La vaca esférica

Publicado el eltrinador

¿Por qué nos debe interesar el recorte al presupuesto de COLCIENCIAS?

Desde los primeros días de su mandato, el presidente Juan Manuel Santos afirmó que la ciencia y tecnología sería una de sus cinco locomotoras de economía. En principio se propuso una reforma a las regalías que contemplaba destinar el 10% de dineros provenientes por este rubro para fortalecer el sistema de ciencia y tecnología nacional.

Al comienzo, fue una gran noticia para los científicos pero pronto el optimismo desapareció cuando empezaron a ejecutarse esos recursos y rápidamente se gestó una disputa entre gobernadores, comités técnicos de las universidades y el gobierno nacional por ejercer esos dineros.

ciencias

Al parecer los gobernadores ganaron la batalla con la salida, en 2014, de la directora de colciencias Paula Marcela Arias y empezaron a ejecutar el presupuesto sin una adecuada asesoría técnica y, como lo denuncian algunos académicos, resultaron ejecutándose todo menos proyectos de investigación científica: El análisis del impacto de una carretera, proyectos para divulgación de ciencia a los niños y algunos más que contaban con la oposición de los académicos al no generar conocimiento científico.

También se cuentas proyectos que muestran el grado de falta de comunicación entre departamentos: tres centros de investigación en panela y dos centros de investigación en café, estos últimos, en el mismo departamento.

Tradicionalmente, el fomento de la ciencia es llevada por Colciencias, entidad que a lo largo de los últimos años ha tenido resultados relativamente buenos frente a su presupuesto: el número de grupos de investigación y de investigadores se multiplicó por más de diez en los últimos veinte años. La presencia internacional y el número de publicaciones indexadas aumentaron en esa misma proporción y los doctorados nacionales se hicieron realidad. En alguna medida, el éxito se debió al manejo juicioso de sus recursos y a tres préstamos del BID. También se debió a la voluntad de muchos colombianos y de instituciones de educación superior y de investigación, que vieron en la ciencia una importante opción de desarrollo.

Sin embargo, a las malas noticias sobre los inadecuados manejos de los dineros de regalías, se une el anuncio del recorte de aproximadamente el 20% (la quinta parte!!) del presupuesto anual de colciencias y el futuro del país en materia de producción cientifico-tecnológica es muy discutido. La decisión parecería ir directamente en contra de lo que se necesita y lo recomendado por la OCDE.

Lo natural, en los últimos años, ha sido recortar el presupuesto para ciencia, tecnología e innovación. De acuerdo con el Informe Nacional de Competitividad 2013-2014, del Consejo Privado de Competitividad, en Colombia la inversión en actividades de ciencia, tecnología e innovación (ACTI) y en investigación y desarrollo (I+D) no han crecido de manera significativa como porcentaje del PIB en la última década. La inversión en ACTI pasó de 0,35% en 2003 a 0,45% en 2012, mientras en América Latina creció a una tasa casi tres veces mayor. Entre tanto, la inversión en I+D pasó de 0,14% a 0,17% en el mismo periodo.

Es por esto, entre otras cosas que, al rededor del mundo, cada vez se habla menos de Colombia como productora de conocimiento y tecnología. Se habla, en cambio, de investigadores colombianos formando parte de varios grupos de investigación al rededor del mundo.

Para entenderlo mejor: Colombia, en cuestiones científicas hace algo parecido a lo pasa en fútbol: forma grandes talentos pero estos terminan ejerciendo fuera del país pues el mercado local no posee ni la infraestructura ni los recursos suficientes para llevar sus ideas a la realidad. Sin embargo, a diferencia del fútbol del que se sabe cada fin de semana, las aplicaciones cientifico-tecnológicas son imprescindibles para mejorar el nivel de vida, día a día, de nuestra población.

Es así como, por ejemplo, una gran cantidad de biólogos colombianos trabajan en Brasil desarrollando tratamientos contra enfermedades tropicales mientras aquí hay gran epidemia de ellas. Los beneficiados: los brasileños. En silicon valley varios ingenieros colombianos trabajan en nuevos softwares de imágenes médicas o de sensores de salud para personas de tercera edad, mientras aquí aún debatimos qué medicamentos sacar o incluir en el POS. Los beneficiados: los estadounidenses.

Ver también: El secreto de las potencias mundiales.

En términos económicos, son desastrosos los inconvenientes de no contar con una comunidad científica y tecnológica consolidada y fuerte en un país. Lo veremos en los próximos años pues los precios de las materias primas han caído estrepitosamente y el país no cuenta con un plan B que respalde al petroleo y al carbón. Nuestra industria liviana, está orientada, principalmente, a bienes de consumo básico pero nada de industria pesada en electrónica, maquinaria, química, médica o de comunicación. De esta manera, cuando los productores extranjeros entren en recesión, como lo están haciendo, nuestra economía caerá irremediablemente. No tendremos productos que ofrecer, no tendremos como solucionar nuestros problemas. El petroleo y el acero no sirven para llevarte a la casa si no hay quien sepa hacer carros.

Es verdad que se han intentado dar pasos de bebé en materia de incentivar científicos a trabajar en Colombia con el improvisado programa «es tiempo de volver» el cual ha brillado más por lo frustrante que ha significado para muchos investigadores colombianos que han decidido acogerse a él debido a las demoras y falta de garantías que se les ofrece.

No es para menos, el programa resulta ser apenas un paño de agua tibia si los científicos son una minoría (Se estima que se requieren entre 91.897 a 103.253 médicos generales y de 9.066 a 10.187 especialistas, por ejemplo) y quienes diseñan esos programas de incentivo no tienen conocimiento en el campo. El panorama es aún más desolador al darnos cuenta que los científicos no cuentan con representación en el legislativo ni directamente en el gobierno y siempre que se quiera expresar los puntos de vista de la comunidad científica, se tenga que recurrir a comunicados de las sociedades de investigadores pues hasta colciencias, actualmente un fortín político, es manejada por alguien ajeno a la comunidad.

No sólo hace falta una adecuada inversión en el desarrollo del conocimiento sino también la implementación de garantías legales y financieras para llevar a la realidad alguna aplicación de este conocimiento. Construir, por ejemplo, una fábrica de microprocesadores o de dispositivos de imagen médica, requiere una inversión mucho más grande de la que puede proveer colciencias además de garantías legales para no caer víctima del mercado antes de establecerse. Sobre todo, necesita capital humano. Cerebros, que seguramente hoy están en algún equipo de «galácticos» en el extranjero. Que la política, que significa nuestra carta de salvación, no resulte en la roca que termine de hundir al barco.

@eltrinador

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