Psicoterapia y otras Posibilidades

Publicado el María Clara Ruiz

El Tesoro de los “Ex”

Salvando penosas excepciones, las ex-parejas pueden llegar a ser las mejores amigas.

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Foto: “Cometas” – Luis PF– https://www.flickr.com/photos/luisoyo/

Tesoros que guardan nuestros recuerdos, espejos que nos devuelven a nosotros/as mismos/as cuando olvidamos dónde fue que nos equivocamos y en qué momento acertamos. Guardianes de nuestros secretos, cómplices del tiempo que pasó, a veces demasiado deprisa.

Duró dos días o diez años, veinte o treinta. A estas alturas… ¿Qué más da? Después de unas cuantas discusiones y otros intentos por remover las cenizas con la esperanza de que alguna llama se encendiera, la realidad del adiós inunda el espacio inerte que antes habitó el amor más grande del momento.

A partir del minuto siguiente, un cúmulo de sensaciones se amontonan en el cuerpo. La rabia, la tristeza, el desconcierto, la impotencia, los remordimientos, el cansancio, el miedo, la vergüenza… el vacío por fin… la gratitud.

Ha de pasar un tiempo para que estas sensaciones se asienten y se convierta el final en lo que es: Un aprendizaje al que sólo fue posible acceder en el encuentro con el otro.

Hay un duelo por hacer y la soledad es una buena amiga en estos tiempos. Y ese duelo dura lo que dura, sin reglas de tiempo y a pesar de los clavos que, supuestamente, sacan otros clavos.

Por fin un día la calma llega, como todo con el tiempo y es el momento propicio para crear algo posible. A estas alturas no sé si llamarlo “amistad”. Me resuenan las frases de cajón, tales como: “Seamos amigos ya que no pudimos ser algo más”, ó… “Eres maravilloso/a pero sólo te quiero como amigo/a”. Como si la amistad tuviera un estatus inferior, como si fuera un parche o un premio de consolación.

Por lo visto, “Ex”, es la palabra que con más claridad dice lo que es y, paradójicamente, se define en lo que ya no es. Cuando no ha habido nada demasiado grave que lamentar, llámese abuso, maltrato, daño moral, violencia y tantos otros desastres que abundan en algunas parejas, y cuando las dos personas son capaces de recrear su mundo emocional después del adiós, la posibilidad del reencuentro desde otra perspectiva puede ser verdaderamente enriquecedora.

Si aún pasando lo que pasó y a pesar del tiempo transcurrido pueden compartir el silencio mientras miran con confianza el horizonte, si sobran las palabras y abunda la alegría, si la nostalgia se ubica respetuosa en su lugar mientras la vida nueva sigue andando, los/las “Ex” son un tesoro que no compite con nada ni con nadie. Aún tomado otros caminos son parte de la vida, memorias del amor que fue y que hoy permite reinventarlo en el amor actual, incluso el de uno mismo, con todas sus cuatro letras y todos sus seis sentidos.

María Clara Ruiz

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