La Sinfonía del Pedal

Publicado el César Augusto Penagos Collazos

El ‘escarabajo’ de la silla de ruedas

Portadacesar

Cada domingo miles de aficionados a la bicicleta miden sus fuerzas en una de las lomas más emblemáticas de la capital colombiana: Patios. En cada una de las 22 curvas de los 6 kilómetros del ascenso, pedalean todo tipo de personas: niños, adolescentes, mujeres, adultos, abuelos; aficionados, semi profesionales y profesionales. Hay unos que salen con uniformes especializados y bicicletas de carbono y otros que van en pijama con la lagaña en el ojo y en ciclas carcomidas por el óxido.

Todos merecen nuestros elogios, pues no saben lo que es la pereza. Menos nuestro personaje que sobresale en este cuadro paisajístico de estilo bucólico y dominguero. Es un joven en silla de ruedas que va encarando la pesada montaña, cuya cima sobrepasa los 3000 metros sobre el nivel del mar. Brazada tras brazada, avanza unos cuantos centímetros con el firme entusiasmo de llegar a la meta junto a la caravana de los amantes al deporte. La osadía con la que le rompe la cara al duro destino, inició a las 8:30 de la mañana, este día de verano intenso.

IntermedioDos

A pesar de su discapacidad, Daniel Fernando Rodríguez, quiere convertirse en el rey de la silla de ruedas de Patios. Quiere sumarse a ese entusiasmo deportivo que saca a la gente de las cómodas camas y los pone a ‘sufrir’ apenas lo necesario para que el corazón marche bien. A Daniel, le gusta mantenerse en buen estado físico, pues hacer deporte en silla de ruedas requiere entrenamiento: salidas constantes, tiempos por vencer y disciplina.

Hombres y mujeres que pasan en bicicleta o trotando con el pulso alterado, le dan voces de ánimo a este joven de 19 años que se describe como una persona pacífica y de mente abierta. La Ciclovía es un espacio que Daniel frecuenta cada domingo, no obstante, ahora enfrenta retos mayores como esta escalada que conduce al municipio de La Calera.

Intermedio

La camiseta azul que lleva puesta muestra que hace poco participó en una competencia atlética organizada por el Ejército Nacional. En una hora, recorrió en su silla tres de los diez kilómetros que comprendían el evento deportivo. “Cuando era más pequeño sentía pena y no quería salir, pero mi mamá me enseñó que uno es quien se pone límites, nadie tiene el derecho a humillarlo a uno por su condición de discapacidad  y siempre pa’ adelante hasta el día que uno se muera”, dice.

Vamos en la mitad de la subida y el cansancio empieza a mermar las fuerzas de los brazos de Daniel. Aquí es cuando su inseparable amigo Jhencarlos Ramírez, le pasa una soga para darle momentáneamente una mano, hasta que su corazón también se reviente. La cuerda de color azul es un símbolo de unión entre estos dos seres que han sobrevivido a la adversidad. La soga representa toda una infancia compartida en una fundación que les brindó lo esencial para vivir y darles las fuerzas para escalar esta montaña.

El parcero lo hala

“Cualquiera no tiene un amigo discapacitado, porque no tiene la consciencia; uno tiene que pensar en las demás personas”, asegura Jhen Carlos, quien de un tiempo para acá practica atletismo y valida el bachillerato. Hoy, como siempre, ha transitado desde el 20 de julio para recoger a su entrañable ‘parcero’ con el que comparte este día de verano y sudor.

Atrás han quedado más de 15 curvas, entre ellas, las de mayor dificultad, donde algunos ciclistas flaquean y ponen pie en tierra. Han transcurrido más de 45 minutos y la meta está a un poco más de un kilómetro que en estas condiciones puede ser toda una eternidad. Tanto Daniel como Jhen viven el castigo de la altura y el cansancio.

“A las personas que están en silla de ruedas les digo que salgan, que no les de pena, que no se humillen ante la sociedad, por lo contrario, que vayan con la frente en alto a donde quieran salir sin miedo ni nada”, dice Daniel.

hermanos
Daniel y JhenCarlo son amigos desde muy pequeños

“¡Buena esa!”, “¡vamos campeón!”, es lo que se escucha en la última curva que culmina en la cima de Patios, un verdadero hervidero de ciclistas. Daniel saca las fuerzas de donde siempre las ha sacado para encarar la vida y da los últimos impulsos a la silla de ruedas. En esta oportunidad está poniendo un nuevo registro personal, una hora exacta, desde que inició el ascenso en la carrera séptima con calle 85.

La cara del esfuerzo sobrehumano con la que Daniel pasa esa línea imaginaria de la meta, es similar a las miles de caras de cansancio de ciclistas aficionados o profesionales y de atletas que han coronado una vez más este emblemático puerto de montaña. Cada quien a su manera ha molido sus demonios y evaporado las pesadumbres. Todos han venido por gusto y, su sudor, en especial el de Daniel, los delata como seres imprescindibles.

DanielPatios (10)

 

Por: César Augusto Penagos Collazos

Instagram: la_sinfonia_del_pedal

Facebook: @LaSinfoniaDelPedal

Comentarios y sugerencias: [email protected]

Comentarios