Hace un par de años escribí en mi blog personal la lista de las cosas que quiero hacer antes de morir. Siempre he pensado que tendemos a posponer lo que queremos por el afán del día a día, y porque creemos que tendremos mucho tiempo para cumplir con nuestros sueños. Pero sucede que la vida tiene otro calendario, del que nada sabemos. Así que escribí la lista y he ido marcando ítems con la palabra “hecho”: conocer la nieve, grabar una canción, aprender a cocinar ciertos platos, entre otros puntos. En mi lista también escribí mi anhelo de ayudar a alguien que no conozca mediante la donación de un órgano en vida. Sabía que puedo donar una parte del hígado, una parte del páncreas, un riñón, el lóbulo del pulmón y la médula ósea.
Así que comencé a realizar los trámites para cumplir mi propósito. Envié un mail a las más importantes instituciones de trasplantes solicitando mayor información. Mi sorpresa fue grande ante la respuesta de que podía donar para un familiar que lo requiriese o cuando muriera. Expliqué que nadie de mi familia necesitaba un trasplante pero que quería donar algún órgano para quien lo necesitara. Todas las respuestas me remitieron a la Ley 1805 de agosto del 2016.
La Ley 1805 estableció que todos los colombianos pueden ser donantes de órganos y tejidos pero solo después de fallecer. En una comunicación del Ministerio de Salud se “insta a que los ciudadanos colombianos tomen una decisión reflexiva y responsable en vida, sobre la donación altruista de órganos y tejidos después de la muerte, en beneficio de los demás”-
Pregunté en Minsalud por qué no puedo donar en vida a un desconocido y la respuesta fue: “Colombia siempre ha velado porque la donación de componentes anatómicos sea un acto altruista. En ese sentido, es necesario contar con unas reglas bajo las cuales se permita la donación de componentes, para los casos en que no exista relación de consanguinidad o afinidad con el receptor (en lista de espera). Vale la pena precisar que el país debe evitar que se presenten conductas no éticas, tales como tráfico de órganos (compra o venta de órganos con fines de trasplante) o turismo de trasplantes (desplazamiento de donantes o receptores a otro país, para la realización de un trasplante alterando la lista de espera y los criterios de asignación nacionales).”
Ya teniendo la respuesta oficial del ministerio quise indagar sobre el tema de la donación altruista con médicos colombianos especializados en trasplantes.
Sergio Salcedo Herrera, médico nefrólogo y presidente de Colombiana de trasplantes sostiene que la donación altruista es en teoría algo interesante. “Me he encontrado con personas interesadas en este tipo de donación. Sin embargo en la práctica cotidiana surgen algunos problemas. Si quiero donar un órgano puede ser un acto transparente pero podría prestarse a conductas punibles como tráfico o comercialización de órganos. Por ejemplo, si una persona tiene un hijo con insuficiencia renal y el padre es compatible y le dona un riñón, pues sería una situación obvia con un vínculo afectivo y sanguíneo de por medio. Pero, si un extraño quiere someterse a un procedimiento de donar un órgano, es algo no tan fácil de entender y que despierta suspicacias.”
Y claro, someterse a un procedimiento quirúrgico, a un dolor físico, estando totalmente sana, por alguien que no conozca, con quien no se tiene ningún vínculo, es algo difícil de entender. Le pregunté al doctor Salcedo acerca de ese proceso, qué tan doloroso puede ser y me comentó que tiene riesgo como cualquier cirugía. “En nefrología la extracción del riñón lo hacemos por laparoscopia, la recuperación, por ejemplo un paciente a quien se le hace el procedimiento hoy, pasado mañana estará en la casa y trabajando en dos semanas. Lo más importante es cuidarse la herida, no levantar cosas pesadas en quince días. Y luego llevar una vida completamente normal, solo les pedimos ir a control de función renal, cada tres meses el primer año y luego una vez al año” afirmó. Me sugirió que la cita de control renal es algo que todas las personas deberíamos realizarnos una vez al año.
