Líneas de arena

Publicado el Dixon Acosta Medellín (@dixonmedellin)

Cosmocápsula, un feliz viaje en el tiempo

otro-banner-blog

En una de mis vidas paralelas -soy un terrícola nacido en un país hermosamente inexplicable quien transita por el mundo asumiendo diversos roles-, me dedico a ser coeditor de la primera revista colombiana de ciencia-ficción. Al menos, intento apoyar en un medio creado, dirigido e impulsado por David Pérez Marulanda, con quien no me he visto nunca personalmente, pero a quien me una amistad que no es de ficción. Cosas de la sociedad virtual del S. XXI.

foto David
David Pérez Marulanda, Director de Cosmocápsula.

Cosmocápsula nació en 2009 en el laboratorio mental de David Pérez Marulanda y el 1 de junio de ese año, asistimos al parto como especie de comadronas el maestro Antonio Mora Vélez (con René Rebetez uno de los padres de la ciencia-ficción colombiana), Juan Diego Gómez, escritor e ingeniero (lo que supone una doble condición de ingenioso) y el suscrito, un servidor público que es diletante escribiente, ese fue el primer comité editorial de la revista.

Actualmente el equipo está integrado aparte de David y el mismo suscrito, por, Pablo Concha y la primera extranjera en la revista, Le Yad (seudónimo de Lourdes Yadira Martínez), ilustradora mexicana quien le da un gran soporte visual y una identidad clara a las diferentes ediciones. De igual forma, han pasado por el comité editorial: Tamara Gutiérrez, Diana Paola Lara y Rodrigo Bastidas.

En nuestra corta historia, hemos tenido la presencia de autores consagrados como Campo Ricardo Burgos, a quien conozco desde los días felices de la Universidad Nacional e invitados especiales como los ilustradores Nela Marín (costarricense) y Simón Wilches. Escritores y difusores del género como Tanya Tynjälä y Luis Cermeño, hacen eco de cada vuelo de Cosmocápsula. A todos –reconocidos y anónimos- que han pasado por cada edición de la revista, infinitas gracias.

En principio pensábamos en ser una revista que impulsara el género entre colombianos, pero el hecho de habitar en la dimensión virtual le ha permitido entrar en la comunidad global de quienes gustan del género, así que actualmente recibimos colaboraciones de toda Hispanoamérica. Cosmocápsula, hace parte con otras iniciativas como Mil Inviernos, de un momento interesante en la historia de la ciencia-ficción colombiana, que se resiste a ser una relación de momentos espontáneos y puntuales para consolidarse como realidad permanente.

A la revista nos llegan relatos y artículos que discutimos entre los editores de cada número y me impresionaba que los colaboradores siguieran insistiendo con el tema de los viajes temporales. Creo que al comienzo hice gala de cierta irritación, pensaba si acaso no había otro tema, si la idea de viajar en el tiempo ya no estaba demasiado usada y abusada, con todos sus retruécanos, paradojas e interrogantes sin explicación lógica.

El diplomático y escritor español Enrique Gaspar y Rimbau en su obra “El Anacronópete”,  fue el primer inventor literario de una máquina para viajar en el tiempo, aunque a nivel popular ha sido H. G. Wells quien ha trascendido para darle sentido científico a la idea, superando aquellos viajeros temporales que utilizando métodos mágicos, fantásticos e irracionales ya pasaban los umbrales del tiempo, pues incluso los personajes de Charles Dickens en su “Cuento de Navidad” se desplazan entre el pasado y el futuro. Se calcula que apelando a recursos científicos o lógicos, con el argumento del viaje en el tiempo, se han publicado más de 160 novelas y filmado unas 140 películas. Sin contar relatos cortos y series de televisión podemos decir que parece ser un tema inagotable.

El trabajo en Cosmocápsula me ha confirmado que el viaje en el tiempo, es el gran filón de la ciencia-ficción, el que ofrece un encanto especial simplemente por el hecho que todavía no es viable en la realidad. En cambio, los viajes espaciales ya no despiertan mayor entusiasmo, quizás por su declive en la vida real. Por otro lado, un día de estos se descubrirá algún tipo de vida extraterrestre, así sea microscópica y aunque saltaremos de emoción inicial, será la confirmación de una sospecha, de lo que en el fondo esperábamos. En cambio, el viaje en el tiempo es la gran duda, podrá algún día construirse una máquina o idear un método que nos posibilite ir al pasado o al futuro de forma voluntaria?

Debo confesarlo, también yo tengo en el inventario algún relato con viaje temporal incluido, pero es que acaso hay algún aspirante a escritor de ciencia-ficción que no haya intentado emprender ese desplazamiento? La verdad es que cuando un día la ciencia del futuro nos diga que se puede viajar al pasado, la humanidad habrá triunfado para pesar de la ciencia-ficción y sus últimos santuarios. De todas formas, somos viajeros en el tiempo, envejecer es la prueba científica, mientras retornamos al pasado en nuestros recuerdos selectivos.

Cosmocápsula ha llegado a los cinco años de edad, que conforme a quienes saben de aniversarios se trata de las bodas de madera, así que quienes integramos su equipo editorial tocamos madera, para que la publicación siga apareciendo con cierta frecuencia en el mundo virtual y quizás algún día pueda manosearse en papel.

No es porque trabaje allí pero la recomiendo, todos los amigos invisibles son bienvenidos, con gusto dejo su dirección virtual ubicada en un barrio colombiano:

http://cosmocapsula.com/

Espero que la experiencia como pasajeros en Cosmocápsula, sea tan placentera como la que he tenido como tripulante. Un feliz viaje en el tiempo.

Capitán David, dicte usted las coordenadas!

Dixon Acosta Medellín

A ratos en Twitter sigo revistas colombianas de ciencia-ficción como @dixonmedellin

Comentarios