Líneas de arena

Publicado el Dixon Acosta Medellín (@dixonmedellin)

Encontrando a Rodríguez

Sixto-Rodriguez-Sugar-Man

En ocasiones la vida nos sorprende con fábulas reales, algo casi desconcertante en el amanecer de un siglo en el cual creíamos que ya no había espacio para la sorpresa y menos para los cuentos de hadas.

Sin duda, una de las historias más apasionantes de los últimos tiempos es la que por estos días llega a los cines de Colombia en forma de documental, el relato de la vida de Jesús Sixto Díaz Rodríguez, conocido como Sixto Rodríguez o simplemente Rodríguez. Un hombre de orígenes humildes y descendiente de mexicanos migrantes, aunque él no habla mucho español pues su esencia es la de los obreros de Detroit, su ciudad natal que pareciera con su naturaleza de metal y concreto ser inflexible con sus habitantes.

Rodríguez a finales de los años sesenta no sólo era duro y endurecido trabajador, era músico, cantante y poeta que en ocasiones creaba letras igual de fuertes a los materiales de construcción para hacer denuncia social y perseguir sueños de grandeza. Alguien escuchó a este hombre de pocas palabras en la conversación, pero muy expresivo en sus canciones y decidió grabarle un par de discos a inicios de los setenta. Algunos que lo escucharon en su momento, pensaron que sería tan exitoso como Bob Dylan, pero por esos caprichos de la mercadotecnia musical, no vendió mucho y fue despedido por la empresa disquera, el hombre guardó su guitarra y archivó sus sueños.

Pero donde empezó su supuesto fracaso, comenzó la magia del cuento. En Sudáfrica en plena época del apartheid, los dos discos de Rodríguez por cuenta de grabaciones caseras y de algunos originales que llegaron clandestinos, se convirtieron en himnos de rebeldía, especialmente de la juventud blanca (interesante detalle) que también tenía voz contra el antiguo régimen de su país. Quienes vean el documental, también comprobarán que hubo manejos indebidos de productores musicales, hombres miserables en toda la extensión del término que se lucraron a costa de un artista que continuó su vida humilde, sin saber del éxito logrado en tierras lejanas.

Como es natural, los seguidores de Rodríguez querían saber de su artista favorito,  creían que el hombre era tan popular en Estados Unidos como Elvis o cualquier otro gran cantante o músico. Sin embargo, no había noticias oficiales, incluso se creía que el misterioso cantautor se había suicidado. En este punto, el relato casi se torna en tragedia, pues el protagonista seguía en su condición de ceniciento en su trabajo de obrero de la construcción, mientras que la audiencia que sería su príncipe azul pensaba que era un muerto, un fantasma musical.

Sin embargo, gracias a la constancia y tenacidad de dos hombres que iniciaron una investigación digna de un detective de novelista inglés, lograron encontrar la pista de Sixto Rodríguez, llevándolo al lugar que le tenía reservada la historia, la de un músico que con dos discos ha resultado ser ahora sí una leyenda viva, más que una celebridad de moda, un artista sincero. Esta es la apasionante historia del documental ¨Buscando a Sugar Man¨,  para quienes lo deseen pueden tener una experiencia cinematográfica diferente, al cambiar un argumento de ficción por una historia real que tiene el encanto de la mejor mentira literaria.

Sixto Rodríguez es ahora un anciano, que ya no canta muy bien, ni toca con precisión su guitarra, sin embargo gracias al éxito de este documental, ganador del premio Óscar, sus seguidores asisten emocionados a sus conciertos, le perdonan cualquier olvido o fallo, son conscientes que ven no al cantante de moda, sino al protagonista de una gran fábula moderna, en cierta forma quieren ser como un hada madrina colectiva que contribuye a retribuirle con justicia a un poeta noble y honesto.

A los espectadores de cine, ahora les queda más fácil buscar y encontrar a Sugar Man.

Dixon Acosta Medellín

@dixonmedellin

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