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Del Agradecimiento

Agradecer
Agradecer

 

Una de mis hermanas tiene una costumbre, todos los días le pregunta a mi sobrinita ¿por qué quieres agradecer hoy?   He presenciado esta escena en algunas oportunidades y aunque es una pregunta relativamente común me he dado cuenta que es la menos común de todas.

En una ocasión fui a recogerlas, yo iba conduciendo, mi hermana iba atrás con mi sobrinita de 5 años.  Nos saludamos, hablamos de la ruta que íbamos a tomar para evitar el tráfico. Ya cuando íbamos en camino mi hermana nos formuló la pregunta: ¿por qué quieren agradecer hoy?    Yo respondí algo rápidamente para salir del paso.  En cambio mi sobrinita se quedó en silencio, como pensando bien su respuesta. Mirando por la ventana, observando el cielo  con sus hermosos ojos verdes.  Yo la miraba por el espejo retrovisor, con su trenza y sus mejillas rosaditas, pendiente de cuál sería su respuesta.

Al pasar unos segundos dice  – Por el sol, por las nubes y por ese perrito. Señalando con el dedo a uno que cruzaba la calle mientras nos deteníamos en un semáforo.  Pensamos que esa era su respuesta final pero, la lista siguió: agradecía por su muñeca, por los gaticos, por Falcao y James, agradecía por su vestido, por las estrellas del cielo, por las tajaditas de plátano, por los fríjoles, por las ciruelitas, por su profesora, por su colegio, por todos sus amigos y, finalizó diciendo – mejor dicho, por todo lo que me gusta.

En otra oportunidad mi hermana le hizo la misma pregunta, pero la respuesta cambió, como cambiaba todos los días, pero ese día fue diferente.  Dijo, de la manera más dulce e inocente, que no quería agradecer.  Entonces mi hermana se quedo un par de minutos en silencio,  la miro con ternura y sonriéndole le preguntó – ¿Dormiste bien anoche en tu cama calientita?  Y ella dijo, si.  ¿Cuándo  te sentaste a la mesa, tenias un rico desayuno servido?  Si, respondió.  ¿Ayer cuando querías jugar, tu papá y yo estuvimos jugando contigo?  Si, sonrió.   Entonces mi hermana dijo -bueno, yo si tengo que agradecer hoy, agradezco por todo eso, por tenerte a ti, por tener a tu papá, por todo lo que está en el cielo, por mis hermanas, por los pajaritos que nos despertaron hoy y porque podemos compartir juntos una mañana más.  En ese momento mi sobrinita, con su sonrisa más dulce, como cayendo en cuenta de todo,  interrumpió emocionada y dijo  -yo quiero dar gracias!! yo quiero dar gracias!!  por todo eso y por el agua- Mi hermana sonrió y yo también.

Me quedé pensando en esa escena.  La forma tan bonita que utilizó mi hermana para hacerla caer en cuenta que siempre hay algo que agradecer.  La manera tan dulce en que mi sobrinita reaccionó y en lo que yo acababa de aprender y seguía aprendiendo cada vez que la escuchaba responder a esa pregunta.

Según el diccionario, el Agradecimiento  es un sentimiento de estima y reconocimiento que una persona tiene hacia otra por algún favor recibido o hacia una circunstancia en particular por el cual desea corresponder.

Creo que hemos entendido mal el concepto de AGRADECER.  No se trata únicamente de dar las gracias y hasta ahí, pasar la página.  Es algo mucho más profundo, es un reconocimiento interior, una valoración, un estado de alerta, donde detectamos una serie de situaciones en las que somos realmente afortunados por tener lo que tenemos, por tener a quienes tenemos a nuestro lado y recibir todo lo que nos dan.

No sé porqué  los seres humanos perdemos tan rápido la capacidad de sorprendernos.   Vemos las cosas que tenemos, a quienes tenemos, luego de un tiempo, como algo normal y les perdemos la novedad, dejamos de ver con ojos de agradecimiento los detalles y los pequeños actos que tienen algunas personas con nosotros.  Nos acostumbramos a ellas. Y ocurre todo el tiempo y en muchos ámbitos de la vida.   Ocurre con las personas y también con las cosas.

Es por eso que se hace tan imprescindible mirar con ojos de agradecimiento cada instante de la vida,  lo que tenemos y a quienes tenemos.    Así como dice mi sobrinita, agradecer por todo lo que nos gusta. Incluye personas, comida, diversión y circunstancias.

Hace cuatros años estaba trabajando en Vega & Jaramillo Comunicaciones, era la última semana de noviembre.  Habíamos tenido un par de semanas de muchísimo trabajo, cierre de revista, eventos, ruedas de prensa  y todo el equipo estaba agotado.   Jacqueline Perdomo tuvo la idea de celebrar juntos el día de Acción de Gracias.  Consistía en que cada uno lleváramos algo de almuerzo para todos y compartir.  A todos nos sonó la idea.  Al día siguiente a la hora del almuerzo todos llegamos con diferentes platos. Felipe Forero nos sorprendió con una deliciosa tortilla española. Pedro Chadid llevó un guisado de carne exquisito. Laura Vanegas un arroz delicioso,  Alejandro, Sergio y Natos las bebidas.  Aida Jaramillo una ensalada deliciosa y Adriana Vega el postre. Yo no recuerdo qué llevé, pero lo que sí recuerdo fue un instante antes de comenzar a almorzar.  Cada uno comenzó a decir porqué agradecía. Algunos decían por el trabajo, por los clientes, por hacer lo que nos gusta, por la amistad, por la salud, por la familia, por la comida, por la revista que habíamos cerrado a tiempo,  por el cliente que había aprobado el boletín,  entre otras cosas y chistes que iban surgiendo durante el almuerzo.  Lo bonito de ese momento fue darnos la oportunidad de poner en valor lo que teníamos, compartir un momento en torno al agradecimiento.

Hay muchas personas que vamos dejando, nos dejan o nos dejamos en el camino por diversas situaciones, pero si algo no está condicionado a una circunstancia presente es precisamente el agradecimiento.

Permanezcamos  en estado de alerta, viendo la relevancia en todo lo que tenemos.  Y con ojos de agradecimiento a todos nuestros seres queridos, valorando sus detalles,  su presencia,  su compañía en este corto camino.   En estos tiempos de incertidumbre se hace necesario agradecer.

Y tú, ¿por qué quieres agradecer hoy?

En Twitter @AndreaVillate

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