El MERIDIANO 82

Publicado el El meridiano 82

Más de 100 mil desplazados en Libia en tres semanas

Los combates entre grupos armados rivales se intensifican en varias zonas, produciendo un aumento del desplazamiento que ahora se estima en 287.000 personas en 29 ciudades del país. Otra entrega de la colaboración entre el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y El Meridiano 82.

Libia ACNUR-1

Por Acnur

A medida que los combates entre grupos armados rivales se intensifican en varias zonas de Libia, se está siendo testigo de un aumento del desplazamiento que ahora se estima en 287.000 personas en 29 ciudades de todo el país. La necesidad de atención sanitaria, alimentos y otros suministros básicos –además de refugio para el invierno- está en un punto crítico.

La principal zona donde se han producido los últimos desplazamientos ha sido Warshefana, a las afueras de Trípoli, donde los combates han obligado a unas 100.000 personas a huir en las últimas tres semanas. Esta, junto a la zona de Benina, a las afueras de Bengazi, es una de las más duramente afectadas. Se estima que unas 15.000 personas están desplazadas en los alrededores de Bengazi.

La mayoría de los desplazados están viviendo con familias locales que, en algunos casos, han abierto sus puertas a varias familias al mismo tiempo para hacer frente a las crecientes necesidades de cobijo. Los  que no pueden alojarse con parientes o familias de acogida están durmiendo en escuelas, parques o edificios no residenciales que se han convertido en refugios de emergencia.

El creciente número de personas desplazadas está desbordando la capacidad de respuesta de la comunidad local que ha transmitido al Acnur su creciente preocupación por sus enormes dificultades para dar respuesta a esta situación.

Un ejemplo de las crecientes necesidades humanitarias y de la reducción del espacio humanitario es la situación en la pequeña ciudad de Ajaylat, a unos 80 kilómetros al oeste de Trípoli. Ajaylat, una ciudad de unos 100.000 habitantes, está acogiendo a unas 16.000 personas desplazadas que ahora representan más del 10% de la población local, lo que ha supuesto una gran presión para los servicios sanitarios. El principal hospital de la ciudad ha experimentado un aumento del 30% de ingresos y carece de suministros médicos básicos y medicinas para enfermos crónicos de hipertensión y diabetes. En Bengazi y otras ciudades del oeste de Libia la situación es muy similar.

Los esfuerzos por asistir a los desplazados se están viendo afectados por las limitaciones del acceso de los trabajadores humanitarios a las ciudades afectadas por los combates entre grupos armados rivales. Cuando la seguridad lo permite, el envío de convoys de ayuda humanitaria cruzando la frontera es el único medio de llevar ayuda a las personas que lo necesitan, ya que el acceso a los almacenes dentro del país resulta a menudo imposible.

Además del impacto en la población local, los combates también están afectando a los refugiados, solicitantes de asilo e inmigrantes en Libia, muchos de los cuales proceden de países de Oriente Medio y el África subsahariana. El clima de anarquía y la reciente subida de precios de los alimentos, que en muchos casos se han duplicado, han provocado la huida desesperada de muchas personas. A su vez, la política de Libia de detener a refugiados e inmigrantes ha hecho que muchos arriesguen sus vidas poniéndolas en manos de traficantes para intentar llegar a Europa, uniéndose a decenas de miles de personas que en los últimos meses han pasado por Libia para hacer el peligroso viaje a través del Mediterráneo. La mayor parte de las más de 165.000 personas que han llegado a las costas de Europa partieron de Libia y el 48% de ellas eran de Siria y Eritrea.

Muchos no llegaron más allá de la costa de Libia. La última tragedia, entre muchas otras frente a las costas de Zuwara, cerca de Trípoli, ocurrió al principio de este mes, cuando más de 100 personas, en su mayoría sirios, murieron o desaparecieron. Esto subraya la necesidad de encontrar alternativas legales y más seguras para refugiados y solicitantes de asilo.

FOTO: ACNUR

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