VIDA PERRA

Publicado el Henry Salazar

Formar los cachorros: La propuesta de Ian Durban

 

Universidad de Buenos Aires
Universidad de Buenos Aires

El pasado 13 de noviembre, el Dr Ian Durban, doctor en veterinaria de la Universidad de Londres y especialista en comportamiento de la Universidad de Berkeley, ofreció una conferencia en la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Buenos Aires.

En su presentación hizo especial énfasis en la etapa de socialización, la cual considera como definitiva en el buen desarrollo tanto físico como psicológico de los cachorros.

Estas primeras semanas de vida dependen del cuidado de sus criadores, de sus guías y de su veterinario. Particularmente, todo lo que hace referencia a su estado de salud. En esta etapa, suele haber grandes preocupaciones por los riesgos a los que puede estar expuesto un cachorro en términos inmunológicos y esto hace que las acciones que se tomen le den prioridad a la salud física. No obstante, es también un período fundamental para el buen desarrollo de su mente y el aprendizaje de buenas conductas.

El planteamiento del Dr Durban indica que los criadores y los guías en las primeras semanas, bajo el seguimiento del veterinario, podrían hacer un trabajo excepcional de educación puesto que son quienes están en contacto permanente con los cachorros. Según Durban, hay 12 aspectos que se pueden trabajar casi desde el nacimiento para que al alcanzar la etapa de 8 a 12 semanas, período importante de socialización, el cachorro ya tenga un conocimiento amplio de su entorno y de los seres que tendrá a su alrededor.

Estos aspectos, en su orden son:

  1. El cuello y el uso del collar.

  2. Orejas.

  3. Alimento.

  4. 4 patas.

  5. Genitales.

  6. Abrazo alrededor del torax.

  7. Contacto visual.

  8. Plato o recipiente de comida.

  9. Contacto con niños.

  10. Contacto con extraños.

  11. Contacto con individuos hombres.

  12. Exposición a objetos extraños o atemorizantes.

Si bien las restricciones de salidas o paseos para los cachorros dependen de su exposición a factores de riesgo de infección, es posible realizar breves salidas en brazos. Pero la protección de su salud no restringe de ninguna manera la posibilidad de avanzar en aspectos básicos de socialización como los que enumeró el Dr. Durban.

Según él, la aparición de problemas de conducta, entre los cuales mencionó las fobias, el miedo y la agresión, sucede en etapas posteriores de la vida del perro, no necesariamente cuando es cachorro. Razón por la cual destaca la importancia de ofrecer al cachorro en sus primeras semanas de vida un ambiente enriquecido. La exposición a una amplia variedad de estímulos causa cambios anatómicos en su cerebro gracias a que en su corteza aumenta el número de conexiones y los mejores cambios suceden con las actividades de socialización, sin importar la raza. Por el contrario, la carencia de un proceso claro de socialización produce el efecto opuesto y reduce el potencial de conexiones cerebrales en su desarrollo. En palabras de Durban, “la variable de socialización es tan alta como el edificio Empire State”.

De acuerdo con algunos estudios realizados en Estados Unidos, Durban mencionó que en las estadísticas de perros que han mordido a algún miembro de la familia se encuentra en primer lugar el Labrador Retriever, seguido por el Golden Retriever. Y explica esto por la frecuente recomendación de los veterinarios como opciones de raza que conviven fácilmente con las familias y suelen ser descritos como razas amigables con los niños. Pero el problema no es la raza o la mezcla que pueda tener el cachorro, esto reside en la carencia del trabajo de socialización en la etapa adecuada de su vida.

Recordó a la audiencia también que los perros de razas pequeñas muerden con mayor frecuencia, en tanto los perros de razas grandes provocan mayor daño.

Como los veterinarios tienen la posibilidad de ver y recibir consultas de todas las razas la tarea de enseñanza en esta etapa les deja una gran responsabilidad. Obviamente, la participación de adiestradores calificados siempre será una ventaja. Por lo tanto, ese breve lapso de tiempo que dura la consulta, podría extenderse unos minutos para evaluar si el cachorro está inquieto, muestra miedo o señales de agresión. Estas conductas le permitirán determinar rápidamente si el cachorro es feliz. Y a partir de allí, además de la evaluación física, iniciar un trabajo de desensibilización en los 12 aspectos indicados previamente.

Sugiere el Dr Durban que antes de las 3 semanas se puede adelantar este trabajo con respecto a los sentidos del olfato y el tacto. Entre las semanas 4 y 5 se trabaja en el contacto visual y el plato de alimento. Con respecto a la conducta de posesión menciona la necesidad de considerar las características propias de los ejemplares de sexo femenino y las razas pequeñas.

Por su parte, los guías tienen algunas responsabilidades en la formación del cachorro. Por ejemplo, el trabajo de control de ladrido, de mordida y de los lugares donde puede o no hacer sus necesidades. Se trata de enseñarle al cachorro lo que está bien y lo que no. No es simplemente inhibir un comportamiento indeseado sino de ofrecerle una alternativa para que el perro pueda ser amigable, tranquilo y que desarrolle confianza en si mismo, en tanto estas conductas básicas son fáciles de entrenar.

Para concluir, Durban mencionó dos etapas fundamentales: entre el nacimiento y las 12 semanas, lo que se conoce como el período crítico y un subperíodo, si se quiere, entre las semanas 8 y 12 como la mejor etapa para la socialización. Se espera que en estas últimas semanas pueda conocer un número superior a 100 personas, dentro de las cuales haya hombres adultos, niños, otros animales y reconozca elementos como su plato, alimento, juguetes, objetos y personas extrañas y lugares específicos tanto para el juego y el descanso como aquellos para resolver sus urgencias.

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