Por su parte, Gilberto Mejía, director de la Unidad de trasplantes de la Fundación Cardioinfantil, señala que, “Desde la fundación llevamos muchos años promoviendo la donación y enfrentando la falta de promoción, la desinformación, la ignorancia, los mitos y las creencias religiosas, factores que llevan a la gente a no a donar sus órganos. Para mi es importante que se hagan más campañas. La donación altruista funciona en países desarrollados como Estados Unidos o España, donde se establece un programa transparente donde se garantiza que el proceso fluya sin problemas. Quien dona sus órganos lo hace de forma altruista y no cae bajo ninguna sospecha. Si en Colombia empezamos a crear cultura sobre la donación altruista, de seguro conseguiríamos personas que quisieran hacerlo lo que ayudaría a gran cantidad de pacientes que necesitan un trasplante y que se mueren esperando un donante”.
De la charla con el médico Mejía me sorprendió que en su experiencia se ha encontrado con casos en donde familias a las que algún ser querido se les ha hecho trasplantes, al momento de morir no desean donar sus órganos. ¿Cómo es posible que esto ocurra cuando se han beneficiado de un donante? “Todo hace parte de la desinformación, la falta de cultura y solidaridad frente al tema”, concluye.
John Bernardo Ortiz, médico y Coordinador de trasplantes de la Fundación Valle del Lili, opina que en Colombia, “Existe una cultura muy diferente sobre la donación de órganos respecto a la de los países desarrollados. Todavía hay mucho mito y tabú. En Estados Unidos y Europa hay donantes altruistas que donan parte de su hígado o uno de sus órganos pares y no les interesa saber quién es el receptor, simplemente lo hacen porque quieren ayudar a alguien a mejorar su calidad de vida.”
La donación en vida pasa por muchos procesos necesarios tanto para el receptor como para el donante. “Se hace valoración en conjunto en la que intervienen cirujanos, hepatólogos, nefrólogos, sicólogos, trabajadores sociales, casi que 20 especialistas y sub especialistas. Hay que hacer exámenes respectivos donde se prueba la compatibilidad. Luego se va a junta de trasplante donde se analiza cada detalle para que todo salga bien”, finaliza el médico Ortiz.
Es una lástima que por factores externos como la ignorancia, la corrupción y la cultura colombiana, no pueda donar órganos en vida para quien lo requiera. Pienso que la solución, tal como dijeron los entrevistados, pasa por campañas de apoyo a la donación y por un sistema de salud que funcione con claridad por parte de todos sus actores de manera eficaz y transparente. La donación altruista podría ser la clave para reducir el déficit de donaciones de órganos y brindar años de vida a quienes hoy integran la larga lista de candidatos a un trasplante.
Tal parece que por el momento, no voy a poder cumplir con este punto incluido en mi lista de cosas por hacer antes de morir. Me gustaría exponer mi caso a un comité de ética médica y también al Instituto Nacional de Salud.
Considero que donar en vida un órgano a alguien que lo necesita para vivir, debe ser de las experiencias más enriquecedoras de la vida. Creo que al despertarse de la anestesia, así exista por un par de días una molestia o un dolor físico y saber que otra persona va a poder continuar con su vida, debe ser algo maravilloso y se que valdría la pena.
En cifras
• En Colombia hay 8,2 donantes por cada millón de habitantes. Países como España, líder mundial en donación de órganos, tiene índices de 40 donantes por cada millón de habitantes.
• Se estima que más de 3 mil personas están en lista de espera para trasplantes de órganos.
• Los trasplantes más requeridos son los de riñón seguidos de hígado, pulmón y páncreas e intestino.
• Colombia realizó su primer trasplante en 1978. Fue un trasplante de hígado.
• Se calcula que la mortalidad de personas en lista de espera de un trasplante asciende al 20%.
• Entre el 2014 y el 2015, el trasplante de órganos en Colombia creció un 14 por ciento.
• El departamento de Antioquia tiene el 30 por ciento de los donantes de órganos en Colombia.
• El trasplante está cubierto por la seguridad social en Colombia.
En Twitter: @AndreaVillate