El Hilo de Ariadna

Publicado el Berta Lucia Estrada Estrada

RENÉ MAGRITTE

FOTO MAGRITTE

Mientras escribo estas líneas veo desde mi ventana la torre de una iglesia del siglo XIII de estilo “Trovador”, uno de los tantos estilos góticos,  y al fondo del parque, la que yo llamo la casa de Magritte; sólo que en vez de ser un cuadro es una casa real, como hay muchas en diversas regiones de Francia. Todos los días la miro y siempre me sorprende, ya que dependiendo de la luz del día su fachada cambia, es como si tuviera la capacidad de quitarse y ponerse pieles dependiendo de su estado de ánimo.

la casa

Y cuando puedo, voy a Bruselas para ver la otra casa, la que Magritte pintó entre 1954 y 1961, llamada El imperio de las luces. En realidad Magritte pintó 17 versiones de este tema emblemático, cuya serie fue realizada gracias a un deseo explícito de los Museos Reales de Bellas Artes de Bélgica. Aparentemente, los cuadros representan una realidad cuasi fotográfica, no obstante, si se observa con los ojos de la sensibilidad artística, se nota claramente una atmósfera  misteriosa, como si recorriéramos sus estancias en semipenumbra, sin saber muy bien que podemos encontrar allí. El juego de luces y sombras es una alegoría del día y de la noche, esa dualidad que hace parte de nuestras vidas, pero sobre todo de nuestra interioridad; puesto que sus cuadros reflejan lo que somos como seres humanos, siempre navegando entre la luz y la sombra. Las casas están al lado de un árbol tutelar, como el que tengo al frente de mi ventana, incluso las lámparas que iluminan la calle imitan el reverbero de las casas de Magritte. Al respecto él mismo decía: “Esta evocación de la noche y del día tiene el poder de sorprendernos y de encantarnos. Yo llamo a ese poder: poesía. Si yo creo que esta evocación tiene poder poético, es, entre otra razones, porque siempre he tenido el más grande interés por la noche y por el día, sin que jamás sienta una preferencia ni por el uno ni por el otro.”

René François Ghislain Magritte, (Bélgica 1898-1967),  pintor y escultor surrealista, buscó entablar un diálogo con el espectador, puesto que apela a su inteligencia, a su manera de pensar y de ver el mundo; podríamos decir que cada espectador hace su propia lectura, aunque esto no es exclusividad de dicho artista. Siempre he creído que para que una obra de arte sea universal, debe precisamente tener ese ingrediente. Pienso que para que una obra de arte sea universal debe apelar a la sensibilidad, independientemente de la cultura, de la religión, de la sociedad o del tiempo histórico al que se pertenezca. Por eso no quedamos incólumes ante una escultura de Miguel Ángel, o aún nos estremecemos cuando vemos una obra cicládica, o las pinturas de Lascaux o Altamira, por ejemplo. También es el caso de la música, los cantos gregorianos, o Let It Be -así Magritte no haya alcanzado a conocer dicha canción- pueden estremecer hasta la última fibra de nuestro ser. Y Magritte entendió tan bien este postulado, que alguna vez dijo: “La poesía escrita es invisible, la poesía pintada tiene una apariencia visible”.

guardaropa

A veces sus frases surrealistas compiten en belleza con su pintura, es el caso de “En esta tarde  soleada vi a una joven que esperaba el tranvía en compañía de su cuerpo”. O bien son subversivas, “Mis pinturas han sido concebidas para ser signos materiales de la libertad del pensamiento”. O son verdaderos compendios de teoría del arte, “Solo puedo mostrar lo que es visible en pintura. Lo invisible, es decir, lo que la luz no puede iluminar, no tiene apariencia,  por lo que la pintura no puede representarla”. O bien son tratados de metafísica: “Escuchamos los latidos del corazón de los árboles antes que los del hombre”.

hombres

Magritte es un poeta de lo invisible, de lo inexistente. Es un poeta del mundo onírico que subyace en todos nosotros, independientemente si estamos despiertos o si estamos dormidos. Pone imágenes y palabras a lo que nosotros evadimos o a lo que nos negamos evocar. Magritte es un pintor que habita en el inconsciente de cada uno de nosotros, así lo ignoremos.

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