VIDA PERRA

Publicado el Henry Salazar

¿En serio? ¿toros de lidia? ¿hoy?

El próximo 25 de octubre los bogotanos tendrán la posibilidad de prohibir o permitir que una asociación de carácter privado continué la explotación económica de un bien público a través de la organización y comercialización de eventos taurinos.

 

No se trata simplemente de prohibir o permitir las corridas de toros. Esto es mucho más complejo.

El voto a favor o en contra de la iniciativa de participación popular para que sean los bogotanos quienes tomen la decisión acerca de la continuidad de este tipo de actividades, supone también el ejercicio del derecho de los ciudadanos de indicar y exigir cuál debe ser el uso que se dará a un bien público y la posibilidad de expresar en un espacio democrático su postura frente a la vida, contra la violencia y contra la corrupción.

 

En la antigüedad, durante los tiempos del siglo I y del imperio romano, se construyó el Coliseo. Allí, ante 50.000 espectadores, con una estratificación social bastante clara, donde los personajes importantes como el emperador, los senadores y demás miembros destacados de aquella sociedad ocupaban los lugares privilegiados cerca de la arena, y en la medida que subían las gradas, disminuía el rango social, tenían lugar luchas entre gladiadores y fieras, y otro tipo de eventos públicos como la recreación de batallas navales, ejecuciones y obras teatrales basadas en su mitología clásica. Pero, sobretodo, mucha sangre y muerte. Muchas vidas se perdieron para el deleite de unos pocos.

 

Pero aquello que los romanos de entonces llamaban “juegos”, se terminó en el siglo VI. Es decir hace 15 siglos. Y este importante edificio para Roma y para la historia de la humanidad, que fue usado luego como fábrica y como sede de alguna orden religiosa de la época, hoy es uno de los lugares más visitados por turistas de todo el mundo transformó su valor simbólico. Ya no es un escenario de muerte sino un monumento al paso del ser humano por esta tierra.

 

Guardadas las debidas proporciones, pues lejos estaremos siempre de parecernos a un imperio, salvo el de la violencia, la disputa antitaurina del 25 de octubre en las urnas , se dará entre quienes quieren sostener una “herencia” trasnochada, importada y sin valor para la mayoría de los ciudadanos, cuyo origen viene de siglos, que exhibe groseramente su carácter privado y arribista (porque de élite no tiene nada), y aquellos que queremos poner los pies en el siglo 21, pasar a la historia las cosas que no benefician a las mayorías y dar un mejor uso a un bien, que arquitectónicamente tiene mucho más valor, que es un bien público, que podría convertirse en “nuestro coliseo bogotano” y dejar de ser el escenario de corrupción en el que lo han convertido esos pocos que han sacado lucro de este lugar, a costa de la defensa de una tradición que tampoco les pertenece, y que además, hace parte de una visión de la historia decimonónica y anquilosada.

 

La defensa por la continudad de estos eventos con animales donde la sangre, la agresión violenta y la exibición de los miembros de la alta sociedad, en medio de chorros de manzanilla dispensada desde botas de piel curada y piezas de cuerno, no es algo de esta época.

 

El mundo ha cambiado y las sociedades muestran importantes signos de evolución. ¿Será posible que los bogotanos quieran sostener la diversión violenta de unos pocos?

 

@VidaPerraBlog

 

Adenda: En 1991, un grupo de importantes señores, elegidos por nosotros, como resultado de una acción de todos que demando la preparación de una nueva constitución para los colombianos, redactó lo siguiente en el artículo 82:

Es deber del Estado velar por la protección de la integridad del espacio público y por su destinación al uso común, el cual prevalece sobre el interés particular. Las entidades públicas participarán en la plusvalía que genere su acción urbanística y regularán la utilización del suelo y del espacio aéreo urbano en defensa del interés común.

Comentarios