Catrecillo

Publicado el Ana Cristina Vélez

¿Me quiere, no me quiere?

Dice que me quiere. Las palabras no cuestan.

Y es que decir…todo puede decirse, cualquiera puede decir cualquier cosa. Decimos te quiero y decimos te odio con la misma facilidad. Ninguna de las dos frases revela mayor cosa, bueno… tal vez sí, que nuestro deseo es que el otro así lo crea. Solo los ingenuos se tragan las palabras tal como vienen y a veces los muy jóvenes. Es aconsejable oír y al mismo tiempo observar. Y es que tanto el amor como el odio se manifiestan en los actos con fuerza inocultable. Habría que ser un artista para disimularlos.

Muchos se preguntan ¿Me quiere, no me quiere? El grado de amor no es fácil de medir, pero existe una regla confiable: la capacidad de sacrificio. Algunos dirán que es la capacidad de dar. Pero no es así, pues no siempre cuesta dar. Por ejemplo, un hombre adinerado compra un buen perfume para regalar. No sería necesariamente una muestra de amor. Pues ese mismo hombre puede comprar cinco perfumes para obsequiar a las cinco mujeres que más le gustan. Quiere algo con ellas; sí, pero su acto no es buen indicador de amor; lo mismo ocurriría con las flores, los chocolates, con los pequeños regalos. Si el tipo tiene fama de tacaño su acto podría convertirse en señal confiable; además, se podría predecir, tratándose del mismo tacaño, que nunca compraría cinco perfumes para regalar a cinco mujeres simultáneamente. Si una muchacha es vaga, entonces, el gastar horas en tu compañía no demostraría nada. Ella es capaz de gastarse todo su tiempo encualquier cosa. Si ella, en cambio, es muy ocupada, siempre llena de actividades y te regala algunas horas de su valioso tiempo, esa sí sería una buena señal.

Hay que descubrir qué actos son sacrificio para el otro y con estos actos medir su amor. En general son buenas señas el gasto de tiempo, de conocimientos o de recursos. En el mundo de hoy, en el que usualmente estamos tan ocupados, es señal de amor pasar un rato con el otro. Los gastos económicos grandes (en proporción a los ingresos) son también buena señal, pero no son indicio suficiente. Los sacrificios, en cambio, son señales por completo convincentes.

Sacrificios son los actos que tienen un alto costo en tiempo, en energía, en salud o en recursos. Sacrificio es lo que no nos conviene directamente, pero podría convenir al otro. Tan importante es el sacrificio como señal de máximo amor, que Jesús da su vida en sacrificio para salvar las almas de los hombres. Señal de sacrificio en la vida cotidiana es la capacidad de hacer favores. Hacer por el otro algo que nos da mucha pereza incluso hacer para nuestro beneficio. A la mayoría de la gente el amor por el otro les llega hasta ahí, pues es cuando el amor por el otro compite con el amor por sí mismo. Hacer favores difíciles, tediosos, largos, complicados, sí que es buena señal de amor.

Las novelas de caballería son historias en las cuales se lucha por el amor de una dama. En estas, los caballeros se comportan incluso masoquistamente para demostrar capacidad de sufrimiento por su amada. Sacrificio y religión van muy de la mano, pues en el fondo sabemos que una señal verdadera de amor es el sacrificio, y en todas las culturas se ha practicado como ofrenda para demostrar amor y obediencia a los dioses. El dolor sicológico o físico, la resistencia a la fatiga, la voluntad se ponen a prueba para descartar a los falsos aspirantes. El embaucador no será capaz de someterse a un rito cultural doloroso si realmente no le interesa pertenecer a ese grupo cultural. Así que antes de ponerte a deshojar margaritas pídele un favor.

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