Mujer y caricaturista

Publicado el Nani

Mujer contra mujer

¡Pero cómo está de vieja! Y más gorda y tiene menos pelo y así una frase tras otra destrozamos a la contrincante con murmullos. Eso cuando la otra es una rival sexual o alguien que nos causa envidia, pero cuando la tensión surge en el trabajo somos muchos más crueles. Descalificamos  y vamos a la cacería del error, demostrar quién es mejor que quién, se convierte en algo personal y profundo.

Cuando hablo así de las mujeres, me siento mal, aunque no sea mentira. Igual me pasa cuando alguien me pregunta por la corrupción, la coca, la guerra en Colombia, y me dicen que si es seguro venir a hacer turismo y andar de mochileros por las calles de cualquier ciudad.

Simplemente no puedo mentir, tengo que decirles que no cojan taxis en la calle, que no hablen por el celular, que no saquen dinero de un cajero, que intenten viajar con alguien de la zona.

Es mi país, hace parte de mi y es una realidad que no puedo tapar con un dedo. Lo mismo me pasa cuando hablo del comportamiento de las mujeres contra las mujeres.

En un debate reciente en la feria del libro de Tsalónica-Grecia, se planteó  que resulta mucho más difícil ser mujer que hombre. Para empezar está la ropa, los hombres se ponen su uniforme diario de traje y camisa , en donde el toque de color lo da la corbata y a veces ni eso.

Mientras que las mujeres, tenemos que intuir  los sentimientos que despertamos con nuestra ropa en los hombres, ¡pero ojo!, también en las mujeres. Este último punto no lo podían entender algunos hombres asistentes a la mesa redonda, ellos no saben que si tu jefa es una mujer, puede  llegar a odiarte y a menospreciarte por tu forma de vestir, o todo lo contrario, amarte con locura casi como a una novia.

Mejor dicho, tenemos que gustarle también a las mujeres, y encontrar ese término medio en dónde un hombre no se sienta retado por tu ropa e incitado a violarte  (según dicen algunos), que te vean sexy pero inteligente y de la misma manera tus compañeras no te odien. Que tu camisa grite: ¡Soy moderna e intelectual, soy libre y buena madre al mismo tiempo, puedes confiar en mi para darme ese proyecto!

Los hombres no tienen esa presión, ni siquiera les vemos el trasero, muchos tienen tetas y nadie lo sabe, a ellos se les califica por el olor y el grado de limpieza que puedan proyectar, que casi siempre depende de la mujer que tienen detrás.

Nuestra sociedad es tirana con el género femenino, y en esa sociedad incluyo a  las mismas mujeres, ¡no nos digamos mentiras!. Paremos un momento y aceptemos que somos crueles con nosotras mismas, hablamos mucho de igualdad, de derechos, de luchas. Pero a la primera oportunidad, soltamos una crítica, evitamos un ascenso, nos reímos de los zapatos, el peinado, el cuerpo, la ropa, los gustos, las costumbres de alguna pobre mujer que nos caiga mal, o que haya tenido la osadía de soltarnos  por la mañana: «Huy tienes mala cara, ¿estás enferma?» ¡Eso no tiene perdón!, te dijeron fea en la cara y eso se paga con meses y meses de venganza enmascarada en consejos de salud, de belleza y hasta de amor, todos mal intencionados, todos con doble filo. ¡Eso si, quién la manda, culpa de ella!

Ojalá pudiéramos de verdad ser libres, pasar de todo el mundo ir al trabajo vestidas como nos dé la gana, algunas lo intentan y son las raras, y no sólo hablo de las que van como Magola con botas y vestidos rectos, también me refiero a las que deciden ir por la vida sexys. Es su cuerpo, están en su derecho y eso no autoriza a nadie a sacar conjeturas sobre su vida sexual.

Un consejo mujeres:  hagámosos pasito.

 

MAGOLA MAYO 8 otro mundo Imprimir

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