Catrecillo

Publicado el Ana Cristina Vélez

Fernando Botero, el artista nuestro

La obra de Botero se puede entender como el producto de una tremenda habilidad en el oficio de la pintura y la escultura, sumado al conocimiento perfecto de la técnica y a una manera genial y particularísima de entender el arte, sin dejar a un lado el reconocimiento constante que ha hecho de los maestros en este campo.

 

Su técnica es producto perfeccionado del estudio cuidadoso por medio de la copia, de la pintura de Velázquez, Goya, los pintores italianos del Trecento y del Quattrocento. La obra de Botero aunque siempre reconocible ha ido cambiando con el tiempo.

El arte para Botero no es un medio sino un fin, es obra poética subyugada a un estilo. Todas sus obras son como naturalezas muertas. Son volúmenes con cualidades táctiles, las figuras no piensan sino que posan. Como en el arte egipcio, todos deben tener el mismo cuerpo, la misma cara, y estar al servicio de otros propósitos.

Ha dicho el pintor que los elementos subconscientes se materializan cuando el artista tiene la intención de pintar una obra clara estilísticamente. La relación de los elementos que aparecen en sus pinturas es silenciosa. Su procedimiento, la manera como trabaja es como la de los pintores abstractos: sus figuras crecen y decrecen hasta acomodarse en el espacio, los elementos se relacionan en un diálogo preciso de color y forma para lograr el máximo de plasticidad. Botero dice que: “En Latinoamérica, la perfección de las superficies y de las formas son una parte importante del ideal de belleza”. Fernando Botero reconoce que creció con la idea de que el arte debe ser bello y que no ha podido deshacerse de esa idea, aunque no esté de moda.

El aporte de Botero a nuestra cultura es inmenso. Él se siente el pintor más colombiano de todos y así lo creemos nosotros. En sus palabras: “Uno debe ser fiel a sus raíces; sólo entonces puede llegar al corazón de todos los pueblos del mundo… Yo soy el más colombiano de los artistas colombianos, aun cuando haya estado fuera del país durante un tiempo tan prolongado. He permanecido más colombiano que los pintores que viven en Colombia, porque ellos tratan de seguir las modas internacionales en el arte. Si uno quiere crear cosas que realmente signifiquen algo para su gente, debe primero ser honesto con el medio de la pintura y luego consigo mismo.”

Ser latinoamericano dice, es poseer un lenguaje: “Básicamente el problema reside en el lenguaje que se use en la pintura, es decir, no tanto en los temas que se pintan sino en la forma como se pintan. Es cierta pasión por la forma, por lo cúbico como plasticidad total, cierta aproximación directa y brutal al tema que existe en el arte colonial y en el precolombino, lo que considero lo latinoamericano”. .

En sus esculturas la representación le aporta a la realidad: le añade aspectos emocionales y culturales, que parecen ser atemporales; producen resonancias en los otros sentidos como el tacto y el oído y satisfacen el gusto por la belleza, el humor, la armonía y la sensualidad. Las esculturas de Botero no necesitan ni contexto ni explicación ni conocimientos para ser disfrutadas. No se puede decir que han salido directamente del plano del lienzo a la tridimensionalidad, pues no están en sus cuadros de la misma manera que en el espacio real. Son creaciones extraordinarias, que no imitan, aunque recuerden otras esculturas de la Historia del arte; no temen a la monumentalidad ni a los arquetipos. La Historia del arte es la historia de los arquetipos exitosos. Botero es un artista grande que ha encontrado una manera de ponernos en la historia.

Comentarios