Catrecillo

Publicado el Ana Cristina Vélez

La mamografía y su utilidad

El British Medical Journal ha dado esta semana una noticia descorazonadora: el último estudio, realizado en Canadá, sobre los beneficios de la mamografía en la reducción de muertes por cáncer, muestra que estos beneficios no son significativos; así lo anunció el líder del estudio, el doctor Anthony Miller, epidemiólogo de la Universidad de salud pública de Dalla Lana, Toronto.

Durante un período de 25 años (la investigación comenzó en 1980) se examinaron 90.000 mujeres entre los 40 y los 59 años de edad, en seis provincias canadienses. Los grupos de estudio se dividieron en dos: una mitad, a la cual cada año se le realizaba mamografía y examen físico, y la mitad restante a la cual solo se le realizaba examen físico; a ambos grupos se los monitoreó durante cinco años.

En los 25 años de investigación, de las 44.925 mujeres estudiadas con mamografía, 3.250 fueron diagnosticadas con cáncer de mama; en el grupo de examen físico lo fueron 3.133 de las 44.910. Del grupo diagnosticado con mamografía murieron 500 pacientes debido al cáncer, en el grupo de examen físico murieron 505 por la misma causa.

Los investigadores encontraron además que las mujeres que se examinaron usando la mamografía fueron más propensas a ser diagnosticadas con cáncer, pero la prueba no redujo el riesgo de morir por causa de la enfermedad. El equipo de investigación encontró que un 22% de los cánceres encontrados en las mamografías eran falsos positivos; lo cual significa que de cada 424 mujeres revisadas con la mamografía, una recibió tratamiento innecesario contra un supuesto cáncer.

Las políticas de salud recomiendan empezar a hacerse el examen alrededor de los cuarenta años, pues el cáncer invasivo de seno que se manifiesta alrededor de esa edad es a menudo el más agresivo, y 17% de las muertes por cáncer pertenecen a ese grupo.

Los investigadores del British Medical Journal creen que la mamografía detecta a menudo cánceres que no se volverían peligrosos si se los dejara sin tratar. Groso modo, la mitad de los cánceres que se ven en la mamografía, y que no se detectan con el examen físico, caen en esa categoría. Así que Miller y su grupo considera que las políticas para el uso de la mamografía deberían cambiar.

En Estados Unidos, el American College de Radiología considera que los resultados de este estudio no son confiables pues se basan en resultados logrados con equipos de mamografía de «segunda mano», operados por técnicos poco capacitados. Pero los autores del estudio se mantienen en su posición frente a las críticas y se muestran esperanzados en encontrar evidencias de que la mamografía sí tiene incidencia en la reducción de muertes por cáncer de mama.

Otro aspecto interesante es el económico: aquellos que han comprado los equipos para hacer la mamografía, sobre todo en países del tercer mundo, no van a implementar políticas que impidan que sus pacientes terminen pagando la inversión, al tomar el examen. Además de este estudio, la médica internista Deborah Rhodes, en su conferencia en TED, explica que la soñada detección temprana de un cáncer por medio de la mamografía es un carisellazo. Asegura que incluso ser radiólogo es un trabajo peligroso, pues con frecuencia son demandados por aquellos pacientes cuyos cánceres no fueron detectados con el aparato de rayos X.

Deborah Rhodes alerta sobre un factor muy importante que toda mujer debe conocer y tener muy presente: la densidad mamaria. Si se tiene más de cuarenta años y ya se sometió a una mamografía se debe conocer la densidad mamaria. Desafortunadamente, los ginecólogos pocas veces lo comentan con las pacientes, y es fundamental, ya que no solo una densidad mamaria alta dificulta el buen diagnóstico, sino que es en sí mismo un factor de riesgo, incluso mayor que el de tener madre o hermana con cáncer de mama.

La densidad mamaria depende de la relación entre cantidad de grasa y tejido conectivo epitelial. Cuando el tejido mamario esta entreverado con grasa es fácil descubrir un tumor con la mamografía, pero es casi imposible hacerlo si el tejido es denso y hay poca grasa. En una mama densa, la mamografía detecta el 40% de los tumores; en una mama grasa, detecta el 80% de los mismos. A los 40 años, dos mujeres de cada tres tienen el tejido mamario denso. Después de la menopausia este pierde densidad; sin embargo, una de cada tres mujeres lo siguen manteniendo denso.

La densidad presenta 4 categorías:

1-densidad menor del 25 %.

2- densidad fibroglandular dispersa.

3- densidad fibroglandular heterogenea densa.

4- densidad fibroglandular densa extrema.

Cuando se está en cualquiera de las dos últimas categorías se pertenece al grupo de riesgo. Sería injusto no mencionar que la doctora Rhodes y el físico nuclear Michael O´Conner, de la clínica mayo, han inventado un nuevo método más económico y sencillo para mirar la mama, un detector de rayos gamma. Ella fue invitada a dar su charla en TED para hablar sobre él. El detector se encuentra todavía en experimentación y promete ser extraordinario para la detección de tumores pequeños; ojalá sea cierto y llegue pronto a los consultorios.

 

 

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