficio de estas.

Para Prum hay algo irreductiblemente emergente acerca de cómo la experiencia subjetiva evoluciona, y esto ocurre cuando se elimina la fuerza de la selección natural y se deja que la experiencia subjetiva sea un jugador independiente. Prum se basa en una teoría desarrollada por Ronald Fisher a principios de los años 20, que propone lo siguiente:

“Cuando los individuos, a través de la acción de sus preferencias, seleccionan rasgos, están también seleccionando indirectamente sus propias preferencias. Eso significa que la preferencia es un motor de auto-organización de la evolución. Es decir, una vez se es popular, la popularidad en sí misma puede manejar la evolución de la ornamentación. Lo que esto significa es que la belleza, el deseo por ella, las preferencias, coevolucionan entre sí; se están modificando la una a la otra. La cola del pavo real a medida que evoluciona transforma el cerebro de la pava, y al tiempo, su capacidad de entender qué es la belleza, y las preferencias de la pava también están transformando la cola; evolucionan juntos a lo largo de una arrastrada trayectoria. Las diferentes especies van evolucionando en direcciones diferentes, y este es el porqué la naturaleza se ve en la forma en que se ve”.

Este es un tipo de «selección sexual desbocada», en la que los animales quedan atrapados en un ciclo de retroalimentación positiva, en un cierto momento evolutivo, en el que las hembras evolucionan para elegir un macho con un rasgo más extremo que el del promedio, así que su descendencia (que se asemeja al padre elegido) será atractivo para la próxima generación de hembras, y los machos que poseen tales rasgos son los que se seguirán eligiendo, a pesar de que esos rasgos no diferencien entre el saludable y el enfermo (o sean mucho más decorativo de lo que sería necesario para diferenciarlos).

A Richard Prum no le gusta mucho la idea del ornamento como señal honesta, tan costosa que no pueda mentir sobre las cualidades que en últimas están en los genes (Zahavi). Prum se queja de que los biólogos que apoyan esta teoría han seleccionado los casos que la confirman, no importándoles que algunos casos no se dejen explicar con la misma. A Prum le gusta la teoría que los biólogos llaman “la hipótesis insignificante” (el modelo de Lande/Kirkpatrick, the null hypothesis). Se trata de la predicción de que se dan variaciones genéticas arbitrarias, en rasgos y preferencias, cuando la selección natural no actúa sobre estas. La idea de que la “belleza ocurre” y no porque se deba a ninguna adaptación, en el sentido de que a la larga vaya a significar una ventaja evolutiva.

El modelo adaptativo considera el ornamento una pieza de información que anuncia sobre las cualidades del cuerpo que lo porta. El modelo arbitrario, en cambio, dice que los rasgos y las preferencias coevolucionan en una moda estética sin ningún otro motivo que el beneficio de la popularidad. Prum considera que las contingencias y la biodiversidad permiten toda clase de cosas mucho más complicadas y más fascinantes que las que permiten las leyes la evolución adaptativa. El modelo de evolución arbitrario es como una especie de estructuralismo evolutivo donde la contingencia de la historia es un principio importante en la manera como la evolución procede. Prum nos advierte que esto da pie a que la decadencia pueda ocurrir. Además esta teoría elimina cualquier posibilidad de idea de superioridad racial. Ernest Gombrich, en su artículo La lógica de la feria de las vanidades, explica los estilos del arte, basado en un principio muy similar (en el libro Ideales e ídolos).

En últimas, Richar Prum considera que los organismos son agentes estéticos en su propia evolución: los pájaros son hermosos, porque lo son para ellos mismos, y esta conclusión científica debe, en su opinión, transformar nuestra relación con la naturaleza y darnos una nueva perspectiva para comprender la belleza.

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