Líneas de arena

Publicado el Dixon Acosta Medellín (@dixonmedellin)

LA MALA LETRA

Caricatura «Huelga de médicos».

Siempre he tenido una pésima caligrafía, quizás por ello mi querida madre-abuela Carmen, pensaba durante mi niñez que yo sería médico en el futuro, hipótesis que alimenté durante algunos años, hasta el día en que descubrí que prefería diseccionar las palabras que a los seres humanos, además de reconocer que no soy capaz de asumir la responsabilidad por la vida de otros, a duras penas alcanzo con la mía.

 La verdad es que hasta hace algún tiempo era una verdad casi estadística que los médicos tenían “mala letra”. Ignoro si era algo casual o premeditado, pero entre más complicada era la caligrafía del galeno, su prestigio como especialista parecía ser mayor. Es lo mismo que ocurre con la jerga utilizada por algunos expertos en cualquier rama del conocimiento humano, al usar términos incomprensibles para la mayoría creen que ganan un prestigio de sabiduría y no de pedantería, como suele suceder.

Ahora bien, esa anécdota parece que tuvo un efecto por demás alarmante. Al parecer, en el pasado se presentó más de una muerte, accidental por supuesto, porque pacientes o dependientes de farmacias no entendieron las recetas escritas de los facultativos y se equivocaron en las medicinas prescritas, o en las posologías ordenadas. Tragedias absurdas que me hacen recordar un malo y viejo chiste sobre un viejito aferrado a un poste en la calle, quien había acudido a una farmacia para tratar su tos crónica y le dieron un laxante, que le hizo efecto positivo para su mal, pues no se atrevía a toser.

Afortunadamente lo de la mala letra de los galenos se trata de algo superado, aparte de caer en generalizaciones perversas y estereotipos gratuitos. Hoy en día, los médicos no suelen escribir de manera enrevesada, al contrario, debo reconocer que los especialistas que han atendido mis males reales e imaginarios, se esmeran con buena caligrafía para que yo con mi prematura presbicia les pueda leer sus diagnósticos y recomendaciones.

Actualmente lo normal es que las prescripciones médicas, sean elegantemente impresas en computador. Allí nace otro riesgo ajeno a los médicos, cuando hay errores en sistemas automáticos, como lo que ocurrió en Estados Unidos a unas señoras que demandaron a una compañía de pastillas anticonceptivas, cuya fecha de vencimiento fue variada por un error de impresión y cuando ellas las tomaron, su efecto se había desvanecido en el tiempo, dejándoles varios hijos que no deseaban.

De todas formas y como expliqué al comienzo, no tengo autoridad moral para criticar la mala letra de los demás, pues la mía sería finalista en cualquier concurso internacional de la caligrafía más fea. Caso contrario de lo que ocurre con Patricia, mi esposa, quien hace maravillas con su bella letra, incluso su sola firma suele ser objeto de halagos. Un efecto de las miles de planas que las monjas le hicieron repetir en sus años de colegio en Pamplona (Colombia), en donde imagino casi todas las señoras y señoritas deben tener muy buena letra, de cuenta de la criticada educación religiosa.

Durante mi experiencia de trabajo en Abu Dhabi, uno de los aspectos que más admiré fue la caligrafía del idioma árabe que suele convertirse en obra de arte, pues al estar prohibidas en el Islam las reproducciones gráficas de personas y animales, la letra se convierte no solo en elemento de comunicación sino en objeto de tratamiento artístico.

Al final y volviendo al argumento inicial, es preciso decir que en el caso de un escritor, no necesariamente la calidad de su letra es proporcional a la calidad de sus textos. En cuanto a mis especulaciones escritas, eso lo juzgarán los lectores.

Dixon Acosta Medellín

Escribo afortunadamente en letra de computador en Twitter como @dixonmedellin

Nota: Este artículo se publicó previamente en “El Correo del Golfo”, con los apellidos de pila de su autor.

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