La vaca esférica

Publicado el eltrinador

El vivo vive del bobo

“La corrupción ocurre cuando un sistema lo permite. Es el caso de alguien que soborna a un policía y piensa: esto no es un dilema moral, todos los demás lo están haciendo. Es como se hacen las cosas aquí”. Dan Ariely

Si hay algo que engloba los acontecimientos diarios de Colombia es la corrupción. Todos los niveles de la sociedad han sido permeados por la cultura de buscar beneficio personal aprovechando los huecos de la ley o saltándola de manera campante. Así, a diario, muchas personas comenten actos corruptos. Desde dirigentes poderosos que implementan carteles de precios de productos, carruseles de contratación pública, pasando por oficiales del ejército que reportan cuerpos de campesinos como bajas de guerrilleros hasta personas comunes que nos colamos en el servicio de transporte o deseamos ser ese narcotraficante del cual hacen series en televisión. Aunque ya muchos de nosotros reconocemos el daño hecho por la corrupción, para poder combatirla es necesario comprender las motivaciones del corrupto y el papel de la sociedad en torno al moldeo de sus acciones. Así, se pueden proponer mecanismos de prevención diferentes a los actuales que han mostrado fracasar.

La corrupción ha permeado todos los niveles de la sociedad y es una noticia recurrente en los medios de comunicación.
La corrupción ha permeado todos los niveles de la sociedad y es una noticia recurrente en los medios de comunicación.

 Entendiendo la corrupción

Según transparencia internacional, la corrupción es un grave problema político pues las instituciones pierden su legitimidad cuando son utilizadas por funcionarios corruptos para beneficio propio. Así, la sociedad no puede organizarse adecuadamente debido a la desconfianza en el sistema. Económicamente, la corrupción hace más injusto el mercado y distorsiona la competencia pues usualmente es utilizada para intensificar el poder de las empresas más fuertes fortaleciendo el monopolio y damnificando a los inversionistas pequeños. Socialmente, la corrupción genera desigualdad pues los poderosos corruptos hacen del las riquezas comunales, su fortuna personal.

La corrupción es un mal que se esfuerza por permanecer oculto. Es por esto que es muy difícil cuantificar qué tan corrupta es una empresa o país y los experimentos para estudiarla son complejos pues evidenciar que alguien está haciendo algo deshonesto es algo muy complicado pues nadie de nosotros admitirá practicas deshonestas de manera simple. Por otro lado, colocar, de manera controlada y para su estudio, a personas en encrucijadas similares a las que se encuentran al momento de hacer negocios turbios o de maquinar una estrategia corrupta, no es sencillo. Sin embargo, algunos investigadores han hecho experimentos ingeniosos donde una de las principales conclusiones es que todos tenemos a la deshonestidad como un común denominador y su incidencia es moldeada por la sociedad.

La deshonestidad en cada uno de nosotros

Uno de los investigadores más conocidos que realiza experimentos sociales sobre la corrupción es Dan Ariely profesor del MIT y autor del libro «la verdad honesta sobre la deshonestidad«. Dentro de sus experimentos más famosos, es conocido aquel en el que aplicó, a algunos de sus alumnos, una prueba de matemáticas sencilla aunque con muy poco tiempo para ser contestada. El acuerdo con ellos fue que les daría, cierta cantidad de dinero por cada pregunta acertada. Dividió los alumnos en dos grupos y a cada uno le calificó de diferente manera: el primero lo calificó normalmente y en el segundo, el estudiante se calificaba a si mismo después de que el profesor le daba una hoja con las respuestas y finalmente se le permitía destruir la evidencia. El grupo calificado de la manera usual era la referencia y para el segundo grupo, el escenario era perfecto para hacer trampa: como no había manera de verificar las respuestas de un estudiante, él podía reportar que habían tenido más repuestas correctas de las que tuvo en realidad.

El resultado fue interesante:  en promedio, las personas que podían hacer trampa, decían que tenían 15% de respuestas correctas más de las que tenía el grupo de referencia. Lo más curioso fue que aumentar el pago por cada pregunta correcta, no modificaba mucho la cantidad de respuestas correctas extra que se autoadjudicaban y de hecho cuando veían que el dinero pagado era mucho, engañaban menos. La conclusión de Ariely fue que siempre queremos aprovecharnos de los vacíos de la ley para ganar beneficio personal pero sin tanto exceso para no sentirnos tan culpables. Está bien salirse un poco de la ley siempre que no sea mucho.

