Bike The Way

Publicado el Andrés Núñez

No nos da igual

 

Foto por: Jesús Acero vía Twitter

Aunque era pequeño y aún no podía votar, desde entonces sentía admiración por la visión de ciudad y cultura de alcaldes como Enrique Peñalosa y Antanas Mockus, ciudades en cuyas bases están sus habitantes por encima del concreto, urbes que privilegian a quien camina por el andén o llega al trabajo en transporte público, donde un paso seguro para un niño o un adulto mayor es más importante que una autopista impenetrable.

Esa visión parece difusa para quienes desde su vehículo particular ‘despotrican’ de ese semáforo peatonal que lo obliga a detenerse, que en cuanta zona verde se encuentran se imaginan la próxima gran avenida, consideran que Transmilenio debería desaparecer para darle más carriles a los autos y que los ciclistas son ‘ratas’ que le roban su espacio, gente que considera que ese ‘estorbo en dos ruedas’ no merece transitar por la vía que según él ‘si paga con sus impuestos’.

Este tipo de comentarios son más frecuentes por cada kilómetro de bicicarril que se implementa bajo la administración de Gustavo Petro, se intensifican por cada bogotano que se suma a rodar en bicicleta y han subido de tono con el avance del bicicarril de la carrera 50, el cual le restó un carril al tráfico particular para cedérselo al ciclista. La polémica ha pasado de publicaciones en contra de los ciclistas en redes sociales a vandalismo contra la infraestructura, una decepcionante actitud de personas con las que compartimos esta ciudad.

Algo debe quedar claro: aunque los comerciales de autos lo han vendido como símbolo de estatus, no le da derecho ¡a nadie! a discriminar en contra de quien no vive el ‘confort’ de tener radio, aire acondicionado y cojinería en cuero para pasarse la tarde en un trancón, el auto no pone en un escalón más alto a una persona, respecto a otra que usa el transporte público, el cual necesita mejorar pero mueve muchas más personas que el transporte particular y no le da permiso de jugar con la vida e integridad de quien va en bicicleta, un vehículo noble pero valiente.

Si se bajara del auto, a conciencia y pensaría por una vez en el peatón, en el ciclista o en el pasajero de transporte público, dejaría de invadir los paraderos del SITP , no se parquearía sobre los andenes, le cedería el paso a un peatón antes de priorizar el afán suyo y quizás entendería lo importante que es para nosotros ese bicicarril que, aunque hoy vea pocos ciclistas pasando, mañana seremos muchos más y aún así nunca verá un trancón, porque en bicicleta no existen.

Yo también lo entiendo, afrontar los trancones de esta ciudad no es fácil, pero seguro encontrará soluciones cuando descubra que movilidad es mucho más que transportarse en vehículo particular, seguro no nos da igual porque como usted, ciclistas y peatones también somos movilidad.

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