En el mundo de la inteligencia artificial y del Internet caminamos ciegos. La tecnología de hoy sobrepasa nuestras capacidades intelectuales. Hace mucho tiempo que la humanidad vive sin entender cómo funcionan los objetos que manipula cada día. Internet es tan complejo que no hay una sola persona que lo comprenda en su totalidad. Un símil sería el de la termita y la hormiga. La hormiga sabe usar el termitero, sabe hacer su parte en él, pero no lo “entiende”.

El teléfono

Es difícil analizar los servicios que el teléfono le ofrece a cada persona en el mundo de hoy. No sabemos nada de estos, solo sabemos, y muy limitadamente, cómo realizar algunas tareas básicas, tanto en el teléfono como en otros aparatos que nos rodean. Es inimaginable lo remegatontos que pronto quedaremos todos los seres humanos con los avances de la IA. Lo que no deja de ser increíble es que, a pesar de vivir en un mundo tan sorprendente, tan innovador, todavía haya tantas cosas mal diseñadas.

Empecemos por el teléfono mismo. Los celulares no suenan el tiempo suficiente antes de llevar la llamada al correo de voz (todas las marcas suenan 20 segundos). ¿Por qué no se puede programar el número de veces que suena? ¿O será que sí se puede y yo lo no sé, porque navegar por las opciones de configuración es tan engorroso que desanima intentarlo? Otro error dentro del error. Deberían existir teléfonos para viejos, con números grandes y más volumen, que no ofrezcan tantas opciones y sean más fáciles de manipular.

TV y Teclado

Las televisiones inteligentes son para genios. No los maneja ni John von Neumann. ¿Por qué los controles tienen tantos comandos que no parecen hacer nada?, ¿por qué no se han simplificado? ¿Por qué las TVs se desconfiguran tan fácilmente?

Los teclados de los computadores tienen 27 teclas que son prácticamente inútiles; al menos para la gente normal. Los guiones largos hay que hacerlos con números y Alt. La comilla del español no se sabe cómo; hay que preguntarle a Google. Lo mismo pasa con la tilde, la diéresis y la comilla simple que va dentro de las comillas. Ay, no. Además, la disposición de las letras se puso así para ralentizar la escritura. Cuándo, cuándo, cuándo será que se rediseñan.

Los audífonos

Los audífonos se caen de las orejas. Deberían ofrecer la opción de tener algo que agarre la oreja. Ya se me han dañado dos, se me han caído al suelo porque no se agarran, y a los que tienen cable, se les enreda el cable.

Los carros/automóviles

Los carros no tienen un lugar diseñado para que las mujeres pongamos la cartera, y eso que somos la mitad de la población que maneja, y tampoco tienen un espacio específico para una papelera, así que siempre estamos encartados buscando dónde poner la basura que generamos dentro de ellos.

Los espejos laterales sobresalen más de la cuenta, lo que constituye un problema en los parqueaderos, pues la gente que pasa por ahí se tropieza. Podrían ser más cortos. Sé que algunos se cierran contra el carro, pero es algo que deberían traer todos.

Para rematar, la luz interior de los carros no alumbra casi. Es prácticamente inútil.

Los objetos de la casa

Las parrillas para las arepas son muy bajitas y las arepas se queman. Las parrillas deberían ser dobles y articuladas, para que la arepa quede con rejilla arriba y abajo y se pueda voltear sin tocarla, sin quemarse los dedos.

¿Por qué no existe una tostadora de arepas eléctrica?, como las tostadoras de pan, pero para la arepa, que tenga los tiempos, la temperatura y la distancia calibrados, y caliente la arepa por los dos lados al mismo tiempo. Una idea para un diseñador o para un ingeniero de diseño.

Los diseños de los utensilios de cocina deberían, sin excepción, considerar la higiene, cómo se lava, cómo se asea el objeto. En la cocina, hay objetos imposibles de limpiar. Los exprimidores de ajos, por ejemplo, tienen unas texturas muy complicadas para limpiar. Lo mismo ocurre con la botella para decantar el vino, que no se puede lavar por dentro.

La olla para el fondue y para la raclette, y otros instrumentos que se ponen sobre la mesa, vienen con un cable muy corto, dizque de un metro. Si no tienes una extensión, se acortan los planes.

Las parrillas de la estufa deberían tener también reguladores del tiempo, y apagarse solas. Y entonces se evitarían muchos accidentes. La leche que hierve y se sube y se derrama nos hace hervir la cabeza.

