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La Patria Boba/ la Patria Loba/ la Patria Roba

La Patria Boba/ la Patria Loba/ la Patria Roba

 

Por: Victor Reyes Morris*.

Sociólogo, doctor en Sociología Jurídica de la Universidad Externado de Colombia. Profesor de la Universidad Nacional de Colombia.

 

La Patria Boba: Vamos a cumplir 200 años de la llamada Patria Boba, llamada así por los historiógrafos, debido a que, en el transcurso de la proclamación de independencia de España, los colombianos de la época ingenuamente creyeron que bastaba el grito y la revuelta para eliminar el yugo español. Tuvieron que pasar nueve años, en 1819, y cuatro de la llamada Reconquista española (a partir de 1815), para darse cuenta de que el buen rey de España no iba a soltar sus colonias así no más, y las iba a rescatar a sangre y fuego, como en efecto sucedió.

Existe una discusión sobre si seguimos en ese período de “Patria Boba” o si hemos construido una conciencia de nación soberana. La gesta bolivariana independentista que liberó cinco repúblicas (Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia) -Seis con Panamá-, no fue suficiente para crear naciones pujantes e incluyentes, que más bien mantuvieron por un tiempo largo los esquemas socioeconómicos coloniales. Desde luego que el bicentenario de la batalla de Boyacá (1819) es un hito importante y punto de arranque de la construcción de nación. Llama la atención el alarde cortesano del presidente Duque, al pronunciar unas palabras en frente del secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, de recordar un inexistente protagonismo de los padres fundadores de Estados Unidos, calificado como crucial, para nuestra gesta libertadora. ¿Seguimos en la Patria Boba?

Mientras redactaba  estas notas ocurrió  el execrable y atroz atentado a la Escuela de cadetes de la Policía en Bogotá. Humanamente, una atrocidad que segó las vidas de jóvenes cadetes, políticamente una torpeza de parte del ELN, que parece enrumbar al país de nuevo a la guerra y siguiendo el tema histórico se preguntaría uno si de la Patria Boba, ¿sigue el Régimen del Terror?

La Patria Loba: Lobo es un término bogotano despectivo para referirse a lo cursi y a quienes no siguen los patrones dictados foráneamente, en razón de la orientación eurocentrista o norteamericano-centrista de nuestras élites. Y para calificar la conducta advenediza de sectores en ascenso económico. Esto nos lleva a dos consideraciones, uno a entender el desprecio por nuestra propia cultura o sus posibilidades por sectores que viven de la expectativa o patrones de otras culturas, Herodianas las llamó algún autor. Y por aquellos que confunden el sentido de conformar y reforzar una cultura propia con la exaltación de lo cursi o del mal gusto o inclusive de destacar una especie de narco-cultura. ¿Estaremos atrapados entre estas opciones?  El asunto es complejo porque aludir críticamente a comportamientos extranjerizantes pareciera ser que se privilegia un autoctonismo que niega la inevitable globalización. La fórmula, quizás salvadora como cultura y nación, es fácil de enunciar y difícil de concretar, por lo cual podemos formular varias preguntas: ¿Cómo ser globales y locales al mismo tiempo? ¿cómo tener identidad propia en un mundo irremediablemente cada vez más globalizado? Ese es nuestro desafío, para no perecer y tener una segunda oportunidad sobre la tierra.

La Patria Roba: El fenómeno de la corrupción tan generalizado en el ejercicio del poder, tiene tantas consecuencias, que quizás no se ha dimensionado adecuadamente y tiende a reducirse a sus consecuencias económicas.

Una pregunta que se hacen miles de colombianos es si actualmente somos más conscientes que antes del fenómeno, o por desgracia se ha generalizado, o tiene lugar ambos hechos.

Ha quedado la duda si es que hoy en día nos damos mas cuenta del fenómeno o que desgraciadamente se ha generalizado, o ambas cosas.

Parece ser que la cultura del “cuartico de hora” se ha generalizado. Es decir, a quien le toca el turno de algún grado de poder, debe aprovechar las circunstancias para hacerse rico o lucrarse del ejercicio. A esto ha contribuido, indudablemente la visión generalizada sobre el estado neoliberal que todo lo contrata y que no hace nada directamente. El otorgar contratos se ha vuelto la llave de oro para la tajada solicitada, que se ha convertido en tarifa obligatoria para la obtención de un contrato. La famosa y perversa fórmula de las justas proporciones en el porcentaje de coima, se ha elevado y convertido en parte del juego.  Parece ser que entre más normas de control, mayor elevación del porcentaje de comisión.

El fenómeno ha desbordado los propios controles que el Estado supuestamente afina. Pero las consecuencias no son solamente económicas (obras o servicios que terminan costando el doble, o que quedan a medio hacer o sencillamente que no se hacen pero se pagan), quizás lo mas grave es la perturbadora desconfianza en el sistema democrático que se propaga entre los ciudadanos. La igualación de todos los gobernantes en el mismo saco de la corrupción, con el efecto desestimulador de quienes no son corruptos, o la repelencia a ocupar cargos públicos de quienes creen en servir honestamente.

La corrupción parece haber ganado y eso es lo que llaman un Estado fallido.

Sin embargo, quizás ingenuamente o pensando con el deseo, todavía hay reservas morales y democráticas para atacar el fenómeno y que no se lleve la democracia de por medio.

Coda: Se podría pensar que imbuido de un pesimismo total escribo sobre estas cosas a partir del enunciado de un juego de palabras. Pero confieso que tengo más esperanza que desazón y así espero que se entiendan estas notas.

 

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