Líneas de arena

Publicado el Dixon Acosta Medellín (@dixonmedellin)

Premios Óscar y unos colombianos en la selva de oropel

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Películas nominadas en idioma diferente al inglés

Tinseltown era el nombre como era conocida esa fábrica de sueños llamada Hollywood. Un pueblo de oropel[1] por el brillo dorado que destila, aunque en medio de la apariencia y superficialidad, hay entrañables momentos, como cuando un grupo de colombianos camina por el selecto paseo. Así es la vida. De la alfombra verde del Amazonas a la alfombra roja de Hollywood, de ver las estrellas del cielo selvático a codearse con las estrellas de cine, que bajan de sus pedestales en el Olimpo  para sentarse en el mismo teatro de Los Ángeles.

 

No es la primera vez que unos colombianos recorren este paseo, ya hablábamos de Catalina Sandino en su momento dorado como nominada a mejor actriz por María llena eres de Gracia (Catalina Sandino, el cine es contigo) y El Espectador nos recordaba que Patricia Cardoso había ganado en la categoría de estudiante en el año 1996 por su cortometraje El Aguador (El Óscar en la Tierra del Olvido). El director Rodrigo García Barcha en 2011, tuvo a su película Albert Nobbs, nominada a tres premios Óscar.

Sin embargo, hoy se trata de algo especial no hay duda. La primera vez que una película colombiana es nominada en la categoría de cinta extranjera. Eso quiere decir que ya estamos aprendiendo a trabajar en equipo, pues generalmente hemos sido un país que se destaca por sus individualidades pero nos cuesta a la hora de emprender proyectos colectivos y Ciudad Lunar, la compañía productora de El Abrazo de la Serpiente, es ante todo eso, un buen ejemplo de un equipo creativo que tiene a la cabeza a Cristina Gallego y a Ciro Guerra. Pero sobre todo emociona ver a Don Antonio Bolívar, fiel representante de las etnias auténticas de la Colombia profunda y desconocida para todos nosotros, utilizó una bella palabra, «enlagunado», para describir su emoción contagiosa.

Abrazo en la alfombra roja
El equipo de la película en otro gran abrazo

Colombia siempre había visto la premiación de los Óscar con la curiosidad y tranquilidad que genera lo ajeno, desde cuando Julio Sánchez Vanegas presentaba la gala que “tenía más estrellas que el firmamento” y nos parecía un espectáculo más de Hollywood. Pero esta noche, ronda la misma sensación de ver representado al país en el mundial de fútbol, en Miss Universo, en aquellos eventos en donde hay un colombiano destacado y los demás por extraña razón, nos sentimos involucrados.

Llega el momento y reluce otra colombiana en el escenario, la bella Sofía Vergara y todos pensamos en otra gran Sofía, la diva italiana, Sofía Loren cuando grita “Roberto” y es la señal para que su compatriota pase a la historia, tanto por caminar por encima de asientos y celebridades como por crear esa maravilla llamada La vida es Bella. Abre el sobre y Sofía como caribeña que es no puede disimular el sentimiento triste bajo su linda sonrisa, al mencionar la película ganadora, El Hijo de Saúl, cinta sobre el holocausto contra los judíos y patrocinada por la multinacional Sony.

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Sofía Vergara, presentadora en los premios Óscar

Ha sido muy grato este capítulo en una película interminable, la del cine, que seguro nos va a deparar más emociones a los colombianos en el futuro. Pues esta tierra es fértil para el talento. Gracias a Ciudad Lunar y todo el equipo de la representante de Colombia por hacernos soñar. Sin más comentarios. Los que me merece El Abrazo de la Serpiente se pueden leer aquí: Una sala de cine en blanco y negro…

Desde ya apuesto que el próximo año habrá más colombianos, estará al menos Shakira peleando el Óscar de la mejor canción por la película animada Zootrópolis, se acordarán. Que en Hollywood como en el mundo, se acostumbren a ver a los colombianos en la alfombra roja.

Dixon Acosta Medellín

En Twitter veo cosas…y los premios Óscar como @dixonmedellin


[1] El que quiera la mejor definición de oropel, como aquello que brilla sin serlo, como ejemplo de la apariencia que gana sobre lo verdadero, que escuche la gran canción del colombiano Jorge Villamil, todo un himno, en la voz de la desaparecida Soraya:

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