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Análisis: VII Cumbre de las Américas, otra cumbre que no cambiará nada

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Desde la XX Cumbre del Grupo De Río en marzo de 2008 realizada en Santo Domingo, República Dominicana, no había un evento diplomático en América Latina que despertara tantas expectativas como la VII Cumbre de las Américas que se realiza este fin de semana en Panamá, sin embargo, la probabilidad de que se llegue a una declaración conjunta que dé soluciones de fondo a los problemas estructurales de la región, es baja; en América, la diplomacia multilateral ha perdido relevancia, y por el contrario, los países han optado por la diplomacia bilateral para tratar los temas estratégicos de su agenda exterior.La Cumbre del Grupo de Río de 2008 estuvo marcada por las tensiones diplomáticas entre Colombia y sus vecinos, principalmente Ecuador, Venezuela y Nicaragua, debido al bombardeo durante la operación Fénix de las fuerzas armadas colombianas en territorio ecuatoriano que dio de baja al jefe guerrillero Raúl Reyes. Esto desató la indignación de Ecuador que fue secundado por el régimen Venezolano: con el argumento de defender su territorio, el presidente Chávez envió 10.000 soldados a la frontera con Colombia, lo cual terminó por elevar el nivel de indignación de los colombianos, quienes ya estaban encolerizados por los evidentes nexos entre las FARC y los gobiernos de Quito y Caracas. Aquella cumbre terminó con un apretón de manos entre los presidentes Uribe, Correa y Chávez, auspiciado por el presidente dominicano Leonel Fernández.

A pesar de todo el despliegue mediático, la realidad es que esa cumbre fue una más entre una larga lista de cumbres, asambleas generales y reuniones multilaterales sin resultados relevantes, pues las tensiones entre Colombia y sus vecinos se agravaron aún más cuando parte de los documentos encontrados en el material incautado durante el bombardeo probó la cooperación entre las FARC y los gobiernos de Ecuador y Venezuela; posteriormente, en junio de 2009 Ecuador demandó a Colombia ante la OEA y el comercio entre estos países se vino abajo. Colombia no obtuvo justicia y las tensiones regionales se mantuvieron hasta el inicio de la presidencia de Juan Manuel Santos. Quienes argumentan que la asamblea fue un éxito diplomático porque evitó un enfrentamiento bélico entre Colombia y Venezuela, primero deben entender que nunca hubo un peligro real de que sucediera: 10.000 soldados son insuficientes para invadir un país de más de un millón de kilómetros cuadrados, 48 millones de habitantes y con más de 550.000 miembros de las fuerzas armada con experiencia en combate, por su parte, Colombia nunca desplegó sus tropas ni hizo algún movimiento que indicara disposición a la guerra.

De vuelta al presente, en el caso de la VII Cumbre de las Américas que ahora se realiza en Panamá, los temas estratégicamente importantes que la preceden son el proceso de restablecimiento de relaciones entre Estados Unidos y Cuba, la crisis en Venezuela, y los diálogos de La Habana entre el gobierno colombiano y las FARC.

¿Qué se puede esperar de la Cumbre de las Américas respecto a estos temas? Poco o nada. EEUU y Cuba están tratando el restablecimiento de relaciones de forma bilateral y así seguirá; aparte de EEUU, los países de la región han mostrado que no quieren involucrarse en la crisis interna venezolana y las declaraciones de rechazo de los países de la región en contra de las sanciones de la Casa Blanca a funcionarios venezolanos, no tendrán ningún efecto en la decisión del gobierno Obama, adicionalmente, la declaración de 26 expresidentes de Iberoamérica contra el régimen de Maduro, no tiene “dientes” y poco puede conseguir para cambiar la situación en el país caribeño; y los diálogos de La Habana son un tema interno de Colombia y poco puede aportar este foro en esta materia. Entonces aparte de la foto de Obama y Raúl Castro dándose la mano, y las historias que alimentan el morbo de los medios, esta será otra cumbre inocua sin resultados importantes para el futuro.

Lo relevante pasará detrás de cámaras, en los pasillos y en los ascensores, en las habitaciones. Donde los políticos se quitan las máscaras y hablan de lo importante, porque seamos sinceros, acordar una declaración para la lucha contra la pobreza, el fomento a la educación o contra el cambio climático, es lo que siempre se firma para rellenar la agenda. Reuniones como la del secretario de estado John Kerry y el canciller cubano Bruno Rodríguez a puerta cerrada son los eventos a seguir. Debido a la divergencia en los objetivos estratégicos de los países latinoamericanos, los foros multilaterales se han probado inútiles para tratar los problemas estructurales de la región, por esta razón, los países han decidido conducir una diplomacia bilateral que promete ser más directa y efectiva.

 

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