Los métodos que facilitan la deshonestidad

Modificando ligeramente el experimento, esta vez pagando, no con dinero directamente sino con bonos de compra en supermercados o cosas en especie, se observó que el engaño aumentaba. Según Ariely, porque cuando no es tan visible el daño económico causado por los actos corruptos, estos últimos son más sencillos de realizar. De esta manera, resulta más sencillo, por ejemplo utilizar el carro de la empresa para beneficio personal que robar el dinero y gastarlo en un taxi. También es más fácil realizar actos corruptos con métodos abstractos como comisiones, contratos injustos y otro tipo de negocios donde el dinero no se muestra explícitamente.

Otro tipo de experimentos mostraron que cuando la persona puede racionalizar su acto deshonesto, también resulta más sencillo hacerlo. Una evidencia puede ser que nos colamos en transmilenio «porque es un servicio malo y controlado por élites económicas», nos robamos un esfero de la empresa «porque allá tienen mucho dinero y le hace falta a mis hijos».

El poder del mal ejemplo y la falta de castigo.

El poder de la sociedad para incentivar  los actos deshonestos es enorme. Ya que se puede ser deshonesto más fácilmente si el circulo social en el que uno se encuentra también lo hace: Es bueno pasar la calle sin usar el puente peatonal si vemos que alguien más lo hace, es fácil ausentarse de las sesiones del congreso si se ve que los demás congresistas lo hacen. Los experimentos de Ariely con estudiantes del MIT son especialmente contundentes pues ellos han sido educados para ser honestos pero al ser insertados en un sistema corrupto, fácilmente pueden convertirse en uno más de ellos perdiendo todo su entrenamiento moral.

La manera en que la sociedad moldea al corrupto es privándolo de su sentimiento de culpa. Si no hay condena social, el deshonesto actúa sin miedo. Por ejemplo, casi todos los usuarios de internet hemos bajado canciones o documentos de manera ilegal sin pagar un sólo peso. Sin embargo, no es porque seamos deshonestos de por sí ya que en el resto de cosas, que no sean la descarga de música, no hacemos trampa. Descargamos contenido ilegal por internet porque es socialmente aceptado y porque el sistema lo permite. Así, de nuevo en el experimento de la prueba de matemáticas, se contrató un actor que dijo, en frente de todos, que había contestado todas las preguntas correctamente y recibió su dinero sin problemas. Al verlo, el resto de estudiantes hicieron lo mismo.

Los políticos se encuentran en una situación más vulnerable que el resto de personas. Al ser ellos quienes tienen el poder de hacer la ley, o sea, el conjunto de normas que acepta la sociedad, su manera de actuar es más ambigua. Al estar rodeado de un circulo social que es corrupto, el bando político contrario o incluso sus colegas de partido, resulta un afán político ser también corrupto pues, al igual que en una carrera donde la mayoría de atletas se dopan, aquel que es honesto puede ser el gran damnificado.

El experimento de la prueba de matemáticas fue replicado en varios países obteniendo resultados muy similares. De manera que la gran conclusión de este investigador es que, a pesar de que siempre hay chispas de deshonestidad en cada uno de nosotros, es el mal ejemplo de las demás personas unido a un sistema que no los sanciona, el que nos facilita realizar el acto deshonesto. Ahora pensemos ¿Cuántos casos de corrupción vemos a diario sin ninguna consecuencia penal y al contrario un montón de incentivos?. ¿Quiénes son los ídolos de nuestra sociedad? ¿Aquel que es vivo se ahorró 1500 pesos al saltar la registradora de transmilenio? o ¿Aquel que es tan bobo como para pagar?

Por estos días arrancan las carreras políticas cara a las elecciones locales de Octubre. Es momento de  dar ejemplo y demostrar que la corrupción y deshonestidad sí tienen mucho de malo y que realmente son la causa de nuestra desigualdad y pobreza. Pensemos en un beneficio a largo plazo al momento de votar y tratemos de mirar objetivamente planes transparentes. En un acto corrupto, en el largo plazo, el beneficiado es quien lo hace y los perjudicados, todos nosotros.

 

@eltrinador

 

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