Las toallitas de lino que ponen en algunos baños, ¡no secan!, e impiden llegar a la toalla verdadera, la que está detrás, escondida.

Las sillas sin espuma en el asiento. ¡No vinimos a este mundo para hacer penitencia y sentarnos en una tabla dura!

Las copas cuyo cuello es muy largo y su base es estrecha son estéticas, pero se voltean. Es muy fácil darles un empujón con la mano cuando se está conversando animadamente en la mesa. Creo que la copa es un mal diseño, perpetuado por la inercia de la cultura. Es hora de tomar el vino en vaso. Las copas usualmente son muy difíciles de lavar porque la boca es más estrecha que la barriga.

Es una mala costumbre esa de poner arreglos altos de flores en la mitad de la mesa, se vuelve imposible ver al interlocutor, y también llenar de objetos la mesa de centro de la sala. Muchas veces no queda espacio para poner el vaso ni las botellas ni los pasantes.

Malos diseños del vestido

Los cordones redondos de los zapatos se aflojan solos. Los planos son mejores.

Las camisas, blusas y vestidos que se cierran por la espalda. Eso de que uno necesite ayuda para vestirse es absurdo; sólo es buena la ayuda para desvestirse, pero no siempre. Las braguetas con botones dan trabajo extra, y son peligrosas si se está de afán. Para esa tarea se inventaron las cremalleras. Díganme si conocen algo más horrible que los enterizos. Quizás les sean útiles a los mecánicos, no sé. Quizás con un órgano que se puede sacar de la ropa para hacer pipí no sean tan difíciles de usar.  La corbata y el corbatín sí que están mandados a recoger.

Los tacones incómodos: mucho para decir sobre los tacones.

En el mercado

Los carritos de mercado deberían ser más largos y más estrechos. Las frutas no deberían ser exhibidas en torres de Babel, pues se caen al suelo cuando uno intenta escogerlas. El mercado debería ofrecer productos en cantidades reducidas. Quesos y quesitos reducidos a la mitad de su tamaño, y bolsas de panes de perro, cruasanes y pan de sándwiches con solo dos unidades. Venderían más. Parece que no han pensado en las personas que viven solas.

Los empaques a veces son imposibles de abrir, requieren tijeras. Todo empaque debería indicar cómo se abre. Los empaques de las salsitas que acompañan papas, sándwiches y hamburguesas son casi imposibles de abrir. Tienen una muesca, pero esta debería ser más visible y definida, y siempre ser fácil de romper. Los empaques termoencogibles rígidos necesitan un bisturí o un cuchillo muy afilado para abrirlos. No sólo es complicado, sino peligroso, y después de abiertos son una especie de arma blanca con la que corremos el riesgo de cortarnos mientras los terminamos de abrir.

Los empaques de las pastas esconden (con refinamiento) una información muy importante al momento de usarla: el tiempo de cocción. Es increíble que uno tenga que pasar más de dos minutos buscando el dato por todos los lados. Si es un dato es fundamental, ¿por qué no está destacado en el empaque?

Otros detalles del mundo

El tamaño de los billetes es exageradamente grande. Podrían reducirse considerablemente y serían más cómodos de cargar y más económicos de fabricar. Igualmente pasa con las monedas.

Los precios del mercado que utilizan centavos, eso sí que es absurdo. En las notarías, algunas tarifas son ridículas: autenticación: $5.069; protocolo: $4.232. No se puede cobrar lo que no se puede devolver. ¿Cómo pagar o devolver 69 pesos?

El calendario es anticuado. Todos los meses podrían ser de la misma longitud y comenzar el mismo día de la semana. El desajuste se ajustaría al final del año, en vacaciones, con días especiales.

Las mesas redondas cuya base tiene cuatro patas, ¡cojean! ¿Por qué no tres? De tres patas no cojean, y se ahorra mucho hierro o aluminio en la fabricación (una cuarta parte del hierro de las patas).

Mesa De Aluminio 60 Cm Redonda Bar Exterior 4 Patas Jardin Color Plateado

Las servilletas de tela exigen un lavado especial. Los pintalabios y la grasa de la comida son difíciles de sacar. Ya es hora de sacarlas de circulación. Se pueden usar sobre las piernas, para evitar manchar la ropa, algo poco probable, pero no para limpiar la boca, así como ya no nos sonamos en pañuelos ni nos limpiamos el culo con pedazos de tela.

 

Avatar de Ana Cristina Vélez

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