Se lo presto si me lo devuelve

Publicado el prestosidevuelve

Finales felices

Leo.

Me gusta leer sola. Me apasiono.

Me busco. En los libros, en las películas.

Generalmente, además. Me encuentro.

Y como yo, todos tenemos una forma especial de leer, de interpretar y de imaginar las historias que leemos. Unos, tal vez, pegados a lo que el autor cuenta. Otros, un poco más creativos añaden elementos que sólo existen en su imaginación. Algunos quizás, confundidos y sin entender, terminan cambiando el sentido de la historia a su gusto.

Justo por eso los autores no pueden ser tan explícitos en los finales, ni en los comienzos. Tal vez sólo en las descripciones. Nada más detestable que encontrarse un final predecible, feliz y perfecto. Es un engaño. Es como si la lectura entera no hubiera valido la pena, como si tantos diálogos y descripciones no existieran más, porque el final fue lo que quiso el autor, no lo que nosotros quisimos interpretar de su historia.

Me leí un libro. En la tercera página me encontré (ya lo dije, siempre me busco) y entonces la lectura fue rápida y desesperada. Comparativa, sobre todo. Quise, siempre, que el libro terminara de manera inesperada, simple, pero inesperada. Y así fue. Terminó con una palabra que decía: Continuará.

Fui entonces inmediatamente a la librería. Compré la segunda parte. Seguí leyendo con el mismo ritmo, con una sensación que permaneció desde que comencé a reconocerme en las palabras del autor.

Esta segunda parte era mas intensa, mas verdadera. Me creó más dudas, me hizo desconcentrar, a veces, por ser tan similar a lo cotidiano, a lo de todos. Por encajar tan perfectamente en la vida mía y seguro, en la de muchos que estarían leyendo esa misma historia.

Sin embargo, el final fue feliz. Fue perfecto. Fue perfectamente descrito por su autor, no me dejó un chance de imaginarme qué podría haber sido diferente. El final fue concreto. Rutinaria y aburridamente complicado para mí. Falso, además. Quería ser lo más real posible, pero fue fantástico e imposible.

Que desilusión un final feliz. Me sentí engañada. Me pasó lo mismo que me pasa con las personas que siempre son felices, que además son bellas, queridas, amables, perfectas.

No les creo.

No existen. Solo pretenden ser.

Y por eso me caen mal.

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