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-Error y lapsus

Quien dilucide o revele la frontera sutil entre lapsus y error, podrá saltar en una pata como el griego que gritó ¡Eureka! o sentirse como el descubridor del huevo filosofal. El asunto es que no existe la fórmula, a pesar de que el error protuberante y garrafal se sitúa en el extremo opuesto al de un lapsus evidente como el de escribir “lápmara” en vez de lámpara.
El asunto es objeto de estudio para científicos de la psicología y el lenguaje, como la doctora Irene Fenoglio, una verdadera autoridad en la materia. Adicionalmente, ofrece terreno abonado para monografías de grado y tesis doctorales. Por eso, como Colombia no puede quedarse atrás, tiene, entre otros, un grupo de búsqueda independiente del que hacen parte el doctor Luis Casasbuenas, egresado cum laudae de la Universidad de Barcelona, la estudiante de Comunicación de la Universidad de Antioquia Sara Giraldo y quien escribe estas notas.
Lo que nos ocupa apunta a establecer una propuesta de clasificación de los lapsus, tema abordado por Freud y otros famosos, cuyo espectro se amplía con el paso del tiempo. Publicamos un avance discreto en la revista virtual cubana La Tecla en el que esbozábamos apenas lo relacionado con los lapsus calami (escritos) y lapsus linguae.
A estas alturas, los estudiosos reconocen que también se tipifican los lapsus en el receptor de los mensajes, es decir, se dan los lapsus visuales y los auditivos. Estas dos categorías planten retos difíciles para la recolección de muestras, no así los calami y los linguae, que pueden detectarse a diario en los medios de comunicación (hablados y escritos).
Otro recurso válido está representado por la recopilación de lapsus detectados en los trabajos que elaboran los estudiantes universitarios. Por razones obvias, los seleccionados se llevan a un corpus de análisis con el visto bueno de sus autores. Para ellos se conserva el anonimato, con el fin de evitarles bromas y comentarios en las redes sociales o en sus círculos de amigos o allegados.
De los lapsus y de los errores nadie escapa. Los cometidos por los jefes de Estado son particularmente susceptibles de engrosar antologías o desatar comentarios de mal gusto. Se dice que Bush (hijo) batió récord en Estados Unidos. El presidente Nicolás Maduro ha acumulado puntos con “penes, peces” y otras perlas, a tal punto que algunos de sus seguidores aseguran que no se trata de lapsus sino de errores voluntarios para mover la opinión pública… Mejor dicho, si esto último es cierto, más bien apague y vámonos…

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