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¿Y el urbanismo social qué?

Por: LAURA GALLEGO (lauragallegom)

Se llegó la séptima versión del Foro Urbano Mundial, esta vez en Medellín. La ciudad se prepara para recibir una serie de personajes de todas partes del mundo y desde diversas áreas de trabajo para pensar, debatir, construir alrededor de lo urbano, de la ciudad y sus dinámicas de crecimiento. Esta vez, la apuesta principal del Foro Urbano es la  equidad en el desarrollo urbano. Pensar en lasciudades para la vida supone, desde la perspectiva del Foro, una oportunidad para encontrarse en torno al futuro de las mismas, sus habitantes, sus decisores, los procesos económicos que le definen y el concepto de sostenibilidad al que deben propender en el corto y mediano plazo. Sin duda una reflexión importante.

Sin destacar lo anterior y por supuesto celebrando que este encuentro de carácter mundial se convoque en Medellín, el evento me deja un sinsabor que quiero evidenciar. Que podrá no ser muy importante, que tendrá por supuesto tintes políticos, que me parece, en todo caso, una elemento particular que quiero poner en la agenda de esta columna. Mi inquietud es: ¿qué pasó con el Urbanismo Social? ¿Dónde quedó la marca de ciudad construida 8 años atrás que puso en la agenda internacional a Medellín por sus procesos de transformación urbana? ¿Qué se hicieron los Proyectos Urbanos Integrales (PUI) ganadores del Premio Verónica Rudge en Diseño Urbano 2013 como herramientas de transformación y reparación de tejido social? ¿Cómo pensar en la sostenibilidad urbana de las ciudades si sus procesos de innovación dependen de la voluntad política y los intereses particulares de los gobernantes de turno?

Consolidar la marca de Medellín desde el Urbanismo Social tomó años de trabajo técnico, académico y, especialmente, político. Pensar en la actividad pública, la arquitectura y el urbanismo puestos al servicio de los sectores más pobres, de cara a una transformación integral a través de equipamientos  para la educación y la cultura, supuso repensar el día a día del cómo tomar decisiones políticas y definir un nuevo modelo de planeación y gestión de la ciudad. Los PUI, por ejemplo, resultado de una voluntad política, definieron una visión del territorio y encaminaron procesos de participación ciudadana hacia la consolidación de un modelo de desarrollo que, con intervenciones físicas y sociales en áreas prioritarias, logró mejorar la calidad de vida de las personas. Una políticasin antecedentes. Una política que hoy es invisible. Una política por la cual, pese a su desconocimiento, se lleva cabo el Foro Urbano Mundial en Medellín.

Resulta obvio que la decisión pública es generalmente el producto de una competencia entre los intereses, las estrategias y las representaciones de múltiples grupos organizados que le determinan. Lo que no es obvio son los argumentos que llevan a un pequeño grupo de actores políticos que, para salvaguardar sus valores e intereses, replantean o, en el peor de los casos, desechan, procesos de ciudad particulares que han sido exitosos y que han definido el desarrollo de la misma. Procesos que superan los intereses electorales, procesos que le apuestan a consolidar ciudades más equitativas y humanas.

Si es la equidad y la sostenibilidad los temas que nos convocan y a los cuales se les dará prioridad en la agenda de ciudad, es preciso no dejar de lado la discusión política sobre quién y cómo se toman las decisiones a propósito de los intereses de ciudad. Penoso sería que nos dedicáramos una semana a profundizar sobre el ser y el deber ser de las ciudades en el mundo hoy, sin hacerse la pregunta por cómo la política y los políticos definen y limitan en parte las apuestas por dicha equidad y dicha sostenibilidad. Sería un error suponer que las ciudades para la vida se construyen desconociendo el poder perverso que sobre ella tienen los decisores, aquellos para los cuales las ´prioridades públicas´ dependen de un clima político y de los intereses y recursos de unos actores que las determinan, las cimentan o las entorpecen.

El Foro Urbano Mundial desde Medellín permitirá plantearse muchas preguntas sobre cómo se están pensando las ciudades, cómo se intervienen sus problemas, cuál es el mejor modelo de planificación de los procesos urbanos. Además de ello, la pregunta por la política y lo político deberá ser una discusión obligada. Y es en este caso cuando Medellín tendrá mucho para analizar sobre lo que ha hecho mal.

 

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