Se lo presto si me lo devuelve

Publicado el prestosidevuelve

No te apures Susanita

Dicen algunas mujeres que su sueño siempre ha sido casarse. Les creo. En el mundo debe haber varias Susanitas por ahí regadas, sino, los hombres morirían de tedio y depresión.

Sin embargo, el resto de las mujeres que se casan, lo hacen por afán.

La teoría es simple. En Medellín, por ejemplo, muchas mujeres entre los 19 y los 26 años están aún soñando con desarrollar su carrera, estudiar más, crecer como profesionales o irse a recorrer el mundo con una mochila. Nos creemos libres, desapegadas de todo y egoístas.

Nos creemos. Porque no lo somos.

Una vez esa mujer de 22 años (que tiene novio) empieza a descubrir el mundo, se da cuenta que puede comérselo en un momento, que lo tiene todo…que solo hace falta voluntad. Y en ese momento de arranque e impulso en el que la mujer decide viajar, cambiar de trabajo o estudiar lo que siempre quiso, su hombre, el de siempre, el de toda la vida… le pide matrimonio. Y claro, la respuesta es obvia. Sí. (Justo ahí aparece ese instinto maternal que supongo, todas tenemos y se derraman lágrimas y se jura amor para siempre).

Acto seguido, los sueños se van a la basura. La mayoría de estas mujeres que se casan temprano, conviven dos o tres años pensando montar su propia empresa, en la misma ciudad obviamente y sin haber ido a estudiar a Milán o a Suecia y cuando abren las puertas de su almacén restaurante u oficina, descubren en su escritorio la prueba de embarazo. Y… que alegría! Llega el bebé, la felicidad… la unión, las sonrisas y cambian los sueños.

Desde ese instante esa mujer soñará con ver a sus hijos crecer, con visitar la finca cada fin de semana y ahorrar para ir a la costa en diciembre o a Miami en semana santa.

Luego, entrados en los 50, cuando uno ya se empieza a dar cuenta que lleva viviendo medio siglo, que se está poniendo viejo… ahí, de la nada, entre la menopausia y la depresión de la vejez, llegan las ganas de ser jóvenes y de cumplir, entonces, todos esos sueños que se borraron de manera inmediata en el momento en el que “el marido” (ya fallecido, ya no marido en algunos casos) pidió el matrimonio.

Y que dificultad si ya tenemos una rutina y no alcanzaremos a jubilarnos, no podríamos dejar a nuestros hijos… en su adolescencia, ni al marido, ni a la empleada, ni a la casa. Es mas, no tendríamos con que irnos, siquiera, porque ya la plata nuestra es de 4 personas mas. ¡qué vaina!

Somos inconformes, pero también desesperados e impulsivos. Para que el afán si se supone, compartiremos, toda la vida junto al otro?

Yo todavía no entiendo el matrimonio.

Ojo: El amor verdadero existe. Por eso, siempre, hablé de la mayoría.

Ojo: Y aunque deteste las mujeres que hablan mal de matrimonio cuando salen en portada de revista. Necesitaba comentarlo. Finalmente mi blog, no será portada

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